En un listado de los fenómenos supuestamente anómalos más llamativos de los últimos años, sin duda el conocido como ‘The Hum’ es uno de los que más expectación ha generado entre propios y extraños, llegando incluso a copar titulares en los principales medios nacionales e internacionales.
Grabaciones a lo largo y ancho del mundo pretendían pasar por el famoso sonido, siendo en algunos casos real y en otros falsificaciones más o menos elaboradas. Todo mientras se debatían los posibles orígenes y repercusiones de lo que podía oír. Como suele ser habitual, diversos foros, webs, hilos en redes sociales y vídeos de Youtube daban explicaciones que iban desde la conspiración hasta catástrofes de corte bíblica. HAARP, los grito de Gaia, el Proyecto Blue Beam o las famosas trompetas del Apocalipsis han sido algunas hipótesis sacadas a colación, pero la ciencia ha dado un nuevo paso y acaba de ofrecer una hipótesis más ortodoxa.
De hecho, no es la primera vez que se intenta dar una solución a este entuerto convertido en carne de especulación y leyenda urbana. Trabajos anteriores aducían que el planeta vibra constantemente a frecuencias muy bajas, incluso cuando no hay terremotos, generando estas vibraciones unas frecuencias sonoras detectables en determinadas condiciones y por algunas personas. A su vez, la revista Geophysical Research Letters sacó un articulo donde proponía que el origen de “The Hum” estaba en el choque de olas de mar, que podrían crean ondas “microsísmicas” que se suman a un sonido generalizado.
Actualmente, un equipo de científicos alemanes dice haber encontrado la respuesta a este enigma de la ciencia moderna. Aunque se centra en un episodio en concreto, acontecido en 2018 y que nadie pudo oír, este nuevo trabajo podría ser un buen punto de partida para explicar aquellos otros sonidos que se vienen dado con difusa periodicidad desde hace bastante tiempo.
En mayo de 2018, varias estaciones sísmicas detectaron una serie de temblores cerca de la isla francesa de Mayotte. Los investigadores analizaron los datos sísmicos de decenas de estaciones y han llegado a la conclusión de que pudo haberse producido por el nacimiento de un volcán submarino, provocado por un gigantesco depósito de magma situado en el fondo del océano Índico.
“El magma solo tardó unas semanas en propagarse desde el manto superior hasta el fondo marino, donde nació un nuevo volcán submarino“, explicó el encargado del estudio, Simone Cesca, del Centro Helmholtz, en Potsdam.
El equipo de Cesca logró reconstruir el proceso de la formación del volcán submarino. El investigador principal subrayó que el magma, acumulado a unos 35 kilómetros de profundidad, fluyó hacia arriba diagonalmente. Esto, a su vez, provocó la erupción que dio lugar a la formación del nuevo volcán, a “fuertes terremotos a lo largo de su camino a la superficie” y el misterioso zumbido.
“De hecho, reconstruimos la migración ascendente del magma siguiendo la migración ascendente de los terremotos“, señaló Cesca.
El coautor del estudio, Torsten Dahm, de la Universidad de Potsdam, advirtió que la isla francesa todavía “está en peligro”, ya que la corteza terrestre sobre el depósito de magma “podría continuar colapsando”, algo que podría provocar terremotos “más fuertes”, lo que a su vez llevaría a zumbidos más contundentes y detectables por personas sensibles a los sonidos de baja frecuencia.
¿Será esta hipótesis la definitiva, o se convertirá en un intento más?