Previamente los historiadores ya habían sospechado de que un volcán podría haber sido el culpable de los acontecimientos que se dieron en Roma por aquél entonces. No tanto como factor principal para generar una inestabilidad política pero sí como catalizador para impulsar cambios sociales y políticos. Y si bien puede parecer que no hay sentido alguno entre estos dos elementos tan dispares, lo cierto es que tiene sentido.
El fin de la República de Roma no se dio de un día para otro. Diferentes sucesos como años inusualmente fríos, malas cosechas, hambrunas y enfermedades se produjeron en los años previos y hay registro de ello. Esto generó un descontento considerable en la sociedad y por lo tanto provocó también una inestabilidad política en la República de Roma que desembocó en el asesinato de Julio César.
La pregunta que se han hecho los historiadores durante mucho tiempo es a qué se debió ese clima frío durante varios años y sin motivo aparente. Todo apuntaba que lo más probable es que se debiese a la erupción de un poderoso volcán. Estas erupciones afectan directamente al clima al enviar cenizas a la atmósfera y alterar el ciclo climático.
Analizando núcleos de hielo recuperados de Groenlandia y Rusia (de ahí que debamos cuidar las zonas heladas de la Tierra) los investigadores han sido capaces de encontrar restos de ceniza que coinciden con el compuesto de un volcán llamado Okmok y ubicado las Islas Aleutianas de Alaska. Este volcán entró en erupción a principios del año 45 a.C. por primera vez y luego de nuevo de forma más potente en el año 43 a.C. De hecho, creen que esta segunda erupción de Okmok es una de las más poderosas que se han dado en los últimos 2.500 años en la Tierra.
Los investigadores correlacionaron estos datos con los registros climáticos de varias partes del mundo en esos mismos años que las erupciones. ¿Cómo puedes saber qué tiempo hacía hace más de 2.000 años? Analizando por ejemplo los anillos de árboles milenarios para ver cuánto crecieron esos años. Los datos reflejan que los años 43 y 42 a.C, justo después de las erupciones, fueron de los más fríos que se han registrado en la zona del Mediterráneo. Calculan que se temperaturas hasta 7 grados más bajas de media y muchísimas lluvias que provocaron inundaciones acabando con cosechas tanto en tierras romanas como inundando el Nilo en Egipto.
Finalmente, los investigadores explican que la actividad volcánica puede explicar otros fenómenos inusuales que se asociaron por aquel entonces a deidades y fenómenos sobrenaturales. Por ejemplo, hay registros de halos solares o el sol oscurecido. Eso sí, por las fechas de los acontecimientos creen que en este caso se debió a la erupción del Etna en la actual Italia.
Resulta sorprendente lo interconectado que llega a estar el mundo incluso en aquellos momentos en los que ni siquiera se conoce la existencia de algunas partes del mismo. Por aquel entonces los romanos ni siquiera se podían imaginar la existencia de tierras más allá de Finisterre y sin embargo cenizas de islas remotas en Alaska influenciaron en su sistema social y político.
Okmok no es el único caso, los investigadores aún siguen buscando al causante de un enorme erupción en 1465 de la que hay registros en documentos históricos. Del que sí que se saben detalles exactos es de Tambora y su erupción en 1815, que dejó decenas de miles de muertos no solo durante la erupción sino después de ella por hambrunas y epidemias. Cerca de Tambora tenemos a Krakatoa con el particular récord del sonido más fuerte registrado en la Tierra. Finalmente, para ejemplos más cercanos tenemos la erupción del Eyjafjallajökull de 2010 en Islandia, que paró el tráfico aéreo en gran parte de Europa.
https://www.pnas.org/content/early/2020/06/25/2002722117
https://www.atlasobscura.com/articles/alaskan-volcano-mediterranean-climate