La policía británica desconoce si estos manuscritos valuados en millones de dólares fueron devueltos por la misma persona que los robó en 2001. Pero, aunque ese caso siga siendo un misterio, para la ciencia la devolución de estos cuadernos es motivo de celebración, pues en ellos están las ideas fundamentales sobre el origen de las especies.
Estos cuadernos constituyen las piezas centrales de la colección de “transmutación” de Charles Darwin. Es decir, los tomos B y C, en los que el naturalista plasmó todo lo que vió durante sus viajes por el mundo. Con lo cual podemos pensar en estos como una suerte de bitácoras, en las que se encuentran las pruebas que lo llevaron a desarrollar sus teorías evolutivas. Uno de los cuadernos contiene gran parte de las variaciones fisiológicas que Charles Darwin detectó a sus 28 años, después de regresar de las islas Galápagos. Una cronología de mutaciones que más tarde sirvió para sustentar su teoría sobre la selección natural. Supuesto que asegura que todas las especies mutan genéticamente para sobrevivir a las condiciones ambientales extremas.
El otro, un poco más desordenado, contiene esquemas sobre la ascendencia de ciertas especies. Aunque lo más fundamental en este es el boceto original del famoso “árbol de la vida” que Darwin utilizó para explicar su teoría de la evolución. Una ilustración muy simple que más tarde se convirtió en símbolo de la biología moderna, por facilitar a los científicos la visualización del parentesco entre antepasados y descendientes.
“La teoría de la selección natural y de la evolución son probablemente las teorías más importantes en las ciencias de la vida, y estos son los cuadernos en los que se compuso esa teoría. Esto los convierte en los documentos más notables de toda la historia de la ciencia”, dijo Jim Secord, profesor de historia en la Universidad de Cambridge.
Afortunadamente, todo parece indicar que estos son los verdaderos cuadernos robados de Charles Darwin. Esto debido a que la caligrafía coincide exactamente con la que utilizaba el naturalista en otros volúmenes sobre la evolución de las especies. Además de que el análisis de tinta confirma que está se aplicó sobre el papel hace más de cien años. Con lo cual es imposible que se trate de una falsificación.
“Darwin usa diferentes tipos de tinta en los cuadernos. Por ejemplo, en la famosa página del árbol de la vida, hay tanto una tinta marrón como una gris. Ese tipo de cambios son bastante difíciles de falsificar de manera convincente”, continuó Secord.
El análisis químico también arrojó que estos cuadernos apenas fueron manipulados durante los 20 años que estuvieron desaparecidos. Algo positivo si hablamos de la conservación de los escritos, pero que deja muchas dudas sobre la mesa.