A finales del año 2013, se hallaron interesantes nuevas evidencias que se remontaban a hace más de cinco milenios y aportaban datos sobre el enigma de las bolas de arcilla mesopotámicas. Mediante un escaneo por tomografía computarizada destinado a examinar el interior de las bolas de arcilla, el estudio llegó a la reveladora conclusión de que las bolas podrían de hecho ilustrar “el más antiguo sistema de almacenamiento de datos del mundo.”
Tras su descubrimiento en la década de 1960 en el yacimiento de Choga Mish, Irán, el propósito de estas 150 bolas de tamaño diverso (desde una pelota de golf hasta una de béisbol) confundió en un principio tanto a descubridores como a investigadores. Habiendo sido encontradas en lo que fue en el pasado una región de ciudades prósperas y civilizadas, muchos plantearon que podrían constituir algún tipo de método para registrar las transacciones económicas. Esta conclusión estaba basada en el análisis de una bola de arcilla similar de hace 3.300 años hallada en un yacimiento de Mesopotamia. La bola en cuestión contenía 49 piedrecitas y un texto cuneiforme con un contrato en el que se ordenaba a un pastor que cuidara de 49 ovejas y cabras. Sin otras evidencias, esta teoría seguía siendo apenas una posible explicación para su uso y función. Incluso si esta hipótesis se demostrara correcta, aún no estaba claro exactamente cómo habrían funcionado las bolas para registrar el intercambio de mercancías en épocas prehistóricas, cuando aún no se utilizaba la escritura.
En busca de respuestas, los investigadores examinaron en mayor profundidad las esferas de arcilla. Para ello hicieron uso de equipos de alta tecnología y modelos tridimensionales para observar el interior de las bolas, descubriendo que contenían lo que parecían ser ‘fichas’ de muy variadas formas geométricas. Los científicos concluyeron entonces que era posible que las diversas formas expresaran números utilizados para contabilizar los diferentes tipos de productos con los que se comerciaba. De ser ése el caso, sería posible averiguar el significado de cada una de las ‘fichas’ de formas diversas analizando la situación relativa de los diferentes tipos de fichas entre sí.
Se observó además que una de las bolas de arcilla, ahora llamadas también ‘envolturas’, incluía interesantes anomalías. Algunas de las fichas que contenía habían sido preparadas de forma diferente, siendo en primer lugar envueltas en tela antes de ser introducidas dentro de la bola, y habiéndose vertido a continuación sobre ellas algún tipo de líquido bituminoso. Parece que estos procedimientos constituían métodos destinados a proteger la información contenida en las bolas e impedir su manipulación.
Otra característica de algunas de las bolas son sus minúsculos canales entrecruzados, que en opinión de Christopher Woods, profesor del Instituto Oriental de la Universidad de Chicago, habrían albergado finos hilos que se unirían en el exterior. Estos hilos podrían haber servido de soporte para etiquetas, hechas quizás de cera, que reflejarían las cantidades expresadas por las fichas ocultas en el interior de las bolas de arcilla.
Así pues, como podemos comprobar, lo que aparentemente es un objeto relativamente simple en su superficie, una vez estudiado en profundidad se convierte en un dispositivo sumamente avanzado para su época.
El profesor Woods expone en detalle el propósito de estas antiguas bolas de arcilla:
“Las fichas representan números de sistemas metrológicos (de medida), no palabras, y los propios envoltorios constituyen recibos para el desembolso de mercancías y bienes diversos.”
Aun así, el significado exacto de cada una de las fichas y símbolos de las esferas continúa siendo un enigma sin resolver. Pero se acepta que forman parte de un antiguo sistema de contabilidad previo a la escritura, constituyendo ejemplos de lo que se conoce como bulla, sellos. Se han encontrado elementos de este tipo procedentes del antiguo Próximo Oriente datados en épocas tan remotas como el VIII milenio a. C.
Ésta no es la única región en la que se han encontrado este tipo de esferas, ni el único lugar en el que se han descubierto bolas de arcilla o piedra similares. En Escocia se hallaron más de 400 bolas de piedra grabadas datadas en el período Neolítico, entre el 3000 a. C. y el 2000 a. C., mientras que en la antigua ciudad neolítica de Çatalhöyük (Turquía) se descubrieron miles de bolas de arcilla del tamaño de una pelota de béisbol. ¿Es una coincidencia que se hayan encontrado este tipo de elementos en tantos países de todo el mundo, y siempre pertenecientes a la misma época? ¿Eran utilizados para el mismo propósito? Parece que aún nos queda mucho por aprender sobre estas enigmáticas y milenarias bolas de arcilla de Mesopotamia.