El “revival” de la literatura OVNI en España: una visión general

Portada de Los platillos volantes y la evidencia, de Manuel Pedrajo. El primer libro ufológico que se publicó en España, en 1954.

Si alguno de los lectores que gusta de la literatura ufológica ronda la treintena en estos momentos, será consciente de que la temática perdió mucha fuerza en esa década de los noventa, y solo ahora ha remontado el vuelo de forma vigorosa. Los platillos volantes y las naves extrañas dejaban de aparecer constantemente en la prensa, y solo han sobrevivido gracias a la labor encomiable de ufólogos dedicados, revistas especializadas, algunos programas de radio y podcast, que han mantenido vivo el interés. Sin embargo, parece que estamos inmersos en un nuevo “boom” de la literatura Ovni. En los siguientes párrafos verán un mapa general de la situación, que muestra a grandes rasgos lo que la temática ha dado de sí y lo que ofrece actualmente.

Las pasadas dos décadas sirvieron para escenificar la pérdida de interés del público en general por el fenómeno Ovni. Las notas al respecto en periódicos o programas de televisión se redujeron considerablemente, hasta llegar prácticamente a su desaparición, más allá de algunos apuntes intermitentes. El interés que despertaba en España el fenómeno en los años setenta y ochenta se diluyó.

Antonio Ribera, Vicente Juan Ballester Olmos, Félix Ares de Blas, Óscar Rey Brea… España ha sido un lugar importante para la ufología, tanto en casuística como en investigadores. Las primeras décadas tras la puesta en marcha del fenómeno, allá por finales de los cuarenta, estuvieron plagadas de sesudos estudios en torno a la posible naturaleza de las observaciones, cada vez más más numerosas. La escuela francesa quería sentar cátedra, y los norteamericanos no les iban a la zaga en cuanto a las hipótesis que planteaban. Pero ya no eran aquellos años. Muy lejos quedaban ya las primera grandes “Alertas Ovni” organizadas en suelo patrio por la revista Mundo Desconocido y el programa Medianoche de Antonio José Alés, luego repetidas durante años, con cada vez más seguidores y convirtiéndose en un verdadero fenómeno de masas a finales de la década de los ochenta. El fenómeno de los contactados propició que los diarios amarillistas hicieran su agosto con seguimientos exhaustivos, y bromistas y charlatanes de todo tipo campaban a sus anchas en los círculos de aficionados. Cualquier cohete, paso de cometa o maniobra de aproximación de un avión era vista por muchos entusiastas como pruebas de la existencia de los “hermanos cósmicos” o “guardianes del espacio”.

Eran los años de mayor fama de Luis José Grífol, con todo el movimiento contactista añadido, por solo poner un ejemplo. Un contactismo a pie de carretera y con mantas y prismáticos a mano. Música celestial, oraciones mirando hacia el cielo y deseos infinitos de cualquier señal. Es muy curioso que en aquella época pasaran tan desapercibidos por nuestro país dos verdaderos gigantes del mundo literario referido a los Ovnis: Comunión e Intrusos, de Whitley Strieber y Budd Hopkins, respectivamente. Ambos vieron la luz por primera vez en 1987 y llegaron a España el año siguiente, convirtiéndose en referencias en el espinoso asunto de la abducción. También en aquellos años aparecía una traducción de Años luz, basada en las supuestas experiencias con los pleyadianos – tan famoso gracias, en gran medida, a Sixto Paz en 1942. Un libro, por cierto, bastante fantasioso y sensacionalista.

¿Recuerdan los lectores la colección Otros Mundos que editó Plaza & Janés? Allí aparecieron algunos de los grandes clásicos literarios, como el ilustre Pasaporte a Magonia de Jacques Vallée, tan reverenciado como aborrecido, o los clásicos de Peter Kolosimo, que se multiplicaba en dicha colección. También había hueco para libros forteanos de toda índole, desde Fulcanelli a Gérad de Sède, pasando por Louis Charpentier, Pauwels, Bergier y tantos otros. La Atlántida, la astrología, las pistas de Nazca, la Odisea de Homero o los omnipresentes OVNIS, todo lo que sonara a extraño tenía hueco entre las páginas editadas por la editorial, algo muy difícil de repetir. Una colección que sigue haciendo delicias de muchos lectores, que se afanan por conseguir los tomos faltantes para completar sus colecciones. Algunos de ellos son fáciles de encontrar, mientras otros son verdaderas rarezas. Desde finales de los sesenta a los ochenta, Plaza & Janés escribió una página dorada dentro del mundo del misterio a nivel editorial, con nuestros amigos extraterrestres como plato principal.

