El Toxoplasma gondii altera radicalmente el comportamiento de los lobos dándoles más probabilidades de convertirse en líderes de la manada

Lo inquietante del Toxoplasma gondii no es la enfermedad que produce, sino la curiosa panoplia de cambios en el comportamiento que provoca en su huésped. Cómo enfermedad, la toxoplasmosis normalmente cursa con síntomas similares a los de una gripe. Sin embargo, hay diferentes estudios que han encontrado efectos mucho más sutiles del Toxoplasma gondii en el cerebro humano. En 2016 un estudio asoció la presencia del parásito a los ataques de ira producto del Trastorno Explosivo Intermitente. También se han hallado indicios que vinculan al parásito con diversas enfermedades neurológicas como el Alzheimer, y hasta se cree que tiene la facultad de hacer a sus huéspedes más atractivos.

Las ratas infectadas de Toxoplasma gondii tienden a asumir más riesgos y hasta se sienten atraídas por el olor de la orina de gato, lo que aumenta sus posibilidades de acabar teniendo un encontronazo mortal con un felino. Los monos y las hienas infectadas por el parásito también acaban teniendo mñas encontronazos con grandes felinos. En seres humanos los cambios destinados a hacernos más agresivos o más atractivos probablemente aumenten las posibilidades del huésped de interactuar físicamente con otros seres humanos. Al final todos los cambios en el comportamiento asociados a la presencia del parásito responden a una misma razón: aumentar las posibilidades de transmitirse de un animal a otro hasta llegar a uno que sea viable para su ciclo vital, o sea, un felino.

Ahora ha tocado estudiar a este parásito en los lobos. Los autores del estudio, dirigidos por los biólogos Connor Meyer y Kira Cassidy del Proyecto Lobo de Yellowstone, han analizado la sangre de 229 lobos y 26 años de datos de comportamiento de los estos animales en el Parque Nacional Yellowstone. En ese entorno natural, el Toxoplasma gondii salta hasta los lobos desde los pumas. A veces por contacto con la orina o las heces de estos grandes felinos, o más raramente cuando los lobos aprovechan el cuerpo de un puma muerto para comer.

El caso es que los lobos infectados con el parásito se comportan de manera muy diferente a los no infectados. Toman más riesgos, lo que a menudo los lleva a abandonar la manada para buscar nuevos territorios. Los lobos infectados tienen un 50% de posibilidades de abandonar la manada en menos de seis meses. Para encontrar la misma probabilidad en animales no infectados tenemos que dejar pasar 21 meses.

Debido a la estructura de vida grupal de la manada de lobos grises, los líderes de la manada tienen una influencia desproporcionada en sus compañeros de manada y en las decisiones del grupo“, escriben los investigadores en su artículo . “Si los lobos líderes están infectados con T. gondii y muestran cambios de comportamiento… esto puede crear una dinámica en la que el comportamiento, desencadenado por el parásito en un lobo, influya en el resto de los lobos de la manada“.

El aumento de los niveles de testosterona en los ejemplares infectados también los hace más agresivos y dominantes, lo que a menudo los convierte en los líderes de la manada (46 veces más probabilidades que un individuo no infectado). Este último detalle es crucial, porque los líderes de manada son los que se reproducen (transmitiendo el parásito a sus crías) y dictan el comportamiento general del grupo. si un lider infectado se siente atraído por el olor de la orina de puma probablemente esté atrayendo a todo el grupo hacia zonas donde el contacto con estos felinos es mayor, y por tanto las posibilidades de infección.

https://www.nature.com/articles/s42003-022-04122-0

Acerca de Félix Ruiz

Trabajador Social de formación y apasionado de las temáticas relacionadas con el misterio desde siempre. Redactor de noticias, escritor novel, lector compulsivo y buscador incansable de preguntas que compartir con todo aquel que sea curioso y quiera saber más.

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