El clima de la Tierra siempre ha sido un fenómeno en constante cambio y que depende de multitud de factores naturales, como la actividad del Sol, las erupciones volcánicas o la actividad de los seres vivos. Además, resulta extremadamente difícil comprenderlo y predecirlo, porque se comporta de forma caótica y compleja, y porque nuestro registro del pasado solo nos permite reconstruir cómo fue de una forma muy gruesa.
El año pasado, una investigación constató que, al menos desde hace 205 millones de años, el tirón gravitacional de los planetas Venus y Júpiter ha alargado la órbita de la Tierra en un cinco por ciento cada 405.000 años, lo que ha tenido su repercusión sobre el clima. Ahora, los mismos investigadores han publicado un estudio en Proceedings of the National Academy of Sciences que ha identificado aspectos claves para explicar la influencia de los movimientos de los planetas sobre la órbita y la orientación de la Tierra, así como la inclinación de su eje, en los últimos 200 millones de años. Entre otras cosas, han averiguado que un ciclo que antes duraba 1,75 millones de años, ahora actúa cada 2,4 millones de años. Estos conocimientos permitirían averiguar cómo serán los cambios a largo plazo en las órbitas de Júpiter, Mercurio, Venus y Marte, que son las que más peso tienen en la órbita y el clima de la Tierra.
Además, han propuesto crear un «Planetario Geológico», un refinado modelo de los movimientos de los planetas para tratar de «viajar hacia atrás en el tiempo», reconstruir el clima de la Tierra y de otros planetas, así como entender cómo fueron sus órbitas en el pasado.
«El Planetario Geológico es lo opuesto a una ecuación o a un modelo», ha explicado en un comunicado Paul Olsen, director del estudio e investigador en la Universidad de Columbia (EE.UU.).
La idea recuerda a lo que sería crear un Sistema Solar en miniatura, tan perfectamente sincronizado como un reloj y rebobinar el tiempo para ver cómo interaccionaban los planetas en el pasado, y cómo influían sobre el clima.
«Pero ya sabemos que el Sistema Solar no es un reloj», ha reconocido Olsen. «De hecho es muy caótico a largas escalas (…). Esto significa que no puedes reconstruir la historia a partir de cálculos o modelos, por mucho que sean muy precisos, porque los movimientos del Sistema Solar son increíblemente sensibles».
Además, cuando tratan de predecir el futuro, los modelos revelan muchos eventos terroríficos, como la colisión o expulsión de planetas. «Quizás incluso la Tierra podría chocar contra Venus algún día. No podemos decir si podría ocurrir en el futuro. Así que necesitamos algún método para limitar las posibilidades», ha dicho el investigador.
Por el momento, los científicos han realizado dos grandes experimentos con testigos geológicos. Estos les han permitido averiguar que los cambios en climas tropicales, entre los 252 y los 199 millones de años de antigüedad, estuvieron marcados por ciclos orbitales de 20.000, 100.000 o 400.000 años. Por otro lado, la danza entre Marte y la Tierra alargó el gran ciclo de 1,75 millones de años hasta los 2,4.
A continuación, los investigadores combinarán los dos experimentos realizados con los datos de testigos extraídos a elevadas latitudes, en las actuales China y Australia, con la finalidad de obtener nuevos datos sobre las órbitas pasadas de los planetas. También tratarán de extender el registro otros 20 millones de años, y de tomar muestras en bajas latitudes. «Con todo eso, podremos determinar qué cambios, si los ha habido, han tenido lugar a causa del baile gravitacional de Marte y la Tierra», ha dicho Paul Olsen. «Esto sería toda una demostración de concepto del Planetario Geológico».