J. D. Salinger y Holden Caulfield, unidos por la desgracia. ¿Y por el crimen?

¿Por qué tanta gente se ha visto atrapada desde 1951 por la historia de Holden Caulfield? Esa es una de las muchas preguntas que sobrevuelan esta historia. No ha de olvidarse que fue la única novela escrita por el estadounidense, nacido el 1 de enero de 1919 de padre con ascendencia judía y madre de ascendencia alemana1.. Una de esas tristes casualidades que, sin saberlo, marcarían su vida. Porque hay una serie de acontecimientos que marcaron un antes y un después en su recorrido vital, y uno de ellos fue su participación en la II Guerra Mundial, momento que para muchos expertos supondría un shock que acompañaría a Salinger el resto de su vida.

De familia acomodada y con un expediente académico poco brillante, la obsesión de su padre por convertir a su hijo en un “hombre de provecho” llevó a Salinger a visitar una Europa en una situación de máxima tensión. Austria y Polonia fueron sus destinos2.. De aquella experiencia sacó muy buen provecho, si se ha de creer a Ian Hamilton, que en 1988 publicó una biografía del escritor (bastante discutida y que vio la luz a pesar de los intentos de censura del propio Salinger), titulada En busca de J. D. Sallinger. Allí se muestra que el joven acomodado aprendió idiomas, cosa que le valió ser parte de la inteligencia americana durante el conflicto mundial.

Los relatos de Salinger era buenos, y su obsesión era aparecer en la revista literaria norteamericana más prestigiosa, The New Yorker, la cual terminó aceptando a finales de 1941 la publicación de Slight Rebellion Off Madison, relato en el que hace su aparición Holden Caulfield, el futuro protagonista de El guardián entre el centeno. Sin embargo, la entrada de Estados Unidos en la guerra haría que The New Yorker aplazara la publicación3.. Para aquel entonces ya había publicado algún relato corto en la revista literaria Story (The young folks) o en una revista de la Universidad de Kansas (Go see Eddie)

En abril de 1942, Salinger se alistó, siendo posteriormente parte del 12.º Regimiento de la 4.ª División de Infantería, unidad en la que permanecería durante toda la guerra, como agente de inteligencia y grado de sargento del Estado Mayor. Participó en el desembarco de Normandía4., las tomas de Cherburgo, Saint-Lô, Mortain y, a finales de agosto, de París. Los pormenores de la guerra, sus fatídicas consecuencias y el dolor por descubrir que la familia de Viena con la que vivió durante su anterior estancia en Europa había muerto en campos de concentración dejaron una huella emocional irreparable en el autor5..

Un fugaz matrimonio con la oftalmóloga alemana Sylvia Louise Welter y la conclusión de sus labores de contraespionaje en el ejército fueron los últimos pasos de Salinger en el ejército, o eso es lo que oficialmente se ha establecido hasta hoy6., porque pronto llegaría su gran éxito literario y su lucha contra la fama y la exposición mediática, que convirtieron su vida en un infierno y en toda una maraña de medias verdades y leyendas urbanas.

The Catcher in the Rye

El momento perfecto para leer la obra de Salinger es la adolescencia. Casi todos los críticos están de acuerdo en ese punto. ¿Por qué exactamente? Precisamente porque se refleja a la perfección el fin de esa etapa vital y la tensión existencial ante la vida adulta. Ese efecto se diluye si alguien se acerca a la obra en un estado de madurez más desarrollado. Llegó 1951 y con aquel año vio la luz esta obra, que en un principio no fue bien acogida por la crítica, aunque el público la admiró y, con el tiempo, se convirtió en obra de culto en Estados Unidos. De culto, pero también polémica, y de censura durante años. Su lenguaje directo y vulgar es un buen retrato de la realidad, aunque también generó cierta controversia en el momento de su publicación.

¿Por qué ese título? Al parecer, hace referencia a una reflexión que el protagonista realiza en el libro sobre la letra de un poema, que trata sobre un catcher (alguien que agarra o sujeta) que evita que «los niños caigan en el precipicio».

