Arqueólogos egipcios han realizado dos hallazgos importantes en el Alto Egipto. Encontraron una cabeza escultórica del emperador romano Marco Aurelio y los restos del templo de Osiris, construido, presumiblemente, en el siglo VII a.C. Como señala el Dr. Aymen Ashmawi, del Ministerio de Antigüedades de Egipto, el hallazgo es único, ya que los arqueólogos rara vez descubren imágenes escultóricas de Marco Aurelio.
El emperador Marco Aurelio reinó en los años 161-180 de nuestra era. Prestó mucha atención a las leyes y la educación. Fundó varias escuelas filosóficas, también apoyó a niños de familias de bajos ingresos y huérfanos. A pesar de su carácter pacífico, Marco Aurelio libró con éxito la guerra contra los sármatas, y las tribus germánicas, así como con los partos. El emperador dejó una colección de pensamientos filosóficos, cuyas traducciones son más comunes bajo el título «A sí mismo».
La cabeza esculpida de Marco Aurelio con barba y el pelo rizado fue hallada en Asuán, Egipto, en el templo de Kom Ombo, construido en el 180-47 a.C., bajo los Ptolomeos. Inicialmente, el templo estaba dividido en dos partes, una de las cuales estaba dedicada al dios Sobek y la otra al dios Horus. La mayor parte del templo fue destruido por inundaciones y terremotos, y el resto fue utilizado como una cantera para una construcción posterior. Hasta el día de hoy, solo una pequeña parte ha sobrevivido. Por qué la estatua de Marco Aurelio pudo terminar en el templo de Kom-Ombo, los investigadores no lo explican.
Los restos del santuario de Osiris en Karnak fueron el segundo hallazgo. El complejo del templo estaba dedicado al dios Amón —que bajo los faraones de la dinastía XVIII (1550-1192) se convirtió en el dios principal de Egipto—, a su esposa, la diosa madre Mut y a su hijo Jonsu. El santuario de Osiris se construyó entre los templos de Amun y Mut. Los investigadores hallaron una entrada al santuario, columnas y paredes internas, así como una habitación, piedras de los cimientos y suelo.