Investigadores estadounidenses han publicado un nuevo modelo matemático de cómo era antiguamente la atmósfera de la Luna. Según los científicos de la NASA y de la Universidad Estatal de Arizona, hace 4.500 millones de años nuestro único satélite estaba rodeado de una atmósfera heterogénea no muy densa compuesta principalmente de sodio que se extendía sobre un enorme océano de magma, según expone la breve descripción del modelo publicada por New Scientist.
Conforme con la teoría aprobada por la ciencia, la Luna se formó después de que un objeto del tamaño de Marte colisionara contra la Tierra. La nube de escombros producto de esta colisión terminó convirtiéndose en la Luna. Tras el impacto, la Tierra se calentó hasta temperaturas altísimas. El calor que desprendía provocó que desde el océano de magma que cubría la antigua Luna se evaporaran elementos volátiles como sodio y silicio, que con el tiempo acabaron formando una atmósfera. La atmósfera lunar era muy caliente, alcaba temperaturas superiores a 1.700 grados Celsius en su parte más cercana a la Tierra, donde la capa de gas era más densa y más cálida debido a la cercanía de nuestro planeta.
Con el tiempo la Luna se fue enfriando y el océano de lava se solidificó, de manera que, mil años después de la formación del satélite, el magma endurecido creó sobre el océano una «tapa» sólida que detuvo la vaporización de sodio y silicio, tras lo cual la atmósfera rápidamente desapareció. En su trabajo los investigadores señalan que rastros de la primitiva atmósfera lunar, compuesta principalmente de sodio, podrían ser detectados en la superficie del satélite incluso en nuestros días, especialmente en la parte de la Luna que mira hacia la Tierra.