«(…) me imagino a muchos niños pequeños jugando en un gran campo de centeno. Miles de niños y nadie allí para cuidarlos, nadie grande, excepto yo. Y yo estoy al borde de un profundo precipicio. Mi misión es agarrar a todo niño que vaya a caer en el precipicio. Quiero decir, si algún niño echa a correr y no mira por dónde va, tengo que hacerme presente y agarrarlo. Eso es lo que haría todo el día. Sería el encargado de agarrar a los niños en el centeno. Sé que es una locura; pero es lo único que verdaderamente me gustaría ser. Reconozco que es una locura.»7.

La trama, tras un primer vistazo, es muy simple. Tan simple que se puede decir que no ocurren grandes cosas, no hay grandes giros, ni se dan situaciones que llamen especialmente la atención. De hecho, es bastante extraño que muchos la tengan como una auténtica Biblia, una suerte de compendio iniciador, teniendo en cuenta que su protagonista es un adolescente problemático que simplemente quiere huir y que cuenta su vida en primera persona. Holden Caulfield es un mal estudiante, que ha sido expulsado de diversos colegios, incluido el último, donde está interno. Holden decide no informar a sus padres y marcharse a su ciudad, Nueva York; allí, se alojará en un hotel de muy baja categoría y comenzará la aventura.

El guardián entre el centeno presenta el viaje de Holden, el de cualquier adolescente desencantado con el mundo (y orgulloso de estarlo), que parece que odia todo y a todos. Una misantropía que levantó muchas suspicacias y que se ha relacionado con crímenes como el de John Lennon o John Fitgerald Kennedy. Una novela que ha pasado a la historia como la preferida de psicópatas, inadaptados, personas con problemas mentales y también del público adolescente (y no tan adolescente). ¿Por qué ese éxito y esa polémica?

La obra de Salinger ha logrado que muchos se identifiquen con Holden Caulfield. Las crecientes responsabilidades, las presiones sociales de adultos y amigos, el acercamiento de realidades como el sexo o las drogas o la falta de comprensión del funcionamiento del mundo y de,l lugar que se ocupa en él. Todo eso y más se encuentra presente en el libro. Si a eso se añade un lenguaje vulgar y un odio sistemático al sistema, se empezará a comprender porqué puede marcar tanto una lectura así en el momento vital apropiado. Toda la incomodidad, odio e incomprensión se centra en un único actor culpable: el mundo adulto.

Antes se señaló que la novela carece de acción. Ocurren cosas, pero nada reseñable. La acción es estática, como la adolescencia. Holden se centra en hacer dos cosas: criticarlo todo y expresar lo que piensa. Holden tiene únicamente una misión en mente: ser un guardián entre el centeno. Quiere ser el encargado de recoger a esos niños que corren hacia el abismo, quiere ser el que los proteja de esa caída, de ese duro golpe que supone el fin de la infancia y la toma de conciencia de la realidad.

Libro maldito

Cada año se venden aproximadamente 250.000 copias del libro8.. Desde luego, no es un número discreto. Sin embargo, buena parte de esas ventas se incrementaron notablemente desde la década de los setenta debido a una serie de historias que comenzaron a circular en torno al libro. El odio hacia la humanidad esgrimido por Holden fue el primer punto en el que los críticos más feroces se fijaron para atacar la obra, pero el viernes 22 de noviembre de 1963 fue el primer punto verdaderamente importante en toda esta historia. Ese día se cometió el magnicidio contra John F. Kennedy, cometido – a pesar de todo lo que se sigue debatiendo sobre ello – por Lee Harvey Oswall.

Ese acontecimiento da para escribir muchos artículos y libros, para especular hasta la saciedad, pero lo que aquí interesa señalar es una de las muchísimas cosas que se han dicho sobre Oswall. Al parecer, y según los detractores de la obra y personas afines a algunas de las teorías de conspiración asociadas al libro, el asesino señalado por la Comisión Warren mantenía una copia de El guardián entre el centeno muy cerca de su cama9.. Pero no fue ese el momento culmen de la leyenda en torno a la obra acusada de pervertir la mente con programación neurolingüística o de contener mensajes comunistas de forma subliminal. Murió un presidente, pero años después murió un símbolo.

