Un nuevo estudio niega que la Luna tenga que ver con los megaterremotos

Entre las decenas de mitos existentes en relación a los terremotos, uno de los más conocidos tiene que ver con la supuesta influencia de la Luna en cómo se producen.

Por ejemplo, el terremoto de magnitud 7,8 en la escala de Richter que en abril de 2015 dejó más de 5 mil muertos en Nepal, para muchos fue a causa de la influencia de Luna, que “al darse la vuelta”, generó el cataclismo. En aquella oportunidad los rumores incluían un terremoto de “magnitud 15” en la escala de Richter predicho por la Nasa, y que se produciría exactamente 72 horas después del primer evento. Obviamente nada ocurrió, salvo las acostumbradas réplicas, y nunca se comprobó que el satélite natural de la Tierra haya tenido algo que ver.

El tema reflotó un año después cuando una investigación publicada en Nature afirmó que efectivamente, existía una correlación entre las fuerzas de marea alta y los megaterremotos, esto a propósito de eventos como los de Chile, Indonesia y Japón.

En el mencionado estudio se menciona la forma en que las fases de la Luna (llena y nueva) son responsables, junto a la gravedad del Sol, de las mareas altas. En luna llena, ambos cuerpos “tiran” del agua desde  extremos opuestos, mientras que en luna nueva lo hacen desde el mismo lado. Así, para ambas situaciones las fuerzas gravitatorias se unen en vez de anularse, causando tal efecto.

En el caso de los terremotos, este efecto “ayudaría” a que las fallas terrestres que están en un equilibrio precario o a punto de deslizarse, pueden recibir el empujón definitivo, produciéndose el evento telúrico.

Para Susan Hough, científica del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS), no hay forma que los terremotos estén relacionados con la posición relativa de la Tierra respecto de la Luna o el Sol. En un estudio publicado en el Seismological Journal Letters, Hough realizó un análisis detallado de 204 terremotos con víctimas mortales ocurridos en los últimos cuatro siglos, centrando su tarea específicamente en los eventos de magnitud 8 y superiores para evitar cualquier tipo de temblor menor o réplica. Luego observó cada uno de esos eventos manteniendo en perspectiva el día y la fase lunar de ese día.

Así, Hough no encontró ninguna coincidencia o patrón que pueda indicar un vínculo entre las tasas de terremoto y las fases lunares. Notó señales extrañas -16 temblores de gran magnitud en un solo día-, que tampoco coincidieron con fases de luna llena ni luna nueva.

“Mi análisis estadístico mostró que este factor no es estadísticamente significativo”, afirmó la experta.

Hough incluso asignó al azar las fechas de los terremotos para ver si existía algún patrón que relacionara los temblores con las fases de la luna. Los patrones que aparecen en el conjunto aleatorio de datos también fueron similares al conjunto de datos original.

Observando estudios anteriores como el mencionado anteriormente, la científica indicó que las tensiones de marea de la Tierra, o las ondas que se forman a través de la superficie de la Tierra y no en las aguas debido al Sol y la Luna, podrían ser uno de los factores que contribuyen a los grandes terremotos.

“En algunos casos hay un efecto débil, donde hay más terremotos cuando las tensiones de las mareas son altas”, dijo.

“Pero si se leen los documentos, los autores son muy cuidadosos y nunca afirman que los datos puedan usarse para la predicción debido a que la modulación es siempre muy pequeña”.

Hough añade que los terremotos masivos sin un patrón apropiado de fase lunar pasarían inadvertidos, pero cuando un terremoto mortal golpea en luna llena, la tradición volverá a surgir inevitablemente.

Aún así, la científica reafirma su descrédito al mito. “No hay un historial de grandes terremotos en la luna llena”, señala.

https://phys.org/news/2018-01-great-earthquakes-affected-moon-phases.html

Acerca de Félix Ruiz

Trabajador Social de formación y apasionado de las temáticas relacionadas con el misterio desde siempre. Redactor de noticias, escritor novel, lector compulsivo y buscador incansable de preguntas que compartir con todo aquel que sea curioso y quiera saber más.

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