La hipótesis principal considera al pueblo de Clovis como el primero en pasar a Alaska hace unos 13000 años. Sin embargo, hubo investigadores que desmintieron estas hipótesis.
El arqueólogo canadiense Jacques Cinq-Mars realizó varias excavaciones al noroeste de Yukón. En su investigación descubrió que el pueblo Clovis no fue el primero en ingresar a las Américas. A través de su investigación, concluyó que hubo cazadores que usaron el sitio hace unos 24000 años. La comunidad científica recibió los descubrimientos de Cinq-Mars con escepticismo y por mucho tiempo fueron cuestionados.
Hace poco, otros investigadores rectificaron la teoría de Cinq-Mars después de haber hallado más evidencias como una pequeña cantidad de herramientas y 36 mil huesos de animales. Todas estas muestras ayudan a aclarar la historia del sitio polémico.
La reciente investigación demostró que al menos 15 huesos de las cuevas de Bluefish fueron cortados por personas hace 23500 años. Los investigadores comprobaron que los cortes en forma de V en los huesos fueron hechos por hombres. Estas formas de cortes se corresponden con un tipo de carnicería estratégica.
El hueso más antiguo de la colección de Bluefish Caves, una mandíbula de caballo de 23500 años de antigüedad, tiene cortes largos y rectos en el lado interno que son consistentes con los esfuerzos para eliminar el músculo.
Después de haber confirmado las afirmaciones de Cinq-Mars, los investigadores intentarán descubrir qué estaban haciendo allí esos primeros habitantes de Norteamérica.
Las evidencias dejan ver que se trataba de una comunidad de cazadores y sus principales presas eran caballos adultos sanos. Por lo general, los carnívoros se dirigen a individuos vulnerables mientras que la cacería de los humanos es más estratégica.
En las cuevas también hallaron pelvis y otros huesos pesados, por lo que lleva a los científicos a suponer que los cazadores usaron este sitio como un campamento temporal. Los humanos de la Era de Hielo llevaban a los caballos a las cuevas para sacrificarlos. Una vez en esa locación, les quitaban los huesos de manera estratégica y se quedaban con las partes que les servían. Luego abandonaban los restos para continuar su viaje hasta su campamento residencial.
Para los investigadores, estas teorías tienen mucho sentido. Las nuevas evidencias comprueban que Norteamérica tuvo sus primeros habitantes mucho antes de lo que se pensaba. Todas las pruebas llevan a suponer que la actividad humana en esta región “se está volviendo más convincente”.