Una tablilla asiria parece contener referencias a una masiva tormenta solar ocurrida hace 2.680 años

Los científicos de la Universidad japonesa de Tsukuba lograron descifrar antiguos textos asirios de escritura cuneiforme, donde se describe una tormenta solar de hace 2.700 años detectada por los astrónomos asirios, informa la página web de la universidad. Las antiguas tablas mencionan un inusual resplandor rojo en el cielo, al comprobar la información, los investigadores identificaron tormentas solares que ocurrieron probablemente alrededor de 679 y 655 a. C.

Ese ciclo, probablemente una masiva tormenta solar, dejó un rastro de partículas que hoy es visible en las capas de hielo bajo la Antártida y en los anillos de los árboles fósiles. El equipo de investigadores británicos y japoneses se preguntaron si sería posible encontrar evidencias históricas de la tormenta en alguno de los registros astrológicos o astronómicos de civilizaciones que pisaron el planeta en aquella época.

«Según las muestras de anillos de árboles, durante este tiempo hubo un aumento rápido del cárbono-14 radioactivo en el medio ambiente, lo que se asocia con una mayor actividad solar», explica el autor principal del estudio, Yasuyuki Mitsuma.

En el siglo XIX, un equipo de arqueólogos descubrió miles de tablillas asirias. Sobre esas tablillas, los antiguos asirios habían documentado tratados, registros comerciales, leyendas como la famosa épica de Gilgamesh, y también notas astrológicas. Estas últimas notas incluyen fenómenos que aquella civilización registró con notable precisión como el paso de cometas y meteoritos que interpretaban como presagios del futuro.

Los investigadores japoneses que firman el reciente trabajo han examinado detenidamente esas tablillas en busca de comentarios que aludieran a eventos similares a las auroras boreales. Las auroras tiñen el cielo nocturno de colores debido a las partículas de viento solar interactuando con nuestra magnetosfera. Normalmente ese hermoso fenómeno solo es visible en regiones muy cercanas a los polos. Cuando se producen cerca del Polo Norte las conocemos como auroras boreales, y si son en el Polo Sur, auroras australes. Sin embargo, si la actividad solar es muy intensa, como en el famoso Evento Carrington de 1859, las auroras pueden ser visibles en latitudes mucho más próximas al ecuador.

Efectivamente, descubrieron reportes que mencionaban fenómenos como un resplandor rojizo o una nube rojiza que cubría el cielo nocturno. Según el estudio recién publicado en The Astrophysical Journal Letters, los tres avistamientos corresponden a tablillas que datan de entre los años 655 y 679 antes de Cristo, exactamente las mismas fechas en las que tuvo lugar el ciclo de alta actividad solar. La antigua Asiria está en una latitud similar a lo que hoy es Carolina del Sur, y también sabemos que el polo norte magnético estaba mucho más próximo a Oriente Medio de lo que está hoy. Una tormenta solar lo bastante fuerte es más que suficiente como para que se vieran auroras en Mesopotamia.

https://arxiv.org/ftp/arxiv/papers/1909/1909.05498.pdf

Acerca de Félix Ruiz

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