Las primeras evidencias de la viruela se remontan a alrededor de 1650, pero ahora sabemos que no fueron los primeros casos ni mucho menos. Mucho antes circuló por Europa un virus mucho más antiguo que se cebó en los vikingos.
El descubrimiento procede del análisis de los dientes hallados en diferentes tumbas vikingas a lo largo y ancho de Europa. En las piezas dentales de aquellos guerreros, investigadores de la Universidad de Cambridge han encontrado ADN perteneciente a una cepa completamente inédita de la viruela. El virus ha aparecido en los restos de 11 esqueletos hallados en puntos tan dispares como Dinamarca, Noruega, Suecia, Rusia y el Reino Unido.
El descubrimiento no solo prueba que la enfermedad es mucho más antigua de lo que se creía (casi mil años más antigua). Además indica que estuvo muy extendida y que su dispersión se vio favorecida por el estilo de vida de los vikingos, cuyos viajes ayudaron a diseminar el patógeno de una forma similar a cómo los viajes de hoy han llevado la covid-19 de un país a otro. La doctora Barara Mühlemann, coautora del estudio recién publicado en Science explica:
“Esta cepa antigua de la viruela tiene una estructura muy diferente de genes activos e inactivos comparada a la versión moderna del virus, Hay muchas formas en las que un virus puede mutar en cepas más o menos peligrosas. El descubrimiento es un paso enorme en el estudio del virus Variola y su evolución.”
De hecho, el hallazgo podría ayudar a determinar cuál fue el origen del virus causante de la viruela. Se cree que la enfermedad tuvo su origen en un virus que logró saltar de los animales a los seres humanos igual que lo ha hecho el SARS-CoV-2. Los virus de la viruela humana son bastante parecidos a los de una enfermedad que sufren los camellos y los jerbos.
Determinar cómo nació el virus de la viruela humana puede ser tarea imposible después de tanto tiempo, pero su estudio nos ayudará mucho a frenar otras enfermedades en el futuro. Si se transmitió de un animal a un ser humano podría volver a ocurrir, y lo último que necesitamos ahora mismo es una nueva versión de una enfermedad ya erradicada.
La viruela era una enfermedad pavorosa por su capacidad para propagarse, su espeluznante cuadro clínico y su elevada mortalidad. Se calcula que la viruela moderna mató a 300 millones de personas solo en el siglo XX. La enfermedad se transmitía por contacto directo con fluidos corporales o con objetos contaminados, y su mortalidad alcanzaba el 50%. Los supervivientes a menudo quedaban desfigurados de por vida (la enfermedad cubre el cuerpo de pústulas) y muchos quedaban ciegos. Se logró erradicar en 1980 gracias a un esfuerzo mundial por vacunar a toda la población.
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