«El 8 de diciembre de 1980, Mark David Chapman era una persona muy confundida. Literalmente vivía en una novela barata (sic), El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger. Vacilaba entre el suicidio, tomar el primer taxi a casa de vuelta a Hawái o matar, como has dicho, a un icono».

Estas palabras pertenecen al propio Mark David Chapman, quien durante el año 2.000 concedió una entrevista al famoso Larry King10.. Sus declaraciones, hechas en tercera persona, reflejan lo que al parecer pasaba por su mente aquel funesto día, en el que decidió acabar con la vida de John Lennon. Cuando el asesino fue detenido, la policía informó que tenía consigo dos artículos: una pistola y un ejemplar del libro. Los agentes tuvieron claro qué había hecho con el primer objeto, pero el segundo de ellos inauguró la verdadera maldición que aún hoy está más presente en Estados Unidos de lo que pueda parecer.

Lo más curioso es lo que hizo Chapman una vez cometido el asesinato. Se sentó tranquilamente a leer el último capítulo de la historia de Holden mientras la policía acudía a detenerle. Escribió en el libro «Esta es mi declaración», y firmó con el nombre del protagonista de la novela, Holden Caulfield. Cuando fue detenido declaró con la misma frialdad con la que había cometido el asesinato aquello de «Estoy seguro de que Holden Caulfield es una gran parte de mí, el protagonista del libro. Y el diablo debe ser una pequeña parte».

Esta es otra de esas historias que hielan la sangre y son muy difíciles de comprender. Y en ella hay actores ocultos, como los hubo en la muerte de Kennedy, por ejemplo. Algunos de ellos muy utilizados en teorías de conspiración. Si hablamos de Estados Unidos, la CIA y otros servicios de inteligencia no podían faltar a la cita. Porque, entre otras muchas cuestiones, sobre todo el asunto de El guardián entre el centeno sobrevuela la sospecha del papel de Salinger en la II Guerra Mundial y en algunas operaciones secretas que se produjeron posteriormente.

Retomando la biografía escrita en 1988 por Ian Hamilton, En busca de J. D. Sallinger, hay una serie de cuestiones que tratar ahora. Ya se dijo que Salinger trató de impedir su publicación. Entre otras cosas, porque contenía correspondencia privada entre el autor y otros escritores y amigos11.. Pero más allá de esa polémica, Hamilton introdujo una serie de claves que sirven para formar toda una historia paralela sobre el estadounidense. Al parecer, Salinger fue de los primeros soldados en entrar a liberar los campos de concentración nazi. Trabajó como agente de la OSS, la oficina de servicios estratégicos, antecedente de la CIA, en operaciones secretas. Como experto en interrogatorios, se implicó en la conocida operación Paperclip, que consistía en localizar a científicos nazis eminentes para llevarlos a Estados Unidos para que trabajaran para el ejército americano a cambio de una amnistía. Los que defienden esta teoría dicen que en años venideros los estadounidenses se aprovecharon de los conocimientos de los nazis sobre control mental. Lo que nos lleva a un segundo proyecto, no menos polémico: el MKUltra (Mind Kontrol Ultra) de la CIA.

Se dice que el MKUltra probó drogas, hipnosis y prácticas cercanas a la tortura para intentar alcanzar un control total sobre la mente, pero también estímulos intelectuales que pudieran actuar como resorte para conseguir ciertas cosas de un individuo. La teoría, que cuenta con una bibliografía digital nada desdeñable, afirma que El guardián entre el centeno pudiera ser una obra que sabe tocar esos resortes asesinos que al parecer todo sujeto guarda dentro y que los chicos del MKUltra localizaron. Si ya parece arriesgado agarrarse a estos argumentos para explicar determinadas muertes, más aún lo es adentrarse en el pasado de Chapman. Es posible (y así lo aseguran diversos medios, periodistas o investigadores) que Mark David Chapman estuviera recluido en un campamento de la CIA en su juventud, donde fue tratado con diversas drogas y terapias psíquicas. ¿Todo para que en 1980 asesinara a Lennon, alguien subversivo y con una capacidad extraordinaria de adoctrinar a las masas?12.

