La National Gallery de Londres albergará en noviembre una exposición centrada en Leonardo Da Vinci, cuya protagonista será «La Virgen de las rocas», una obra rodeada de misterios, y que sin embargo ha añadido uno más, igualmente destacado. Como bien es sabido, hay dos versiones de esta obra. Una elaborada entre 1483 y 1486, que se expone en el Louvre parisino, y otra pintada entre 1492 y 1508, que es la que posee la National Gallery. Pues bien, es esta segunda la que escondía una idea oculta que fue desechada por motivos desconocidos, antes de ser finalmente colocada en la iglesia de San Francesco Grande de Milán, como quería el prior de la Cofradía de la Inmaculada Concepción.
Las dos obras conocidas, es decir, las dos expuestas actualmente, se parecen bastante, aunque tienen detalles que las diferencian (como el sfumato en las figuras o el hecho de que el ángel Uriel señale a Juan en la versión que se guarda en París, entre otras). Pero ahora, una nueva investigación ha reforzado esas diferencias, al menos en el origen de la segunda versión.
Así, la National Gallery ha revelado la existencia de unos dibujos iniciales en los que el Niño y el ángel estaban originalmente situados más arriba en la composición. Además, el ángel estaba mirando de forma más concreta a Jesús… En la composición descartada, tanto Uriel como Jesús se colocan más arriba y el ángel mira a Jesucristo mientras le da un abrazo mucho más fuerte. Estas nuevas imágenes se encontraron porque los dibujos se hicieron en un material que contenía zinc, lo que permitió verlos en los mapas de fluorescencia de rayos X y también a través de una técnica llamada reflectografía infrarroja. Tal y como informa «The Guardian», es la tecnología utilizada para este estudio: la misma que los efectivos de la Marina de los Estados Unidos usaron para examinar la guarida de Osama bin Laden en Pakistán.
¿Por qué el genio desechó esta idea? Eso todavía no está muy claro. Los expertos de la National Gallery desconocen por qué el artista la abandonó. Sus estudios apuntan que, en un segundo boceto mucho más cercano a la pintura final, se cambió el ángulo de la cabeza del hijo de Dios para que se le viera de perfil, mientras que algunas partes del cabello rizado del ángel fueron eliminadas.
«Podemos suponer que Leonardo comenzó a trabajar en una nueva composición, pero luego cambió de opinión y reprodujo su composición original», afirma la National Gallery en un comunicado. Además, insisten, este hallazgo encaja perfectamente con esa forma que tenía de trabajar Leonardo en la que el retoque era la norma. No resulta extraño que cambiara su idea, pero sí que lo hiciera de forma tan drástica.
Igualmente, el estudio ha revelado un último detalle en una de las capas de la pintura: huellas de manos, que podrían pertenecer a Leonardo o a uno de sus asistentes.