La legendaria desaparición de Cahokia ha traído de cabeza a los arqueólogos por décadas. La metrópoli precolombina más emblemática de América del Norte ha sido un gran misterio que, ahora, podrá quedar derrumbado por el análisis de heces humanas antiguas y otras pistas demográficas.
Cahokia, ubicada en el sur de Illinois, fue el centro de la cultura de Mississippi. Pero en el siglo XV había sido abandonada debido a inundaciones, sequías, escasez de recursos y otros factores de despoblación. Pero, contrariamente a las nociones románticas de la civilización perdida de Cahokia, el éxodo no fue duradero, según un nuevo estudio de UC Berkeley.
El estudio que aborda el «mito del indio desaparecido» fue impulsado por A.J. White, estudiante de doctorado en antropología de la Universidad de California Berkeley. Los coautores del estudio son Samuel Muñoz de la Northeastern University, Sissel Schroeder de la Universidad de Wisconsin-Madison y Lora Stevens de la California State University de Long Beach.
«Uno podría pensar que la región de Cahokia era un pueblo fantasma en el momento del contacto europeo, según el registro arqueológico», dijo White. «Pero pudimos reconstruir una presencia de nativos americanos en el área que perduró durante siglos».
En este sentido, todo apunta a comunidades construidas en torno al cultivo de maíz, la caza de bisontes e incluso la quema controlada en los pastizales, lo que es consistente con las prácticas de una red de tribus conocida como la Confederación de Illinois.
Los datos de estanol fecal también se midieron en el primer estudio de White sobre los cambios demográficos del período Mississippiano de Cahokia, publicado el año pasado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. Descubrió que el cambio climático en forma de inundaciones y sequías consecutivas desempeñaba un papel clave en el éxodo de los habitantes de Mississippi de Cahokia.
«Hay muy poca evidencia arqueológica de una población indígena más allá de Cahokia, pero pudimos llenar los vacíos a través de datos históricos, climáticos y ecológicos, y la clave fue la evidencia del estanol fecal», dijo White.
Los últimos hallazgos, publicados recientemente en la revista American Antiquity, demuestran que una nueva ola de nativos americanos repobló la región en el siglo XVI y mantuvo una presencia constante allí durante el siglo XVIII, cuando las migraciones, la guerra, las enfermedades y el cambio ambiental condujeron a una reducción en la población local.