El crimen de los apartamentos Dakota fue la gota que colmó el vaso para muchos. El guardián entre el centeno pasó al mismo tiempo a ser un libro recomendado y prohibido en muchos estados. La interpretación que muchos autores han dado al funcionamiento de la mente de Chapman cuando cometió el crimen es que sentía que Lennon era uno de esos chicos que jugaban en el centeno y había que salvar, porque estaba siendo corrompido por la sociedad y abandonando su pureza.

Es curioso que esa maldición dure hasta nuestros días, en el que la censura y la persecución se sigue centrando en actores muy determinados (últimamente, los videojuegos o la película basada en el Joker, la némesis de Batman). Hay cosas que no se olvidan, aunque bien es cierto que la leyenda en torno a la obra de Salinger fue alimentada por nuevos crímenes.

Más muertes atribuidas al libro

Muy poco después de la muerte de Lennon, John Warnock Hinckley Jr. trató de acabar con la vida del entonces presidente del país, Ronald Reagan. En 2016 fue liberado al no ser considerado una amenaza, y ya en aquel entonces trascendió que quiso impresionar a la actriz Jodie Foster. Sin embargo, sigue contándose que en los interrogatorios Hinckley no paró de hablar sobre el libro de Salinger. El veredicto de “no culpable” por razón de locura en el juicio contra Hinckley Jr. De 1982 sorprendió e indignó a muchos estadounidenses. Una encuesta de ABC News realizada el día después del veredicto mostró que el 83% de los encuestados pensaba que “no se hizo justicia” en el caso Hinckley. Algunas personas atribuyeron el veredicto a un sesgo anti-Reagan por parte del jurado de Washington, DC, compuesto por once personas negras y una sola blanca, una analogía racista por parte de algunas fuentes de la época. Sin embargo, muchas más personas culparon a un sistema legal que, según afirmaron, facilitó que los jurados emitieran veredictos de “no culpabilidad” en casos de locura, a pesar de que tales declaraciones se hicieron solo en el 2% de los casos de delitos graves. La presión pública resultante del veredicto de Hinckley impulsó al Congreso y a la mayoría de los estados a promulgar importantes reformas de las leyes que gobiernan el uso de la defensa por locura.13.

La última gran muestra de esta leyenda negra tuvo lugar en 1989, cuando Robert John Bardo – lo de los nombres compuestos es una casualidad, pero de esas que llaman la atención – mató a la actriz Rebecca Schaeffer. El crimen fue cometido el 18 de julio, tras años de obsesión de Bardo hacia la mujer. Después de ver la película de Schaeffer Scenes from the Class Struggle in Beverly Hills, en la que aparecía acostada con un actor, Bardo se enfureció y decidió que Schaeffer debía ser castigada por ser «otra puta de Hollywood.»

Después de haber leído que el acosador de Theresa Saldana, Arthur Richard Jackson, había obtenido la dirección de Saldana a través de un investigador privado, Bardo se acercó a una agencia de detectives de Tucson y les pagó 250 dólares para obtener su domicilio a través de los registros del Departamento de Vehículos Motorizados (DMV) de California. Su hermano le ayudó a conseguir un arma de fuego, porque era menor de edad (Bardo tenía entonces 19).

Luego Bardo viajó a Los Ángeles y, después de localizar el apartamento de Schaeffer, vagó por el barrio preguntando a los transeúntes si esa era su residencia real. Confiado en que la dirección era correcta, tocó el timbre. Schaeffer, quien se estaba preparando para una audición para un papel en El Padrino III, abrió la puerta. Bardo le mostró la carta y el autógrafo que previamente ella le había enviado y, después de una breve conversación, Schaeffer le pidió a Bardo no volver a su casa nuevamente. Los dos se estrecharon la mano y Bardo se marchó. Una hora más tarde, Bardo regresó al apartamento de Schaeffer por segunda vez. Schaeffer abrió la puerta de nuevo con «una mirada fría en la cara», dijo Bardo más tarde. Bardo sacó un arma de una bolsa de papel marrón y le disparó a quemarropa una vez en el pecho en la puerta de su edificio. Schaeffer gritó y se derrumbó en su puerta, y Bardo huyó. Una vez detenido, trascendió que portaba un ejemplar de El guardián entre el centeno.14.

