Los científicos, que se encuentran trabajando en la ciudad alemana de Halle, Sajonia-Anhalt, han examinado de nuevo el esqueleto del príncipe, afirmando que algunas de las lesiones observadas en sus huesos “apuntan al asesinato político más antiguo de la historia, probablemente de la mano de un guerrero experimentado”, según un informe publicado en DW
El cuerpo del príncipe fue examinado después de que los coautores Kai Michel y Harald Meller, arqueólogos de la Oficina Estatal de Arqueología y Gestión del Patrimonio del Estado de Sajonia-Anhalt, publicaran un nuevo libro sobre el enigmático Disco Celeste de Nebra., hallado precisamente en el mismo lugar que los restos óseos. Según un artículo publicado en Archaeology.com, el Disco Celeste de Nebra fue “un sensacional hallazgo arqueológico.” Este disco de bronce de 3.600 años de antigüedad, incrustado con símbolos de oro, revela una avanzada comprensión de los fenómenos astronómicos.
Hablando de la importancia del estudio forense, el co-autor Kai Michel comentaba a los reporteros: «En última instancia, estamos trabajando con los únicos restos conocidos de alguien directamente relacionado con el Disco Celeste de Nebra. Y hasta donde podemos contar, ahora hemos encontrado pruebas del asesinato político más antiguo de la historia».
En el año 2002, los científicos que inspeccionaban los restos del príncipe “identificaron lesiones”, aunque no pudieron presentar pruebas concluyentes de que el individuo hubiera sido asesinado. Pero el martes pasado, Frank Ramsthaler, director adjunto del Instituto de Medicina Forense de la Universidad de Saarland, anunciaba: «Hemos sido capaces de verificar tres claras lesiones en los huesos. Probablemente hubiera más lesiones, pero las tres confirmadas habrían resultado mortales. El arma del asesinato podría haber sido una daga, cuya hoja tendría que haber tenido al menos 15 centímetros (poco menos de 6 pulgadas) de largo».
Ramsthaler añadía que el esqueleto presentaba «una herida de seis milímetros de ancho y tres milímetros de profundidad en la undécima vértebra torácica», infligida probablemente por un guerrero que habría apuñalado «el vientre del príncipe hasta su columna vertebral». La fuerza de la lesión, según Ramsthaler, «indica que el príncipe habría sido apuñalado cuando estaba de pie contra la pared, o tal vez mientras estaba echado en el suelo».
El profesor Harald Meller identificaba asimismo una segunda herida que llegó “por encima y detrás de la clavícula”, partiendo en dos de forma efectiva el omóplato izquierdo del príncipe e hiriendo venas y parte de los pulmones.
Consideradas todas las pruebas, Meller especula que «el príncipe estuviese desprevenido y fuera sorprendido por el ataque».
El equipo de científicos intentó recrear los últimos momentos del príncipe, y aunque nunca podrán tener la certeza definitiva, la lesión del brazo sugiere que «el príncipe podría haber sido sorprendido por el atacante y haber intentado defenderse».