La escritora y folclorista británica Katharine Briggs explica por qué no deberíamos usar la expresión “modo duende” para referirnos al confinamiento en pandemia

La escritora y folclorista británica Katharine Briggs explica que el término duende se usa para nombrar a espíritus malignos y maliciosos. Generalmente dichos seres son pequeños y de apariencia grotesca. La palabra duende evolucionó para referirse a una especie subterránea. Por esa razón la expresión cobró sentido para designar a las personas que decidían languidecer en el interior de sus hogares durante el encierro. Sin embargo, no habría más similitudes que esas.

El comportamiento de los duendes puede variar desde bromas leves hasta actos de terror absoluto. Para muchas culturas, los duendes son una amenaza en el hogar. En algunas de ellas los duendes se caracterizan por cambiar de forma, por lo general se convierten en animales.

En los poemas victorianos describen que los duendes se portan mal. Por ejemplo, utilizan frutos de hadas prohibidos para atraer a las víctimas femeninas a su perdición. La mayoría de los duendes representados en la literatura y el folclore son activos y hacen bromas. Generalmente causan problemas a los humanos que los rodean. No se sientan pasivamente en casa, rodeados de comodidades, holgazaneando todo el día.

Incluso se podría considerar que la tendencia del “modo duende” difama a ciertos duendes. Ciertos tipos de duendes como los hobgoblins son serviciales y están bien dispuestos a ayudar a la humanidad. Pero también puden mostrarse traviesos y astutos.

La experta en mitología sostiene que el modo duende podría ser un nombre poco apropiado para designar al comportamiento en pandemia. Sin embargo, hay otra criatura mítica cuyas características son más adecuadas para este período de tiempo: el vampiro.

Desde siempre, a los vampiros se los asocia con la enfermedad y el contagio. Esta caracterización proviene de Drácula, pero también se asoció a estos seres con el contagio y la contaminación en otras historias de vampiros.

Por ejemplo, la película Nosferatu salió en 1922, poco después de la pandemia de influenza española entre 1918 y 1919. Dicha pandemia mató a más personas en todo el mundo que la primera guerra mundial. La palabra Nosferatu es similar a la palabra griega nosforos, que significa “portador de la plaga”. Incluso sus creadores le dieron apariencia de una rata de plaga, con colmillos en la parte delantera de la boca.

En los últimos 200 años, los vampiros han evolucionado de criaturas causantes de plagas a símbolos sexuales brillantes. Por lo que sería más coherente seguir el ejemplo de los vampiros modernos y aspirar a salir de la pandemia como mejores versiones de nosotros mismos.

https://theconversation.com/goblin-mode-a-gothic-expert-explains-the-trends-mythical-origins-and-why-we-should-all-go-vampire-mode-instead-180282

Acerca de Félix Ruiz

Trabajador Social de formación y apasionado de las temáticas relacionadas con el misterio desde siempre. Redactor de noticias, escritor novel, lector compulsivo y buscador incansable de preguntas que compartir con todo aquel que sea curioso y quiera saber más.

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