Ok es el primer glaciar islandés que pierde su estatus de glaciar. En los próximos 200 años, se espera que todos nuestros glaciares sigan el mismo camino. Este monumento sirve para reconocer que sabíamos lo que estaba pasando y sabíamos lo que se debía hacer. Solo tú sabes si lo hicimos.
El mensaje es tremendo. Tanto que debería estremecer a cualquiera. Pero no lo hará porque la humanidad en general sigue sin estar preparada para asumir las consecuencias de sus actos. Al parecer, es el primer monumento de este tipo, pero a buen seguro que no será el último. Ok se ha ido. Y los islandeses lo lamentan de verdad y por ello señalarán tan triste efeméride el próximo 18 de agosto.
Los glaciares son más que hielo. Se forman al recibir más masa de nieve de la que pierden con el derretimiento en verano, lo que les permite deslizarse por las montañas y moler la roca. El cambio climático ha cambiado la ecuación provocando una mayor fusión de los glaciares; haciendo que el hielo retroceda en todo el mundo. Un número creciente de glaciares se convierten en parches de hielo estancado o desaparecen por completo. El glaciar Ok alcanzó este estado en 2014, lo que lo convierte en el primer glaciar de Islandia en desaparecer. Los investigadores esperan que todos los glaciares se derritan en la isla antes del año 2200, lo que los llevó a escribir un panegírico para Ok
El mensaje contiene otro dato brutal: la cifra “415 ppm”. Cuatrocientas quince partes por millón. Es la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera registrada en mayo de este año, un récord absoluto. El mundo sigue emitiendo contaminación por carbono, así que ese récord se batirá el año que viene.
El norte ha sido una de las partes más afectadas por el rápido aumento del dióxido de carbono. Se calienta dos veces más rápido que el resto del mundo. Y este verano está siendo especialmente malo. Junio de 2019 fue el mes de junio más cálido del que se tengan registros y julio seguirá probablemente su ejemplo convirtiéndose en el mes más caluroso jamás registrado en la Tierra. Los impactos del calentamiento global se han vuelto más claros que nunca este verano. Instalar una lápida para un glaciar muerto en Islandia es el panegírico perfecto para un mundo cada vez más imperfecto.