Philippe Lognonné, artífice del sismómetro SEIS, no ha podido ocultar su satisfacción por la detección de este temblor. «Tuvimos mucha suerte –ha declarado-. El terremoto se produjo después de una ráfaga de viento antes de que el brazo robótico comenzase a caminar».
Es similar a los sismos detectados en la superficie de la Luna por las misiones Apolo, según indica el investigador principal de InSight, Bruce Banerdt: «Las primeras lecturas son la continuación de la ciencia que comenzó con las misiones Apolo. Hemos estado recogiendo el ruido de fondo hasta ahora, pero este primer evento da inicio a un nuevo campo, la sismología marciana».
La sonda InSight puso en funcionamiento el termómetro HP3 y el sismómetro SEIS en cuanto aterrizó en Marte. Este último se colocó en la superficie de manera que quedase protegido de vientos y variaciones térmicas gracias a un escudo. Desarrollado por el Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES), destaca por su precisión. Su misión principal es escuchar las vibraciones del suelo de Marte para detectar cualquier signo de actividad sísmica por imperceptible que pueda parecer.
Fueron registradas también otras tres señales, las cuales también podrían ser de origen sísmico. Estas señales fueron mucho más débiles y solo fueron detectadas por los sensores ultrasensibles de SEIS, llamados ‘VBB’.
Para explicar la importancia histórica de ese descubrimiento, el director ejecutivo del CNES, Antoine Petit, ha detallado que «Marte es el tercer cuerpo planetario rocoso del sistema solar estudiado por sismólogos, 130 años después de que comenzara la sismología instrumental en la Tierra y 50 años después del primer sismómetro desplegado por el Apolo 11, en julio de 1969».