John Gregory escribió una carta a su esposa Hannah desde Groenlandia el 9 de julio de 1845, antes de que su barco y el HMS Terror se adentraran en el Ártico canadiense. Fue la última noticia que se tuvo de él. Hacía dos meses que sir John Franklin y 129 marineros habían partido desde Inglaterra en busca del legendario Paso del Noroeste, una ruta marítima que permitiera rodear el continente americano y llegar hasta el Pacífico. La expedición Franklin quedó atrapada en los hielos del estrecho de Victoria. Una investigación llevada a cabo por expertos de las universidades de Waterloo, Lakehead y Trent ha confirmado ahora que Gregory murió en la isla del Rey Guillermo (Nunavut, Canadá).
El 22 de abril de 1848, los 105 supervivientes del Erebus y el Terror abandonaron los barcos donde habían permanecido atrapados en el hielo en un intento por sobrevivir. Querían caminar 400 kilómetros a lo largo de las heladas costas de la isla Rey Guillermo y la península de Adelaida hasta el río Back. Ninguno lo logró. Desde el siglo XIX se han ido encontrado restos óseos de docenas de miembros de la expedición en distintos lugares a lo largo de esta ruta de huida, pero hasta ahora ninguno había podido ser identificado.
El ADN extraído de muestras de dientes y huesos recuperados en 2013 coincide con una muestra genética obtenida de un descendiente directo del oficial británico.
“Ahora sabemos que John Gregory fue uno de los tres miembros de la expedición que murieron en este sitio en particular, ubicado en la bahía del Erebus, en la costa suroeste de la isla Rey Guillermo”, afirma Douglas Stenton, profesor adjunto de Antropología en Waterloo.
Los registros genealógicos indicaron una relación paterna directa de cinco generaciones entre un descendiente vivo y John Gregory.
“Fue una suerte que las muestras recolectadas contuvieran material genético bien conservado”, dice Stephen Fratpietro, del laboratorio de Paleo-ADN de Lakehead.
La identificación «prueba que Gregory sobrevivió tres años encerrado en el hielo a bordo del HMS Erebus, pero murió 75 kilómetros al sur en la bahía de Erebus». No estaba solo. Sus restos fueron hallados junto a los de otros dos compañeros por primera vez en 1859. Más de un siglo después su tumba fue redescubierta y tras ser excavada en 2013, sus huesos fueron analizados y devueltos al sitio en 2014.
Para Jonathan Gregory, tataranieto del suboficial británico que reside en Port Elizabeth (Sudáfrica), “que los restos de John Gregory sean los primeros en ser identificados mediante análisis genético es increíble para nuestra familia, y para todos los interesados en la desafortunada expedición de Franklin”.
“Toda la familia Gregory está extremadamente agradecida a todo el equipo de investigación por su dedicación y arduo trabajo, que es fundamental para desbloquear piezas de la historia que han estado congeladas durante tanto tiempo”, añadió.
Hasta ahora se ha extraído el ADN de otros 26 miembros de la expedición Franklin cuyos restos fueron encontrados en nueve sitios arqueológicos situados a lo largo del camino que siguieron para huir en 1848.
“El análisis de estos restos también ha arrojado otra información importante sobre estos individuos, incluida su edad estimada al momento de la muerte, estatura y salud”, subraya Anne Keenleyside, profesora de antropología de Trent.
Los hallazgos aparecen en la edición del 28 de abril de la revista Polar Record.
https://www.livescience.com/franklin-expedition-dna-analysis-member-identified.html