Según estos especialistas, evaluamos las emociones todo el tiempo. Por ejemplo, con la tristeza puedes sentir que es desagradable estar triste. También puedes pensar que es bueno sentirse triste durante una película triste. Algunas emociones pueden venir con esta contradicción incorporada: pueden ser agradables pero malas, o pueden ser desagradables pero deseables. El componente evaluativo, señala el estudio, está influido por factores sociales. Por ejemplo, está “mal” sentirse feliz en un funeral, incluso si se siente bien al estar feliz.
El estudio deja en claro que evaluar es algo que necesita hacer el cerebro para ayudarnos a regular nuestras emociones de acuerdo con las normas sociales. Por lo tanto, la evaluación es una “etapa hacia la regulación”. Esto, a su vez, influye en cómo nos comportamos. Los investigadores aclaran que el conocimiento que tienen las personas puede dar forma a sus experiencias con las emociones y, por supuesto, lo que hacen con ellas.
El equipo encontraron evidencias de cuál es la parte del cerebro que se encarga de la evaluación de emociones. Para ello, estudiaron a 25 individuos, a los que se les pidió que emitieran juicios sobre distintas emociones. Su actividad cerebral, incluidas las áreas del cerebro involucradas durante el proceso, se estudió mediante resonancia magnética funcional.
Los investigadores encontraron que las áreas prefrontales anteriores del cerebro, en particular la corteza prefrontal medial (mPFC), la PFC ventromedial (vmPFC) y el precúneo, eran las más activas cuando los sujetos de prueba evaluaban sus emociones como buenas o malas. Esto respalda la evidencia previa que sugiere que la corteza prefrontal es importante para el juicio, la evaluación, las preferencias y la moralidad.
https://academic.oup.com/scan/advance-article/doi/10.1093/scan/nsac024/6554395?login=false