No se conoce su nombre ni tampoco el origen de su especie, solo sabemos que se cruzó con los neandertales y denisovanos unos 50.000 años atrás. Un período que coincide con la aparición de un homínido adolescente nunca antes visto, y con otro espécimen híbrido descubierto recientemente en Denisova.
La evolución del ser humano se dio gracias a un montón de cruces ocasionales entre homínidos antiguos y extintos de otras especies. Es por eso que los científicos han estado buscando alguna evidencia genética que confirme una «tercera introgresión», es decir, un cruce con otra especie durante la gran migración africana. Esta era una tarea difícil ya que los híbridos de dos especies no suelen engendrar descendientes fértiles. Por lo tanto, la única forma de hallar un híbrido es buscando en el ADN esos pequeños fragmentos homínidos que coexisten con los modernos. Teniendo esto en cuenta, los científicos construyeron un modelo demográfico con una IA de aprendizaje profundo. En esencia, una línea de tiempo para rastrear con quiénes se cruzaron nuestros antepasados.
La aplicación de este tipo de análisis de IA es algo completamente nuevo para la antropología, por lo que no se pudo extraer mucha información sobre el tercer ancestro humano. Pero usando una técnica estadística llamada inferencia bayesiana, los investigadores encontraron:
- Evidencias de un tercer cruzamiento en todas las poblaciones asiáticas y oceánicas.
- Un lugar de origen para esta población fantasma, en las cuevas de Siberia.
- Y un posible vínculo entre este tercer ancestro, los neandertales y los denisovanos.
Desde el punto de vista de la IA, esta tercera población podría ser un linaje que se separó temprano de los denisovanos, o por el contrario, un híbrido particular entre los los neandertales y los denisovanos que de alguna forma se volvió a cruzar con sus ancestros.
La inteligencia artificial realizó varias simulaciones en las que se cruzaban homínidos. Pero en el proceso la IA también comparó los rastros hallados del posible tercer ancestro con algunos restos humanos antiguos. Gracias a esto fue que el equipo encontró una evidencia fósil que respalda la existencia de otro antepasado en Siberia, específicamente en las cuevas de Denisova. Se trata de un hueso hallado en 2018 que pertenecía a un niño híbrido. Un análisis más profundo reveló que el padre denisovano tenía al menos un ancestro neandertal y otro desconocido, lo que sugiere que este tipo de apareamiento entre especies era frecuente.
“Queríamos encontrar estos lugares de alta divergencia en el genoma, ver cuáles son neandertales y cuáles son denisovanos, y luego ver si estos explican todo el panorama. Pero descubrimos que, si se restan las partes neandertal y denisovans, todavía hay algo en el genoma que es muy divergente“, dijo Bertranpetit al Smithsonian, científico en el Institute of Science Education & Research (IISER).