John lo tenía claro: quería hacer lo que otros tantos ya habían dado por imposible. Aventurero, entusiasta e idealista, ni corto ni perezoso se lanzó a la aventura de lograr que la última tribu pre-neolítica de la Tierra se convirtiera al cristianismo. Para ello, no dudó en viajar a una isla recóndita que se sitúa entre India y Birmania, donde hallaría la muerte. La empresa era muy peligrosa, y él lo sabía perfectamente.
¿La isla? Sentinel del Norte. ¿Sus habitantes? Los sentineleses, quienes no tienen contacto alguno con personas ajenas a la tribu. De hecho, los escasos intentos por entablar relaciones con ellos han acabado con ataques sin remordimientos por parte de los habitantes de la isla, que siempre han dejado claro que no tienen ningún interés en el mundo exterior. Las visitas al lugar están prohibidas por el gobierno indio, a sabiendas de que ninguna acaba bien. Con estos elementos en juego, no es de extrañar que la historia haya acabado de la forma que lo ha hecho.
Chau realizó varias incursiones el día 15 de este mes de noviembre, contactando con la tribu y volviendo de nuevo al punto de partida al ser atacado con flechas. Unos pescadores lo acercaron a la isla, a la que únicamente pudo acceder en solitario, en un bote.
«Me dispararon los sentineleses», escribió y detalló que uno de ellos era «un chico de unos diez años, tal vez un adolescente, más bajo comparado con aquellos que parecían ser adultos. El niño disparó una flecha directamente en mi Biblia, que estaba sosteniendo en mi pecho», precisó.
Reacio a abandonar su misión, el día 16 quiso hacer lo mismo, pero se cubrió las espaldas y dio a los pescadores una nota escrita a mano, que debían entregar a un amigo suyo. John debió intuir que aquello podría salir muy mal.
Los pescadores volvieron a acercarle a la isla, y el misionero hizo el resto con el bote. No se volvió a saber de él hasta el día siguiente, cuando sus compañeros de aventura decidieron acercarse al lugar para intentar sacar algo en claro. Lo que vieron no dejó lugar a la duda: al parecer vieron el cuerpo del muchacho siendo arrastrado y enterrado en la playa.
Survival International, organización encargada de defender los derechos de las tribus indígenas, se refirió al incidente expresando que las autoridades indias deben mejorar la forma en que protegen los territorios de los sentineleses y otras tribus existentes en la zona.
«Esta tragedia no debería haber ocurrido. Las autoridades de la India debería reforzar la protección de los sentinelenses y de su isla para la seguridad tanto de la tribu como de los extranjeros», expresó Stephen Corry, director de Survival International.
Siendo el caso ya de dominio público, las autoridades indias detuvieron a los pescadores que, de forma ilegal, ayudaron al estadounidense a penetrar en Sentinel del Norte. La familia de John, sin embargo, solicita que se perdone a los mismos, como también han indicado que perdonan a los sentineleses. Un pueblo que vive aislado por propia voluntad, y que debe seguir en ese estado.