Científicos chinos han creado varios monos transgénicos con copias adicionales de un gen del cerebro humano que puede jugar un papel importante en el desarrollo de la inteligencia, según publica MIT Technology Review, la revista del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).
«Este ha sido el primer intento de comprender la evolución de la cognición humana utilizando un modelo de mono transgénico», señala a la publicación Bing Su, el genetista del Instituto de Zoología de Kunming que dirigió el trabajo.
El experimento, descrito originalmente en la revista National Science Review de la Academia China de las Ciencias, consistió en exponer embriones de mono a un virus que llevaba la versión humana de la microcefalina, el gen MCPH1, relacionado con el tamaño del cerebro. La secuencia del gen es distinta en humanos y simios y los bebés que sufren un daño en la misma nacen con cabezas diminutas. De esta forma, generaron once monos, cinco de los cuales sobrevivieron. Cada uno de ellos tiene entre dos y nueve copias del gen humano en sus cuerpos.
El equipo chino esperaba que sus monos transgénicos pudieran terminar con una mayor inteligencia y tamaño cerebral. Para comprobarlo, midieron su materia blanca en tomografías por resonancia magnética y les hicieron varias pruebas de memoria. Al parecer, los monos transgénicos no tenían cerebros más grandes, pero sí obtuvieron mejores resultados en pruebas de memoria con colores y bloques a corto plazo, un hallazgo que el equipo considera notable. Además, sus cerebros tardaron más en desarrollarse, como lo hacen los de los niños humanos. Varios científicos occidentales, entre ellos uno que colaboró en la investigación, consideran que estos experimentos son imprudentes y faltos de ética. A su juicio, el uso de monos transgénicos para estudiar genes humanos relacionados con la evolución del cerebro es muy arriesgado, puede suponer un trato inadecuado de los animales y conducir a modificaciones más extremas.
La investigación con primates es cada vez más difícil en Europa y EE.UU., pero China ha tomado ventaja aprovechándose de una legislación más laxa. El país fue el primero en crear monos modificados con la herramienta de edición de genes CRISPR y el pasado enero un instituto chino anunció que había producido cinco clones de un mono con un trastorno mental grave.