Se encuentra a 25 millones de años luz de la Tierra en la constelación Perros de Caza o Los Lebreles. Su tamaño es de 80.000 años luz de diámetro. No es mucho más pequeña que la Vía Láctea. Los astrofísicos pudieron notar el campo magnético mediante el uso de 27 telescopios VLA de nueva generación. Todos se encuentran en el estado estadounidense de Nuevo México.
«Esta es la primera vez que hemos detectado claramente lo que los astrónomos llaman campos magnéticos coherentes de gran escala en el halo de una galaxia espiral, con las líneas del campo alineadas en la misma dirección a lo largo de distancias de cientos de años luz», explica la astrofísica Marita Krause, del Instituto de Radioastronomía Max-Planck en Alemania. «Incluso hemos visto patrones regulares de este campo organizado cambiando de dirección».
Los científicos están seguros de que el estudio de los campos magnéticos en el futuro ayudará a comprender cómo se forman y se desarrollan las galaxias. Y también para descubrir cómo aparecieron estrellas como el Sol y planetas como la Tierra. Los primeros resultados de la investigación de un grupo internacional de astrónomos ya se han publicado en la revista Astronomy & Astrophysics.