Los niños de una civilización desaparecida participaron en la construcción de un geoglifo en la cordillera de los Urales, al oeste de Rusia, hace miles de años. Se trata de un alce gigantesco, esbozado con piedras, y que fue descubierto a través de la observación de imágenes vía satélite.
Según los expertos, el alce precede a las famosas Líneas de Nazca peruanas en varios miles de años. Pero los arqueólogos no saben todavía cuál era su significado o propósito ni a qué civilización pertenece: los restos arqueológicos encontrados hasta ahora en la zona no muestran evidencias de la existencia de una cultura lo suficientemente evolucionada como para haber podido crearlo. ¿Fue realizado para impresionar a los dioses, o con algún otro propósito?
Situado cerca del lago Zyuratkul, en los Montes Urales , el geoglifo mide unos 275 metros y representa a un animal con cuatro patas, astas y largo hocico. Los expertos han estado examinándolo desde que fue descubierto en el año 2011 y han logrado confirmar que se trata del geoglifo más antiguo del mundo. Asimismo, basándose en el estilo de las piedras utilizadas —conocido como astillado lítico — hace dos años estimaron que podría remontarse hasta el año 6000 a. C. Sin embargo, posteriores dataciones carbónicas lo han situado entre los años 3000 y 4000 antes de Cristo.
Eso sí: las herramientas halladas en el lugar indican que tanto adultos como niños trabajaron juntos, llevando a cabo un gran esfuerzo común. De las 155 herramientas recuperadas, la mayoría fueron utilizadas para cavar o romper piedras. Stanislav Grigoriev, veterano investigador del Instituto de Historia y Arqueología de Chelyabinsk ha comentado lo siguiente al respecto:
“A juzgar por los diferentes tamaños de las herramientas podemos suponer que fueron utilizadas por adultos y niños. También podemos suponer que eso significa que todo el mundo participó en la creación del alce. Pero no fue una especie de mano de obra esclava infantil, sino que los niños se mantuvieron involucrados compartiendo valores comunes, uniéndose así a algo importante para todo el pueblo”.
Fue el investigador local Alexander Shestakov quien, por casualidad, descubrió el alce en el año 2011, mientras investigaba imágenes de satélite vía Google Earth . Rápidamente alertó a los arqueólogos, quienes enviaron un hidroavión con un parapentista para inspeccionar la zona antes de llevar a cabo la primera expedición terrestre hasta el yacimiento, ubicado 200 kilómetros al oeste de Chelyabink, en el Parque Nacional Zyuratkul , situado en una meseta a una altura de 860 metros.
Gracias al trabajo de campo inicial descubrieron el uso de técnicas muy simples para crear el alce, como áreas excavadas, de 10 metros de ancho, en zonas de pasto que forman su silueta, y que luego fueron llenando con piedras: “ la figura inicialmente debía verse blanca y ligeramente brillante contra el fondo de la hierba verde ”, explica Grigoriev. Sin embargo sí que utilizaron métodos ligeramente diferentes para realizar las distintas partes de los geoglifos. Así, elaboraron una mezcla de arcilla y piedras trituradas para confeccionar las patas, y cuando los científicos excavaron parte de la pata trasera, descubrieron que las piedras más grandes estaban colocadas en los bordes y las más pequeñas en el interior.
El alce posee algunos aspectos similares a las mundialmente famosas Líneas de Nazca de Perú y a los geoglifos de Inglaterra, como el caballo blanco de Oxfordshire o el gigante de Dorset , pero los expertos creen que no existen vínculos entre ellos. Descubiertas en 1927, las Líneas de Nazca cuentan con cientos de líneas, formas, y diseños de animales, el más antiguo de los cuales se cree que fue creado en torno al año 500 a. C. Sin embargo, el alce ruso fue trazado con un estilo más parecido a los petroglifos de Finlandia que a las Líneas de Nazca.
Es preciso aclarar que el término petroglifo se refiere a dibujos o esculturas en roca, mientras que con geoglifo nos referimos a dibujos o grabados sobre el terreno. Se espera que las excavaciones que se llevan a cabo en los alrededores del alce puedan aportar más pistas sobre sus orígenes y las gentes que lo crearon. Pero serán necesarias nuevas pruebas.
Los investigadores tienen previsto hacer uso de la tecnología de datación por luminiscencia ópticamente estimulada así como del análisis polínico.
“Eso podría ayudarnos encontrar cerámica en el lugar. La cerámica podría ayudarnos con las fechas y a comprender quiénes fueron las gentes que crearon el geoglifo. No está muy claro quiénes fueron sus constructores. Resulta obvia su gran importancia social. Los geoglifos son símbolos de unidad. En el Neolítico y el Eneolítico cazadores y pescadores vivían en esta zona. Hemos llevado a cabo investigaciones arqueológicas en el yacimiento de un asentamiento cercano, a orillas del lago, asumiendo que los constructores del geoglifo podrían haber vivido allí, pero en ese otro lugar no hay rastro de grandes estructuras sociales, ni señales de que hicieran algo diferente que no fuera cazar y pescar. Es algo que me desconcierta mucho y me vuelve a hacer pensar en quiénes fueron las gentes que lo crearon y cuál fue su propósito”, reflexiona Grigoriev.
El equipo de investigación también halló rastros de dos antiguos hogares para el fuego utilizados solo una vez, lo que da a entender un posible carácter ritual. A pesar de tantas preguntas sin respuesta, Grigoriev ha advertido contra posibles búsquedas a gran escala, exponiendo que las autoridades deberán tener en cuenta la conservación de un lugar tan sagrado.