Años ochenta y noventa

Esa década de los ochenta supuso una revolución social en el tema que ocupa estos párrafos. La revista Muy Interesante hacía un sondeo que reflejaba una realidad sorprendente: el 49,3% de los españoles creían en la vida más allá de la Tierra. Concretamente, el 35,7% defendía la veracidad de los OVNIS, frente al 43,1% que estaban en contra de esta afirmación y el 21,2% que se mostraban indecisos. Esto ocurría en 1984, y la tendencia se mantendría en los años siguientes. Encuestas posteriores revelarían que ese interés era muy alto entre jóvenes de 18 a 25 años, mientras que decrecía en mayores de 55.

La inmortal quinta foto que se tomó el 1 de junio de 1967 en San José de Valderas. El mito Ummo en pleno apogeo.

En esos inicios de década llegaría la rara avis por excelencia de la literatura OVNI en España. Se trata, como no podía ser de otra forma, de El mensaje de otros mundos, de Eduardo Pons Prades. Muy cierto es que en aquellos años no impactó demasiado, más allá de la lógica sorpresa ante esta aparente deriva de este apasionado historiador. Una figura aparentemente antagónica con todo lo que oliera a misterio, por su carácter racionalista, que sin embargo aseguró haber vivido una experiencia de abducción en el año 1981, mientras disfrutaba de unas vacaciones en los Pirineos. Un libro que durante todos estos años ha estado fuera del alcance de los bolsillos de la mayoría de los mortales, alcanzando en Internet y en las librerías de antiguo unos precios insanos – muy parecidos a los que alcanzan algunas de las obras del aun añorado Andreas Faber-Kaiser, cuyo ensayo Las nubes del engaño [Crónica extrahumana antigua], de 1984, es toda una joya que pocos se atreven a comprar en el mercado de segunda mano – pero que felizmente a sido recuperado hace poco por Reediciones Anómalas, los amigos de lo forteano que tan bien están haciendo a los amantes y curiosos de los extraterrestres o a quienes simplemente quieren acceder a los clásicos.

Luego llegarían Más Allá y Año Cero, con unas expectativas muy altas, dados los resultados de estos sondeos. Según escribió el propio Javier Sierra en su momento: «Entre 1966 y 1969 se publicaron nada menos que 25 títulos sobre OVNIs en España. En ese periodo –que comprendió la revolución de mayo del 68 y la aparición de nuevas líneas de pensamiento contestatarias con el establishment– surgen cabeceras en quioscos como Integral, una revista ecologista que ocasionalmente abordaba temas ocultistas, o Algo, que además de a la ciencia dedicó a los OVNIs muchas de sus mejores páginas. Esta última revista fue la semilla que después daría lugar a la aparición, en 1972, de Karma 7, decana de las publicaciones esotéricas españolas que, sin embargo, nunca obtuvo un apoyo de ventas mayoritario. Con Más Allá todo cambió. La impresión a color, un equipo de periodistas profesionales detrás y un savoir faire equiparable a las mejores cabeceras de su época, inauguraron una nueva fórmula que, poco después, sería imitada por otros editores. El éxito alcanzó incluso a varios países de la Unión Europea. En Portugal, Más Allá se llamó Para Alem, en Gran Bretaña Vision, en Holanda Visioen, en Francia Incroyable et Scientifique y en Italia Oltre la Conoscenza. Surgieron imitadores en Argentina que usurparon el nombre de la revista, e incluso se avanzaron conversaciones para su publicación en Estados Unidos y Rusia que nunca prosperaron. La situación era única. Hasta la aparición de Más Allá, el nivel del interés por los OVNIs no había podido medirse en función de los ejemplares vendidos de una revista, sino en relación al número de libros publicados por las editoriales españolas sobre ese tema».

Portada original de El mensaje de otros mundos, el polémico libro de Eduardo Pons Prades, publicado en 1982. Un absoluto incunable recientemente rescatado por Reediciones Anómalas.

