Un asteroide de entre 11 y 34 metros de diámetro nos hizo una visita esta mañana, pasando a solo la mitad de la distancia de la Tierra a la Luna. Llamado, 2017 AG13, el asteroide fue descubierto recién el sábado pasado (7 de enero) por el Catalina Sky Survey.
Si 2017 AG13 se hubiera precipitado hacia nuestro planeta, el evento provocado habría sido similar al de febrero de 2013, cuando un objeto de unos 20 metros de diámetro previamente desconocido se estrelló contra la atmósfera de la Tierra por encima de la ciudad rusa de Cheliábinsk. Esta roca explotó en el aire, generando una onda de choque que destrozó miles de ventanas y dejando más de 1.200 personas heridas como resultado de los fragmentos de vidrio.
Y si bien los meteoros de los tamaños mencionados —en teoría— siempre terminan desintegrándose en la atmósfera, el ángulo de entrada puede ser decisivo para que algunos fragmentos sobrevivan al intenso calor y logren hacer impacto, o bien exploten poco antes de tocar tierra; por lo cual, no dejan de ser un peligro.
El aún no tener la capacidad de detectar estos Objetos Cercanos a la Tierra (NEOs) con un tiempo «decente» de anticipación ha generado gran preocupación en gobiernos como el de EE.UU., que recientemente presentó un plan de acción con el objetivo de mejorar el tiempo de detección, para encontrar formas de desviar o destruir estas rocas espaciales peligrosas o, ante lo inevitable, estar preparados para dar una respuesta y controlar los daños.
La buena noticia es, por otra parte, que la mayoría de los «asesinos cósmicos» —i.e. aquellos NEOs con la capacidad de causar un daño apocalíptico a escala global en caso de impactar contra la Tierra— han sido descubiertos y ninguno de ellos representa una amenaza en el futuro cercano de la humanidad… Al menos, eso aseguran los investigadores de la NASA.
http://www.space.com/35265-newfound-asteroid-buzzes-earth-2017-ag13.html