Además de aportar un cohete Proton-M como lanzador, Rusia participaba en una parte fundamental de la misión con su módulo de descenso. Estaba previsto que el aterrizador ruso Kazachok desplegase el rover Rosalind Franklin en la superficie de Marte después de un aterrizaje suave con paracaídas. Roscosmos, la agencia espacial rusa, también había diseñado instrumentos para el rover.
Ahora la ESA ha anunciado un “estudio industrial acelerado” para definir sus opciones, empezando por servicios de lanzamiento alternativos al ruso. Esto incluye una revisión de los primeros lanzamientos del cohete europeo Ariane 6, cuyo vuelo inaugural está programado para finales de 2022. En cualquier caso, las condiciones orbitales hacen que los vuelos a Marte se concentren cada dos años, por lo que ExoMars no vería la luz, como mínimo, hasta 2024.
La ESA quería tener su primer rover en Marte para 2018. La misión, cuyo objetivo es recoger muestras y buscar signos de vida pasada en el planeta rojo, se retrasó a 2020. Después, por problemas en los paracaídas del Kazachok, volvió a retrasarse hasta 2022. Unos años antes, en 2016, la sonda Schiaparelli, que formaba parte del programa, se estrelló en la superficie marciana a más de 300 km/h.
Roscosmos retiró a su personal del puerto espacial de Kourou, en la Guayana Francesa, y todas las misiones Soyuz de Guayana han quedado suspendidas. Había un lanzamiento Galileo (el GPS europeo) programado para abril. Los lanzamientos del observatorio espacial Euclid, que estudiará la materia oscura midiendo la aceleración del universo, y del satélite EarthCARE, que observará los aerosoles en la atmósfera, estaban programados para principios de 2023.
Dmitry Rogozin, el director de Roscosmos, ha contestado a la ESA asegurando que Rusia “duplicará” el aterrizador Kazachok para mandarlo a Marte de manera independiente. Lo lanzará, dice, en el nuevo cohete Angará.
https://www.esa.int/Newsroom/Press_Releases/ExoMars_suspended