Una imagen creada por el Proyecto DNA Doe, que intenta mostrar cómo podría haber verse Joseph Henry Loveless. DNA Doe Project
El pasado 31 de diciembre, la organización estadounidense creada para identificar personas fallecidas desconocidas utilizando genealogía forense, el Proyecto DNA Doe, anunció que ha logrado identificar a un forajido que mató a su esposa con un hacha y fue visto por última vez después de escapar de la cárcel hace más de 100 años. Un hito que, sin embargo, sigue dejando varios misterios sin resolver, como se verá más adelante.
Los restos del cuerpo fueron hallados en Idaho, concretamente en unas cuevas no muy alejadas de la localidad de Dubois. Los primeros restos se recuperaron, al parecer, en 1979. Posteriormente se hallaron más en 1991, aunque en ninguna de las dos ocasiones se encontró la cabeza de esta persona. Han tenido que pasar dos décadas para que la ciencia haya dado respuestas concretas. Tras examinar a más de 31.730 personas, el Proyecto DNA Doe identificó a este hombre como Joseph Henry Loveless e incluso rastreó a su nieto, de 87 años.
Una vez iniciada la investigación en torno a los restos del hombre, la organización descubrió que Joseph Henry Loveless, nacido en 1870 en la ciudad de Payson (Utah), tuvo varios problemas con la ley, pero en repetidas ocasiones consiguió escapar de la prisión. Buscando en archivos y recortes de prensa antiguos, se constató que en marzo y diciembre de 1914, Loveless fue arrestado por contrabando de licores, pero nunca cumplió la condena, ya que en una ocasión escapó tras serrar los barrotes de la cárcel y en otra consiguió detener de alguna manera un tren que lo escoltaba a la prisión y escapar.
Pero los crímenes de Loveless no quedan en esas pequeñas cuestiones. Se supo que estuvo casado dos veces. De su primera esposa, Harriett Jane ‘Hattie’ Savage, el criminal se divorció en 1904, cinco años después de la boda por “no poder mantenerla a ella y a su única hija”, según recoge la cadena NBC News. Un año después, se casó con Agnes Octavia Caldwell, con quien tuvo cuatro hijos. El 5 de mayo de 1916, Octavia Caldwell fue asesinada con un hacha y en presencia de al menos dos de sus hijos por un hombre llamado ‘Charles Smith’, que se describe en algunos informes como su esposo. El 11 de mayo, el asesino de la mujer fue arrestado bajo el nombre de ‘Walter Currans’. Esto podría indicar que Loveless usó varios apodos durante su vida, principalmente para escapar de la justicia por ser buscado debido a su reincidencia como delincuente.
Cabe destacar que en el funeral de la mujer, uno de sus hijos fue citado diciendo: «Papá nunca se quedó en la cárcel por mucho tiempo y pronto saldrá».
Varios días después, ‘Walter Cairns’ escapó de la prisión serrando los barrotes con una sierra que había escondido en su zapato. Si la tesis de los responsables del proyecto es cierta, no es de extrañar que el tal Cairns escapara fácilmente, pues Loveless ya lo había logrado más de una vez en el pasado.
«Al reconstruir estas historias, los informes sugirieron claramente que Walter Cairns, (Walter Currans), Charles Smith y Joseph Henry Loveless eran todos la misma persona, y que Agnes fue asesinada por su esposo. Esto fue confirmado más tarde […] a través de registros policiales», informó el Proyecto DNA Doe.
Pero queda un asunto pendiente. ¿Cómo y por qué acabó Loveless asesinado y decapitado en unas cuevas de Idaho? Según estimaciones de los responsables de la investigación, el delincuente murió a los 46 años tras ser asesinado y transportado a las cuevas cerca de Dubois poco después de que escapara de la cárcel en mayo de 1916, tras el asesinato de Octavia Caldwell.
Sus restos «fueron preservados durante 63 años, superando significativamente el intervalo post mortem [el tiempo transcurrido entre la muerte y el descubrimiento del cadáver] estimado de seis meses a cinco años», destacó la organización.
Se desconoce quién lo desmembró y decapitó, por lo que el caso permanece abierto. Aunque, al menos, se tiene constancia de a quién pertenece ese cuerpo y en qué circunstancias vivió, además de la reconstrucción facial que se muestra en la imagen de portada. Un caso centenario que la ciencia está ayudando a resolver, pero que sigue dejando muchas preguntas en el tintero.
