Sin embargo, los investigadores de la Universidad de Turku confirmaron que solo una persona había sido enterrada y un análisis de ADN reveló que el individuo posiblemente padecía una condición genética conocida como síndrome de Klinefelter, en la que los varones nacen con un cromosoma X adicional.
Si bien los síntomas de una persona con los cromosomas XXY pueden variar en función de diferentes factores, el síndrome suele causar el agrandamiento de los pechos, disminución de la masa muscular, reducción del vello corporal e incluso infertilidad, explican los expertos.
“Es probable que el individuo encontrado en Suontaka tuviera los cromosomas XXY, aunque los resultados de ADN se basan en un conjunto muy reducido de datos“, enfatizó la investigadora postdoctoral Elina Salmela refiriéndose a que el material genético estaba muy dañado.
Por otro lado, los investigadores creen que pese a esta particularidad el individuo enterrado era un miembro muy respetado de su comunidad, desafiando las creencias tradicionales sobre los roles de género de la época. En su tumba se depositaron varios objetos valiosos, incluida una manta de plumas suaves con pieles.
El estudio también reveló que de las dos espadas encontradas en la tumba, solo una perteneció al lugar del entierro original. La impresionante espada con un mango de bronce probablemente se haya escondido en la tumba en un momento posterior al entierro original.
“La abundante colección de objetos enterrados en la tumba es una prueba de que la persona no solo fue aceptada sino también valorada y respetada. Sin embargo, la biología no dicta directamente la identidad de una persona“, comentó la investigadora Ulla Moilanen.