Un grupo de científicos cree haber encontrado la explicación de por qué los antiguos pueblos de la Amazonia creaban geoglifos, unas zanjas de tierra con patrones geométricos como cuadrados, círculos, elipses y octógonos. Según un comunicado de prensa de la Universidad de Helsinki, estas formaciones, de 1.000 a 3.000 años de antigüedad, tenían una finalidad metafísica y servían para los cultos de los pueblos indígenas locales.
Hasta hoy, la ciencia ha descubierto cerca de 500 geoglifos de Acre, llamados así por encontrarse la mayoría de ellos en el estado brasileño del mismo nombre. Estas misteriosas formas geométricas pueden tener varios metros de profundidad y ocupar áreas de cientos de metros cuadrados. Pero no ha sido hasta ahora que los investigadores han logrado explicar cuál era su función. En un trabajo conjunto, científicos de la Universidad de Helsinki (Finlandia) y la Universidad de São Paulo (Brasil) han estudiado las formaciones precoloniales desde el punto de vista de la antigua arqueología de la región y de las creencias de los pueblos locales.
Gracias a ello, los investigadores descubrieron que los geoglifos eran importantes espacios rituales a través de los cuales los indígenas de la Amazonia se comunicaban con los espíritus de sus ancestros, así como con los animales y los cuerpos celestiales. Según el estudio, estos pueblos no hacían una distinción entre ellos y la naturaleza, y estas figuras en la tierra les ayudaban recordar que la vida humana estaba indivisiblemente entrelazada con el medio ambiente y con las generaciones anteriores. Las pautas geométricas de los geoglifos estaban inspirados en los patrones en las pieles de los animales, y también se pueden encontrar en sus cerámicas, joyas y artesanías modernas. Estos patrones, según las creencias amazónicas, tienen la capacidad de proporcionar a las personas las cualidades y habilidades deseadas, tales como fertilidad, conocimiento o poder.
Los pueblos indígenas contemporáneos del estado de Acre todavía siguen protegiendo estas formaciones sagradas y, a diferencia de otros habitantes de la zona, evitan usarlas para actividades mundanas como la construcción de viviendas o la agricultura.