Los científicos examinaron muestras de ADN antiguo de los huesos de más de 200 personas de Londres y Dinamarca. Estas habrían muerto antes, durante y después de que la plaga arrasara la región a finales de la década de 1340. Para hacerlo, recurrieron a tecnologías de secuenciación dirigida. Este método les sirvió para evaluar 300 genes relacionados con el sistema inmunitario. Mediante esta técnica pudieron identificar cuatro genes que, según la variante, protegían o aumentaban la susceptibilidad a Y. Pestis.
“Esta fue una forma muy directa de evaluar el impacto que tuvo un solo patógeno en la evolución humana”, dijo Luis Barreiro, profesor de medicina genética en la Universidad de Chicago y coautor principal del estudio. “La gente ha especulado durante mucho tiempo que la Peste Negra podría ser una fuerte causa de selección, pero es difícil demostrarlo cuando se observan las poblaciones modernas, porque los humanos tuvieron que enfrentar muchas otras presiones selectivas entre entonces y ahora. La única forma de abordar la pregunta es reducir la ventana de tiempo que estamos viendo”.
En concreto, el equipo se centró en el gen ERAP2, asociado fuertemente con la susceptibilidad. Mediante el análisis, descubrieron que las personas que poseían dos copias de la variante genética rs2549794 pudieron producir copias completas de la transcripción de ARN de ERAP2. Esto les ayudó a producir más proteína funcional, mientras que otra variante obtuvo una versión truncada y no funcional de la transcripción ERAP2 funcional. Esta variante es importante para el sistema inmunológico, ya que ayuda a las células macrófagas a reconocer la infección.
Los científicos comprobaron que la variante rs2549794 afectó positivamente la capadidad de las células humanas vivas, en especial, a los macrófagos que expresaron dos copias de la variante. Estos se volvieron más eficientes para neutralizar Y. pestis en comparación con los que no tenían esa variante.
“Cuando un macrófago se encuentra con una bacteria, la corta en pedazos para que se los presente a otras células inmunitarias, lo que indica que hay una infección”, dijo Barreiro. “Tener la versión funcional del gen parece crear una ventaja, probablemente al mejorar la capacidad de nuestro sistema inmunológico para detectar el patógeno invasor. Según nuestra estimación, poseer dos copias de la variante rs2549794 habría hecho que una persona tuviera un 40% más de probabilidades de sobrevivir a la Peste Negra que aquellos que tenían dos copias de la variante no funcional”.
Por lo tanto, se concluye que la peste bubónica fue una presión selectiva muy importante para el sistema inmunológico humano. La selección de rs2549794 es parte del acto de equilibrio de la evolución humana mientras que ERAP2 protege contra la peste bubónica en las poblaciones modernas. Pero, hoy en día esta variante se asocia con una mayor susceptibilidad a las enfermedades autoinmunes como la enfermedad de Crohn.
“Se habla mucho sobre cómo los patógenos han dado forma a la evolución humana, por lo que poder demostrar formalmente qué vías y genes han sido atacados realmente nos ayuda a comprender qué permitió a los humanos adaptarse y existir hoy”, dijo Barreiro. “Esto nos habla de los mecanismos que nos permitieron sobrevivir a lo largo de la historia y por qué seguimos aquí hoy”.