Los investigadores encontraron las estatuas parcialmente sumergidas en el agua dentro del templo funerario del faraón, ubicado en la orilla oeste del Nilo, a la altura de la ciudad de Luxor. Aparte de las esfinges, el equipo halló tres bustos de granito negro de la diosa Sejmet, símbolo de la fuerza y el poder, y la protectora de los faraones que los guiaba en guerras.
Además, los arqueólogos descubrieron varias inscripciones en las paredes, así como imágenes que representaban las celebraciones religiosas y escenas rituales. Mientras, las bases de columnas y bloques de piedra hallados en el lugar revelaron que la grande sala de pilares, de hecho, era más larga de lo que se imaginaban los científicos hasta el descubrimiento.
Después de llevar a cabo la limpieza y restauración de las estatuas, los arqueólogos encontraron una inscripción en el pecho de una de ellas, que rezaba “el amado del dios Amón Ra“, haciendo referencia al dios del Sol.
Por su parte, Horig Sorosian, el investigador principal, recalcó la importancia del hallazgo, ya que las esfinges “confirmaron la presencia del inicio de la vía procesional” y ahora los científicos lograron ubicarlo.