El 19 de octubre de 2017, los astrónomos descubrieron el primer objeto interestelar que visitaba nuestro sistema solar. Los científico lo bautizaron oficialmente como 1I / 2017 U1, pero alcanzó la popularidad bajo el nombre de Oumuamua, que aproximadamente se traduce como “explorador” en hawaiano. Investigadores de todo el mundo se apresuraron a analizar el objeto antes que se perdiera más allá del alcance de los telescopios terrestres.
Los primeros informes de las características extrañas de Oumuamua llevaron a algunos a especular que el objeto podría ser una nave extraterrestre. Entre ellos, el polémico Abraham Loeb, al que le dedicamos un artículo en esta misma web (La polémica sobre Abraham Loeb y el origen inteligente de Oumuamua). El profesor Loeb es una de las voces más autorizadas del panorama internacional en cuestiones astronómicas. Por eso sus declaraciones a The Washington Post levantaron tanto revuelo en su momento, allá por febrero de este mismo año.
“Una nave espacial o parte de ella puede estar volando más allá de la órbita de Júpiter, con lo que los primeros extraterrestres ya están aquí”, dijo el científico al medio estadounidense.
Loeb elaboró un trabajo junto a su colega Shamuel Bialy, donde definían a Oumuamua como “una vela luminosa, flotando en el espacio interestelar como un escombro de un equipo tecnológico avanzado”. Así lo describieron en un artículo publicado en la revista ‘Astrophysical Journal’. Basura intergaláctica de una civilización lejana, quizá extinta. ¿A qué se agarran? Principalmente a sus inusuales características, su velocidad, trayectoria, su ausencia de cola o de síntomas de desgasificación cuando se acercó al Sol.
Ante este argumento, Loeb afirma, que Oumuamua no es sino “un objeto que es muy largo y no tiene más de 1 milímetro de grosor, tal vez un cilindro de un kilómetro de largo, o una vela de barco, tan ligero y delgado que la luz solar lo está expulsando de nuestro sistema solar”.
Esta tesis de la nave es respondida ahora por un nuevo análisis liderado por Matthew Knight, que señala que Oumuamua tiene un origen puramente natural. Los resultados se publicaron en Nature Astronomy.
“Nunca hemos visto nada como Oumuamua en nuestro sistema solar. Todavía es un misterio – explica Knight en un comunicado – . La hipótesis de la nave extraterrestre es una idea divertida, pero nuestro análisis sugiere que hay una gran cantidad de fenómenos naturales que podrían explicarlo. Aunque su movimiento es extraño. No se limita a seguir la gravedad a lo largo de una órbita parabólica como cabría esperar de un asteroide, el problema es que nunca ha mostrado ninguna de las características propias de un cometa. Aún no hemos visto nada como Oumuamua en nuestro sistema solar, perro en los próximos 10 años, esperamos comenzar a ver más”.