En comparación con el medio formulado por los antiguos egipcios llamado temple, que combina la yema de huevo con pigmentos en polvo y agua, la pintura al óleo crea colores más intensos, permite transiciones de color muy suaves y se seca mucho menos rápido, por lo que se puede usar durante varios días después de su aplicación. preparación. Sin embargo, la pintura al óleo, que utiliza aceite de linaza o de cártamo en lugar de agua, también tiene inconvenientes, como ser más susceptible al oscurecimiento del color y al daño causado por la exposición a la luz.
En el estudio, los investigadores recrearon el proceso de elaboración de la pintura utilizando cuatro ingredientes (yema de huevo, agua destilada, aceite de linaza y pigmento) para mezclar dos colores importantes e históricamente populares, el blanco de plomo y el azul ultramar.
Cuentan los investigadores en su estudio que encontraron que agregar huevos a las pinturas al óleo “actúa como un antioxidante, ralentizando el inicio del curado”. Es decir, la combinación ayuda a evitar que la pintura se degrade. Según Ophélie Ranquet, autora del estudio que trabaja en el Instituto de Ingeniería de Procesos Mecánicos y Mecánica del Instituto de Tecnología de Karlsruhe en Alemania:
“Hay muy pocas fuentes escritas sobre esto, y ningún trabajo científico se ha realizado antes para investigar el tema con tanta profundidad. Nuestros resultados muestran que incluso con una cantidad muy pequeña de yema de huevo, se puede lograr un cambio sorprendente de propiedades en la pintura al óleo, lo que demuestra cómo podría haber sido beneficioso para los artistas.”
Una vez examinados los efectos del uso de proteínas de yema de huevo en el aceite, los científicos encargados de este trabajo descubrieron que las proteínas de huevo suprimían el agua absorbida en la pintura en ambientes húmedos. Así, mientras las pinturas se secaban, también ayudaban a prevenir el amarillamiento y las arrugas, “un problema que incluso encontró Leonardo da Vinci”, explican.