El éxito de Más Allá propició en parte la aparición de Año Cero dieciséis meses después. Y en marzo de 1991 haría lo propio Espacio y Tiempo, lanzado en solitario por el Dr. Fernando Jiménez del Oso.

Lo cierto es que a finales de los ochenta y principios de los noventa, los libros patrios sobre ufología no abundaban. Las revistas especializadas fueron las que mantuvieron vivo el interés de los lectores. En 1987 vio la luz la Enciclopedia de los encuentros cercanos con OVNIs, de Fernández Peris y Vicente Juan Ballester Olmos. El presentador José Antonio Silva publicó Mística y misterio de los ovni, donde reflejó todos los clichés y leyendas que pululan alrededor de este tema. Más allá de eso, en 1990 aparecieron dos trabajos de dos clásicos de la ufología española, J. J. Benítez y Salvador Freixedo. Tanto La quinta columna como La amenaza extraterrestre ahondaban en las respectivas visiones de los investigadores sobre el fenómeno, apegados a la tan polémica y manida hipótesis extraterrestre, uno desde la pura casuística y el otro desde la denuncia y la conspiración gubernamental.

Al año siguiente aparecería la Enciclopedia Más Allá de los Ovnis, compilada por Javier Sierra. En sus diversos tomos, se hacía un mapa bastante detallado de todo lo que la ufología había dado de sí hasta ese momento. Casos clásicos e investigadores de toda índole se daban cita entre sus páginas, desde von Däniken hasta los investigadores de esa nueva generación, entre los que destacaba el propio Sierra. Existían volúmenes dedicados al contactismo, la hipótesis extraterrestre en estado puro, el silencio gubernamental, aportaciones científicas, o los mensajes celestiales provenientes de seres cósmicos.

De los años 90, al margen de los libros de los grandes best-sellers, destacaría otra obra de Pedro P. Canto, Visitantes de dormitorio. El contacto sexual con extraterrestres. En él, el investigador bosquejaba la problemática de las abducciones desde el folclore, la psicología o la sociología, buscando pruebas que arrojaran algo de luz a un fenómeno que, como quedó dicho, fue perdiendo fuerza progresivamente en los noventa, movimiento descendiente que pareció culminar con el escándalo de la supuesta autopsia de un ser extraterrestre recuperado en el accidente de Roswell. La película, como todos saben, era una creación falsa que hirió de gravedad la veracidad del fenómeno OVNI. La inicial aprobación de algunos investigadores solo empeoró las cosas, como ha ocurrido recientemente con el caso del “ser de Atacama”. Todo este asunto fue bien analizado por Javier Sierra en Roswell: secreto de Estado.

El nuevo milenio y situación actual

La llegada del siglo XXI trajo nuevos aires al mundo del misterio patrio. Los investigadores que crecieron bajo el influjo de Jiménez del Oso y otros maestros comenzaron a llevar adelante iniciativas propias. Es aquí donde Josep Guijarro, Juan Antonio Cebrián, Iker Jiménez o Bruno Cardeñosa, entre otros, llevaron todo a otro nivel. Los programas de radio Espacio en Blanco (1987) y Otros mundos, por ejemplo, o la un poco más reciente La Rosa de los Vientos (13 de septiembre de 1997) vieron como nacieron otros como Milenio 3 (1 de junio de 2002), el gigante que copó las emisiones de los fines de semana.

En el mundo literario también hubo novedades. Una de las más importantes vino de la mano de la editorial Edaf, que dio espacio a la colección El Archivo del Misterio de Iker Jiménez. Entre sus títulos, hay algunos de espacial interés, como Las luces de la muerte, de Pablo Villarrubia; Humanoides, escrito por Javier García Blanco o Contacto, de Miguel Pedrero. También había investigadores que daban que hablar, más allá de los grandes best-sellers de nuevo cuño o los clásicos como J. J. Benítez. Entre ellos, despuntaba ya José Antonio Caravaca, con La última profecía de Julio Verne, prologada precisamente por Benítez. La Colección Incógnita de Espejo de Tinta – dirigida por Lorenzo Fernández Bueno – nos regaló este libro, que analizaba los avistamientos de la mítica Airship que hizo estragos en los Estados Unidos de finales del siglo XIX y que el autor relacionaba con algunas de las páginas del mítico escritor galo. Un caso parecido era el de Marcelino Requejo, que también dejó perlas como OVNIs, alto secreto.

