Secuencian el genoma de los kungas, cruces entre burras y asnos salvajes sirios

Gracias a diversas fuentes escritas e iconográficas de 4.500 años de antigüedad, los arqueólogos han sabido durante décadas que la élite de Mesopotamia utilizaba unos équidos muy apreciados, llamados kungas, para funciones ceremoniales, diplomáticas y bélicas, aunque su clasificación zoológica no se había podido determinar de forma concluyente. Sin embargo, los resultados de un novedoso estudio de ADN, publicados este viernes en Science Advances, revelaron que este animal era producto de la cruza entre burros domésticos y hemipos (una especie de asno salvaje sirio ya extinto), documentando así las primeras pruebas de cría de animales híbridos en la historia. Imagen: British Museum.

Para descubrir la verdadera identidad del kunga, los investigadores analizaron unos antiguos esqueletos que habían sido enterrados en Siria, con la intención de estudiar su material genético y despejar esta incógnita sobre la historia evolutiva del género Equus.

La combinación entre los antiguos genomas, el trato durante el entierro y los registros arqueológicos sugieren que estos animales híbridos se corresponden a los valiosos kungas”, dijo en un correo electrónico la coautora del estudio Eva-Maria Geigl, experta en paleogenómica de la Universidad de París. “El análisis de estos antiguos genomas saldó una polémica muy antigua y sirvió para identificar los primeros équidos híbridos creados por los humanos, destacando su papel fundamental en el ‘arte de la guerra’ siglos antes de que llegaran los primeros caballos domésticos a la zona”.

El equipo analizó 25 esqueletos de équidos encontrados en un cementerio cerca de Alepo de la élite siria que tiene más de 4.500 años de antigüedad. Algunos de los animales parecían haber sido asesinados a propósito para el entierro. El análisis de los équidos indicó que las criaturas no eran caballos o asnos. Eso llevó a los investigadores a creer que podría tratarse de un animal híbrido. Los dientes de los esqueletos estaban desgastados, lo que sugiere que en vida habían llevado puestos bocados y bridas.

Para certificar la identidad de los esqueletos, el equipo comparó muestras genéticas de los huesos con otras descubiertas en el famoso yacimiento arqueológico turco Göbekli Tepe y con las de los últimos supervivientes de los asnos sirios (ya fallecidos) que estaban conservados en el Museo de Historia Natural de Viena.

Los investigadores encontraron que las muestras obtenidas en Turquía eran de la misma especie que los animales de Austria y que formaban el linaje paterno de los esqueletos en Siria. El burro (E. africanus) formaba parte del linaje materno del misterioso équido y el asno salvaje sirio (E. hemionus) formaba parte del linaje paterno. Los asnos salvajes sirios posteriores eran más pequeños que los kungas, por lo que el equipo creyó que los asnos salvajes supervivientes eran descendientes más pequeños de los primeros miembros de la especie.

Es sorprendente ver como estas sociedades antiguas dominaron algo tan complejo como la cría de híbridos, ya que fue un acto intencional: tenían el burro doméstico, sabían que no podían domesticar al asno salvaje sirio y tampoco domesticaron los caballos”, dijo Geigl . “Así que desarrollaron intencionalmente una estrategia para criar dos especies diferentes y combinar así las diferentes características que encontraron deseables en cada una de esas especies”.

https://www.cnrs.fr/en/horses-ass-hybrids-were-bred-warfare

https://www.science.org/doi/10.1126/sciadv.abb0030?adobe_mc=MCMID%3D79038038296913794441671075933259413940%7CMCORGID%3D242B6472541199F70A4C98A6%2540AdobeOrg%7CTS%3D1642166818

Acerca de Félix Ruiz

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