La cosmología cíclica conforme o CCC: ¿nuestro Universo no es el primero?

Según esta teoría de Roger Penrose y su equipo —que llaman cosmología cíclica conforme o CCC—, los universos burbujean, se expanden y mueren una y otra vez, y los agujeros negros que existieron van dejando un rastro perceptible en los universos que siguen.

Vivimos en un tiempo en el que las teorías más revolucionarias que se puedan imaginar aparecen día tras día. El descomunal avance científico que hemos vivido en los últimos 150 años ha permitido conocer mucho mejor el papel de nuestro planeta en el Universo, así como el funcionamiento de este, lo que supone uno de los grandes misterios que quizá nunca serán resueltos del todo. Y es que algo tan descomunal es muy complicado de descifrar, sobre todo teniendo en cuenta sus inimaginables dimensiones.

Pero dentro de las hipótesis más vanguardistas que se manejan en la física, comienza a vislumbrarse una que supera a las demás: nuestro Universo no sería el primero, sino que existiría un ciclo de destrucción y creación de Universos continuo, y que además dejarían rastros capaces de ser detectados. Esta es la idea de Roger Penrose y su equipo, rastreadores del fondo cósmico de microondas – o CMB, por sus siglas en inglés – y que tendrían la clave de una idea que a priori solo tendría cabida en un buen libro o película de ciencia ficción.

La teoría tiene un nombre a la altura de las expectativas: Cosmología cíclica conforme, o CCC. Según Penrose y su equipo, todos los Universos preexistentes, además del nuestro, burbujean. Son creados, se desarrollan durante periodos de miles de millones de años y acaban muriendo, solo para volver a surgir. En ese ciclo infinito, que abarcaría eones difíciles siquiera de plantear, los agujeros negros tienen un papel estelar, pues son ellos los que dejan un rastro detectable en los siguientes universos. Así lo explica el doctor Penrose en un nuevo artículo publicado en arXiv, donde él y otros colegas aseguran que es posible demostrar la CCC si se sigue el rastro de esos agujeros negros.

«Si el universo sigue y sigue, y los agujeros negros engullen todo, en cierto punto sólo vamos a tener agujeros negros», dijo Penrose al portal científico Live Science.

Es en este momento donde entra en escena Stephen Hawking, amigo y colega de Penrose durante años y la persona que estableció la teoría más famosa sobre los agujeros negros. Según la misma, el tiempo también pasa factura a su masa y energía, haciendo que se encojan de forma lenta hasta desintegrarse. El resultado es una sopa de gravitones y fotones, sin masa, sin estar sujetos a las reglas temporales y espaciales que conocemos, como defendía Einstein en su relatividad. El universo vacío tras el agujero negro está tan comprimido que podría asemejarse al existente en el momento en que se produjo el Big Bang, o eso es lo que plantean tanto Penrose como otros físicos teóricos. La muerte final del Universo – que es otra de esas cuestiones ampliamente debatidas y planteadas, pero complicadas de resolver – se asemejaría asimismo a esa compresión extrema del Big Bang. ¿Y luego? Pues el ciclo se reiniciaría y un nuevo Universo vendría a sustituir al anterior y a expandirse de forma sistemática e infinita.

¿Pero cómo es posible que algo que dejó de existir – al menos de forma teórica – deje rastro en un universo posterior? Según Penrose, las huellas rastreables no serían de los agujeros negros, sino de su energía residual, gastada durante miles de millones de años. La teoría de los agujeros negros de Hawking y la radiación por él planteada serían los ingredientes restantes.

«No es la singularidad del agujero negro o su cuerpo físico, sino toda la radiación Hawking del agujero a lo largo de su historia

Si Roger Penrose acierta, todo agujero negro disuelto deja una huella, grabada en las frecuencias de radiación del espacio, y que sobrevive a la muerte aparente del universo. ¿Y cómo se detecta algo así? El equipo tomó regiones circulares del cielo en las que la luz de las estrellas no abruman al CMB. Resaltó las áreas donde las frecuencias de microondas coinciden con lo esperado si se sigue la teoría de Hawking e hizo que “compitieran” para determinar que área coincidía con los espectros esperados de los puntos Hawking. Luego se pasó a comparar esos datos con otros falsos generados al azar. Si los datos de CMB generados aleatoriamente no pudieran imitar esos puntos de Hawking, eso sugeriría fuertemente que los puntos de Hawking recién identificados eran de hecho agujeros negros de eones anteriores.

¿Ciencia ficción? Quizá. Penrose ya ha sido criticado anteriormente por sugerir esta cuestión. Pero ahora cuenta con una nueva hipótesis que pretende revolucionar nuestra forma de entender el Universo, y de paso de demostrar que, a fin de cuentas, todo el vasto espacio no es más que un ente que vuelve a nacer y morir de forma gradual e infinita.

https://www.livescience.com/63392-black-holes-from-past-universes.html

Acerca de Félix Ruiz

Trabajador Social de formación y apasionado de las temáticas relacionadas con el misterio desde siempre. Redactor de noticias, escritor novel, lector compulsivo y buscador incansable de preguntas que compartir con todo aquel que sea curioso y quiera saber más.

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