El retiro de Salinger

La relación de El guardián entre el centeno con la sociedad, especialmente la norteamericana, nunca ha sido sencilla. Desde su primera edición en 1951, ha vivido de todo: campañas en su contra e intentos de prohibición o segundas partes no autorizadas (ardientemente perseguidas por el propio autor). Salinger y sus abogados lanzaron numerosas querellas por vulneraciones de su intimidad y su obra. La última, en julio de 2009, prohibió la publicación del libro de un autor sueco cuyo protagonista es un Holden Caulfield septuagenario15..

Lo malo pesa más que lo bueno, porque por suerte son muy pocos los casos de muertes atribuidas al libro (hay casos menos llamativos, y anónimos, por supuesto). Aunque curiosamente, todo lo negativo ha contribuido a que la obra siga siendo una referencia y sea muy tenida en cuenta en los tiempos que corren. A pesar de los avances, la adolescencia sigue creciendo bajo parámetros muy parecidos, sobre todo en lo que concierne a las vivencias individuales y personales.

Salinger intentó por todos los medios escapar de la exposición al público y de la atención del mismo. Fue una figura de culto en vida, en contra de su voluntad. Siempre expresó su deseo de escribir para sí mismo, una necesidad que le acompañó de por vida, una vida llena de excentricidades y vaivenes que quizá fueran producto de ese estrés postraumático provocado por la guerra.

Quizá parte de la fascinación que despierta su libro se deba también al halo de misterio que ha rodeado a su autor. Sólo concedió una entrevista, en 1974 a The New York Times y por vía telefónica, para defender su vida privada.

«Hay una paz maravillosa en no publicar. Es pacífico. Tranquilo. Publicar es una terrible invasión de mi vida privada. Me gusta escribir. Amo escribir. Pero escribo sólo para mí mismo y para mi propio placer».16.

En el año 2000, su hija Margaret publicó unas memorias tituladas Dream Catcher (El guardián de los sueños), que permitió a sus incondicionales descubrir algo más de la vida privada de Salinger. Desde luego, no fueron facetas muy agradables, aunque sí bastante reveladoras de su forma de ser, siempre desde la perspectiva de su hija, que no parecía sentir mucho afecto por su padre. Las páginas del libro hablan de un hombre que vivía en semirreclusión, consagrado a su obra y tiránico con sus familiares. Entregado primero al budismo, luego a la Cienciología y después a la Ciencia Cristiana. Era un enfermo mental, presa de sus propios recuerdos, que bebía su propia orina y estaba obsesionado con la religión. Margaret llega incluso a decir que abusó de su segunda mujer, Claire Douglas, a la que mantuvo como una “virtual prisionera”.

¿Un libro peligroso? ¿Un autor maldito? ¿Páginas capaz de convertir a alguien en asesino? Todo eso y más se ha dicho sobre El guardián entre el centeno y Jerome David Salinger. Un relato que, desde luego, versa sobre la pérdida de la inocencia y que se ha convertido en inmortal por su propia idiosincrasia y argumento, además de por la fama devenida de trágicos acontecimientos. Una leyenda negra que seguirá acompañando a este título en años venideros, y que ojalá que no tenga nuevos capítulos que la alimenten.

Fuentes:

  • Camacho, Santiago: 20 grandes conspiraciones de la historia, La Esfera de los Libros, 2005.
  • Casariego, Martín: Muere J.D. Salinger, autor de ‘El guardián entre el centeno’, El País, 28 de enero de 2010.
  • Dawsey, Darrell; Feldman, Paul: Police Directed to Evidence in Actress’ Death. Los Angeles Times, 21 de julio de 1989-
  • Fosburgh, Lacey: J. D. Salinger Speaks About His Silence, The New York Times, 3 de noviembre de 1974.
  • Fuqua, Lisa Marie: The Catcher In The Rye’s Connection to Murder — True Crime, Medium.com, 10 de abril de 2020.
  • Hamilton, Ian. En busca de J.D. Salinger, Mondadori, 1988.
  • Itzkoff, Dave: Salinger Asks Court to Uphold Sequel Ban, The New York Times, 14 de agosto de 2019.
  • Linder, Doug: The Trial of John W. Hinckley Jr., UMKC School of Law, 2008.
  • Ruiz Herrera, Félix: El guardián entre el centeno: la doble maldición de la obra y su autor, Phenomena Magazine en español número 27, noviembre de 2019.
  • Ruiz Pleguezuelos, Rafael: Salinger, un puñado de psicópatas y los chicos del MKUltra, Jot Down, julio de 2017.
  • Salinger, Jerome David. El guardián entre el centeno, Alianza Editorial, 2010.
  • Salinger, Margaret A. El guardián de los sueños, DeBolsillo, 2003.
  • Slawenski, Kenneth. J.D. Salinger: Una vida oculta, Galaxia Gutenberg, 2010.
  • Sorrentino, Fernando: ¿Cazador oculto o guardián entre el centeno…?, Centro Virtual Cervantes, 2002.

