En algunos sistemas estelares, hay lunas capaces de escapar de sus planetas y comenzar a orbitar sus estrellas. Ese es el resultado de una simulación llevada a cabo por un equipo de científicos liderados por el astrofísico Mario Sucerquia. Los resultados, publicados en arXiv, señalan que estos cuerpos, llamados plunas (mezcla de planetas y lunas, o ploonets en inglés) deberían ser bastante habituales, pero los esfuerzos por detectarlos habían sido inútiles hasta ahora. De hecho, algunas plunas pueden ser indistinguibles de planetas, por lo que su deteccción y seguimiento se complican aún más. Otras plunas, cuyas órbitas los mantienen cerca de su planeta, podrían revelar su presencia al transitar frente a la estrella. Para que esta opción sea posible, el ploonet debe permanecer lo suficientemente cerca del planeta para que su gravedad pueda acelerar o desacelerar el tránsito.
Pese al interés que despierta este nuevo tipo de cuerpo celeste, es muy probable que se trate de un fenómeno con una vida relativamente corta, lo que hace que sean aún más difíciles de detectar. Aproximadamente la mitad de las plunas analizadas en las simulaciones de Sucerquia chocaban con su planeta o estrella en aproximadamente medio millón de años. Y la otra mitad se estrellaban poco después.
Los pocos supervivientes visibles en la actualidad podrían ayudar a explicar algunas características exoplanetarias extrañas, como los anillos gigantes alrededor de ciertos planetas. O, si la pluna tuviera una superficie helada o una atmósfera antes de acercarse a su estrella, el calor de la estrella se evaporaría, dando al ploonet una cola como la de un cometa.