Según los autores, el calor extremo que dio origen al fenómeno se debe a un cometa que explotó hace unos 12.000 años – cerca del final del Pleistoceno – justo por encima de la zona. Los fragmentos retorcidos y doblados de vidrio de silicato de hasta 50 cm de ancho “concentrados en ciertas áreas del desierto de Atacama cerca de Pica indican casi simultáneas e intensas explosiones en el aire cerca de la superficie de la Tierra”, reza el artículo.
Anteriormente, un equipo diferente pensaba que provenían de antiguos incendios de hierba, mucho antes de que el área se convirtiera en un desierto, que ardía lo suficiente como para transformar el suelo. Pero el equipo reciente sospecha que un objeto extraterrestre es la fuente de la rareza geológica debido a la constitución y estructura mineral únicas, que mostraban evidencia de estar doblados y transformados mientras aún estaban líquidos. Esos detalles se han observado en otros restos de explosiones en el aire y no se verían tan violentos.
Además, el equipo encontró minerales que provienen de otras rocas espaciales, como troilita y cubanita. Tales inclusiones son similares a las recolectadas por la NASA durante la misión Stardust, del polvo del cometa Wild-2 en 2004, según un comunicado emitido por la Universidad de Brown, participante en la investigación.
“Es la primera vez que tenemos evidencia clara de vidrios en la Tierra que fueron generados por la radiación térmica y los vientos de una bola de fuego que explotó justo sobre la superficie”, señaló Pete Schultz, profesor emérito del Departamento de Tierra, Medio Ambiente y Planetario de la universidad estadounidense.
“Muchos de nosotros hemos visto bolas de fuego de bólidos atravesando el cielo, pero esos son pequeños puntos en comparación con esto”, dijo el científico, quien descartó las hipótesis anteriores de que los fragmentos de vidrio fueran resultado de antiguos incendios de pastos, ya que la región no siempre fue un desierto.
El análisis químico detallado de docenas de muestras tomadas de depósitos de vidrio en toda la región, llevado a cabo conjuntamente con el Centro de Ciencias Fernbank de EE.UU. y la Universidad Santo Tomás y el Servicio de Geología y Minería de Chile, encontró que unos minerales llamados circones se habían descompuesto térmicamente hasta formar otro mineral denominado baddeleyita.