Durante décadas, los monjes del templo budista Enju-in, en Japón, han conservado un supuesto ser criptozoológico. Se trata de una híbrido de mono y sirena que ha permanecido momificada en el santuario con una nota que aseguraba que se trataba de “una sirena atrapada en una red frente al mar frente a Tosa (…) en la era Genbun (1736-1741)”.
Este supuesto ser con cuerpo de simio mide unos 30 centímetros, tiene en la cabeza, uñas y dientes. Las manos, con cinco dedos cada una, se han conservado rodeándole el rostro, como si estuviera gritando. Hasta ahora se creía que se trataba de un mono al que se le había pegado la parte baja de un pez. Pero los expertos han dado a conocer que se trata de una criatura artificial y que data de finales del siglo XIX: está compuesta de papel, tela y algodón.
“Según nuestro análisis y la historia de la creación de momias en Japón, solo podemos concluir que la momia sirena probablemente fue hecha por el hombre”, ha explicado el paleontólogo de la Universidad de Kurashiki Takafumi Kato en declaraciones recogidas por VICE World.
Así lo han podido averiguar tras realizarle distintas tomografías computarizadas. Sin embargo, sí que cuenta con algunos restos sacados de animales que añadió la persona que la creara.
Hay varias partes sacadas de distintos tipos de pez, como la cola o los dientes. Lo mismo ocurre con los brazos, el cuello, las mejillas o los hombros, que están recubiertos de restos de piel de pez globo. Es gracias a estos elementos que han podido saber que esta figura data del siglo XIX. Y, aunque desconocen quién puede estar detrás de su creación, sí confían en que está relacionado con los tritones.
No es la única criatura parecida que hay en suelo nipón, pero sí la primera en ser examinada. Se estuvieron realizando de forma continuada durante casi dos siglos: desde principios del XVII hasta mediados del XIX. Se trata de un período en el que se habían extendido enfermedades como el sarampión o la viruela, por lo que se cree que se creaban con intención de invocar a la buena suerte.
A pesar de que ya se sepa la naturaleza real del supuesto ser, seguirá siendo especial en el templo. Así lo ha hecho saber el sacerdote principal de la institución.
“Es lo mismo que cuando la gente une sus manos frente a las estatuas budistas hechas de piedra o madera. Me gustaría seguir protegiendo y transmitiendo a esta momia con mucho cuidado”, ha expresado.