Ya en esta década en la que estamos inmersos, sellos editoriales como Cydonia, Diversa o Luciérnaga han dado otro espaldarazo a los tripulantes de las extrañas naves que comienzan a observarse de manera masiva a través de miles de vídeos alojados en Internet, que universalizó el acceso a la información de manera brutal, dando a cualquier persona del mundo la posibilidad de ser partícipe de cualquier evento en tiempo real, pero también de dar su opinión al respecto – desde la seriedad o la majadería, eso es lo de menos – o de crear programas de pequeño cuño, ya sea a través de podcast, revistas digitales, perfiles de redes sociales o canales de Youtube. La competencia ha crecido, con las ventajas e inconvenientes que cada uno entienda o crea que existen. La polarización entre creyentes y escépticos parece ser cada vez mayor, mientras somos testigos de un nuevo auge de la literatura forteana. El lema de John A. Keel, «Creer es el enemigo», es el nuevo axioma al que agarrarse en unos tiempos muy turbulentos, preñados de fake news, desinformación, fanatismos de todo tipo y charlatanes que tienen en Internet su nuevo campo de juegos.

La literatura Ovni nunca ha dejado de estar presente en los últimos cuarenta o cincuenta años, pero parece que es ahora, en tiempos en los que la Ciencia y la propia ufología parecen estar buscando respuestas convincentes al fenómeno, cuando la nueva oleada de libros sobre el tema parece querer llenar las librerías. A los sellos editoriales ya citados se deben sumar Ediciones Oblicuas, la colección El Círculo del Misterio de Guante Blanco o algún volumen de la colección Ocultura, dirigida por Javier Sierra. Una nueva oleada que viene de la mano de Moisés Garrido, José Antonio Caravaca, David Cuevas o Jorge Sánchez, entre otros, cuyos últimos trabajos tratan, desde puntos de vista diferentes, de dar una nueva vuelta de tuerca a los esquivos visitantes, cuya naturaleza última sigue siendo un misterio.

Mención especial merece Reediciones Anómalas, con Pablo Vergel a la cabeza – al que dedicamos una entrevista desde este portal –, que ha sabido captar a nostálgicos y a nuevos investigadores y curiosos de lo extraño. Su primer gran éxito fue traer de vuelta a Keel y su Operación Caballo de Troya, seguido del incunable El mensaje de otros mundos. Sus crowdfundings se han convertido poco a poco en acontecimientos muy esperados por sus seguidores, que ven como algunos de los grandes clásicos llegan a sus casas. Jung, Vallée o Strieber ya forma parte de su catálogo, pero seguro que no serán los únicos. Eso está asegurado, pues más pronto que tarde verán la luz otras reediciones de autores como John Mack, Leo Festinger, Hilary Evans y Mark Pilkington.

¿Qué depara el futuro? Es muy difícil contestar de manera segura. Pero a buen seguro que nuestros esquivos vecinos cósmicos – o habitantes de este mundo, o de otra dimensión, o de nuestra mente, quién sabe – seguirán siendo parte importante del día a día de los que gustan del misterio, para bien o para mal. Creyentes y escépticos seguirán inmersos en esa disputa que a ratos parece cada vez mas cruda, con episodios tensos. La Ciencia seguirá buscando en nuestro vecindario cósmico pruebas de la existencia presente o pasada de formas de vida, inteligentes o no. Internet seguirá ejerciendo su papel clave dentro de toda esta compleja trama. Trajo la revolución de estos temas, y quién sabe si la siguiente evolución del propio fenómeno, que según algunos moriría en el siglo XX, algo que estos primeros años del XXI se han encagardado de refutar. Investigadores y divulgadores seguirán ejerciendo su labor de comunicadores, cada vez con formas más innovadoras de captar nuevos oyentes y lectores. Y habrá libros, muchos más. Vivimos días extraños, como diría Santiago Camacho, llenos de luces y sombras, donde no sabemos si ser optimistas o refugiarnos en un lugar seguro que nos libre de tanta desgracia o negatividad, pero fascinantes a todos los niveles. De eso no hay duda.

Acerca de Félix Ruiz

Trabajador Social de formación y apasionado de las temáticas relacionadas con el misterio desde siempre. Redactor de noticias, escritor novel, lector compulsivo y buscador incansable de preguntas que compartir con todo aquel que sea curioso y quiera saber más.

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