1. Su familia paterna, de ascendencia judía, procedía de Sudargas, un shtetl (una villa o pueblo con una numerosa población de judíos, en Europa Oriental y Europa Central, antes del Holocausto) situado en la frontera polaco-lituana, entonces perteneciente al Imperio ruso. La madre de Salinger, Marie Jillich, nació en Atlantic, Iowa, y era hija de George Lester Jillich, de ascendencia alemana.

2.Sus padres lo internaron en 1934 en la Academia Militar Valley Forge, Pensilvania, donde se graduó en 1936. En otoño de ese mismo año se matriculó en la Universidad de Nueva York para estudiar arte. No le fue nada bien en su primer semestre, por lo que su padre le ofreció viajar a Europa para aprender idiomas e iniciarse en el negocio de la importación. En Viena vivió con una familia judía, de la que se señala que probablemente no sobrevivió al Holocausto, y con cuya hija, a la cual le dedicó en 1947 el relato A girl I knew, mantuvo un romance.

3.En esa historia, Holden Caulfield se encuentra por primera vez con Sally para ir a patinar sobre hielo. Después de una pequeña charla con ella, Holden revela sus verdaderos pensamientos acerca de su percepción de la falta de sentido de la escuela preparatoria, diciéndole que está “en mal estado”. Él continúa y trae a colación la idea de mudarse con ella lejos de la ciudad, pero Sally descarta esto como una fantasía absurda. Más tarde, Holden y Carl Luce aparecen en el bar Wadsworth, donde beben whisky y refrescos. Holden se dirige a Carl como un “chico intelectual” y le pregunta qué haría si odiara la escuela y quisiera “largarse de Nueva York”. Holden recibe una respuesta similar a la de Sally y es despedido. Solo, Holden llama borracho a Sally dos veces en un teléfono público. Luego, después de charlar con un pianista, Holden espera un autobús en la esquina de Madison Avenue, con lágrimas en los ojos.

4.La unidad de Salinger debía desembarcar en la playa de Utah con la primera oleada a las 6:30 de la mañana, aunque lo hizo unos minutos más tarde a más de un kilómetro del objetivo.

5.Salinger, con el 12.º regimiento, participó en la liberación del campo de concentratión (más bien complejo de campos) de Dachau.

6.Probablemente afectado de estrés postraumático, Salinger solicitó voluntariamente tratamiento y fue ingresado en julio de 1945 en un hospital de Núremberg, tras ser parte de un cuerpo de contraespionaje que se creó tras el final de la guerra y en el que fue asistente del proceso de desnazificación (Slawenski, 2010, p. 177).

7.En el capítulo XXII Holden Caulfield da a su hermana Phoebe una explicación que arroja luz sobre el porqué del título. Cita extraída de Sorrentino, Fernando: ¿Cazador oculto o guardián entre el centeno…?, Centro Virtual Cervantes, 26 de noviembre de 2002. Consultado por primera vez el 8/10/2019.

8.Dato extraído de Casariego, Martín: Muere J.D. Salinger, autor de ‘El guardián entre el centeno’, El País, 28 de enero de 2010. Consultado por primera vez el 7/10/2019.

