Las ilustraciones, que generalmente se ubican al comienzo de cada capítulo, transmiten información que no se encuentra a menudo en otros registros históricos. Si bien las imágenes rozan la idealización, revelan una cantidad de información extraordinaria sobre la ropa, los objetos y el mobiliario de la época. También muestran interacciones entre personas que reflejan la cultura y la sociedad en las que se hicieron estos libros.
En una escena que acompaña al capítulo sobre el cuidado del recién nacido, se representa a dos mujeres una frente a la otra. Una inspección más cercana muestra que una de esas mujeres estira y agarra el seno expuesto de la otra mujer. La escena representa la evaluación de una posible nodriza.
Las nodrizas se utilizaron a lo largo de la Edad Media por algunas familias de élite que podían pagarlas. Elegir una buena nodriza era fundamental, cargado de implicaciones de vida o muerte. Tal es así que una nodriza enferma podía matar a los niños de inmediato.
En la Edad Media, la salud de los miembros de la familia, desde la infancia hasta la vejez, se mantenía a través de una variedad de estrategias que buscaban el equilibrio del cuerpo. El “Régime du corps” recomendaba una amplia gama de tratamientos, incluida la liberación de fluidos corporales mediante purgas o sangrías para mantener dicho equilibrio.
La colocación de ventosas sobre la piel fue uno de los procedimientos supervisados por los cirujanos, porque implicaba rascar o perforar la piel antes de aplicar la succión. En los manuscritos del “Régime du corps” se puede ver que los hogares de la alta sociedad hicieron uso de tales procesos. Pero también se muestra a las mujeres administrando tratamientos, incluso en varias escenas de ventosas.
Tales imágenes muestran que la atención médica medieval involucraba muchas herramientas como medicinas, tratamientos quirúrgicos, comida, oración y amuletos. Además, una amplia gama de personas ofrecía sus servicios tanto dentro como fuera del hogar. En ocasiones, las mujeres administraban esa atención de manera profesional, pero también lo hacían a través de la supervisión de sus propios hogares.
El “Régime du corps” ofreció a los propietarios imágenes que reflejaban su mundo, mostrando a mujeres ejerciendo autoridad sobre el cuidado de sus familias. También se las ve brindando tratamiento y contribuyendo a un hogar bien administrado. Los propietarios de estos exquisitos libros también recibieron un beneficio adicional: la posesión de estos era sin duda un símbolo de estatus.
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