9.El psicólogo Dr. Hartogs había evaluado a Oswald cuando era un adolescente, dijo que tenía una ‘vida de fantasía vívida, cambiando los temas de omnipotencia y poder a través de los cuales [Oswald] intenta compensar sus deficiencias y frustraciones actuales’”. Fuqua, Lisa Marie: The Catcher In The Rye’s Connection to Murder — True Crime, Medium.com, 10 de abril de 2020. Consultado por primera vez el 6/3/2021. Otra fuente que resume la tradición de las muertes atribuidas al libro de Salinger es Ruiz Pleguezuelos, Rafael: Salinger, un puñado de psicópatas y los chicos del MKUltra, Jot Down, julio de 2017. Consultado por primera vez el 8/10/2019.

10.La misma fuente de Rafael Ruiz cita estas mismas palabras. La entrevista se produjo, efectivamente, el 30 de septiembre del año 2.000 en Larry King Live, con motivo del vigésimo aniversario del asesinato de John Lennon. Una transcripción completa de esa entrevista puede consultarse en http://transcripts.cnn.com/TRANSCRIPTS/0009/30/lklw.00.html. Al comienzo de esa misma entrevista, King menciona una charla anterior, que se produjo el 17 de diciembre de 1992, que también puede buscarse en Youtube con bastante facilidad.

11.A mediados de los 80, Salinger llevó a tribunales a Ian Hamilton, ex editor de The Times Literary Supplement, por intentar escribir una biografía del autor. Salinger se opuso a colaborar con él, pero Hamilton entrevistó a conocidos, viejos amigos y encontró un conjunto de cartas inéditas en archivos universitarios. Así, escribió J. D. Salinger: A writing life. Pero antes de que saliera el libro, Salinger compró las cartas y demandó a Hamilton por violar su privacidad. Así fue como se acabó publicando En busca de Salinger.

12.Camacho, 2005, p. 356-357. El autor cita a su vez a Bresler, Fenton: Who killed John Lennon?, St. Matin´s Press, 1989.

13.Linder, Doug: The Trial of John W. Hinckley Jr., UMKC School of Law, 2008.

14.Dawsey, Darrell; Feldman, Paul: Police Directed to Evidence in Actress’ Death. Los Angeles Times, 21 de julio de 1989. Consultado por primera vez el 6/10/2019.

15.Un abogado de J. D. Salinger pidió a un tribunal de apelaciones que confirmase una orden judicial sobre una novela que se dictaminó que era una secuela ilegal de “El guardián entre el centeno“. En un escrito presentado ante la Corte de Apelaciones del Segundo Circuito de los Estados Unidos en Manhattan, la abogada, Marcia B. Paul, dijo que un tribunal inferior falló correctamente el 1 de julio de 2009 cuando prohibió indefinidamente la publicación en los Estados Unidos de “60 Years Later: Coming Through the Rye”, una novela escrita por Fredrik Colting bajo el seudónimo de John David California. En su escrito, la Sra. Paul escribió que a pesar de la cobertura que el caso había recibido en los medios de comunicación, “este es un caso sencillo de infracción de derechos de autor que surge de la próxima publicación estadounidense de un libro promocionado, etiquetado y vendido en Inglaterra como una secuela descarada a la obra icónica de Salinger ‘The Catcher In The Rye’”. Antes y durante el lanzamiento en el Reino Unido, Colting afirmó que J. D. California era un autor “sueco-estadounidense” y presentó el libro como una secuela. Sin embargo, cuando sus abogados presentaron un “memorando de los acusados” a un tribunal federal de Manhattan el 15 de junio de 2009, este memorando afirmaba que la novela es un comentario protegido legalmente y una parodia de la obra de Salinger, y no una secuela no autorizada. Extraído de Itzkoff, Dave: Salinger Asks Court to Uphold Sequel Ban, The New York Times, 14 de agosto de 2019. Consultado el 5/3/2021.

16.Fosburgh, Lacey: J. D. Salinger Speaks About His Silence, The New York Times, 3 de noviembre de 1974. Consultado el 6/10/2019.

Acerca de Félix Ruiz

Trabajador Social de formación y apasionado de las temáticas relacionadas con el misterio desde siempre. Redactor de noticias, escritor novel, lector compulsivo y buscador incansable de preguntas que compartir con todo aquel que sea curioso y quiera saber más.

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