Hace poco más de un siglo, un arqueólogo estadounidense descubrió una tumba oculta enterrada unos 9 metros por debajo de grandes rocas en una antigua necrópolis egipcia. El buscador se encontró con uno de los mejores ataúdes pintados hallados jamás en Egipto y una cabeza momificada decapitada colocada justo encima. ¿Así pues, a quién perteneció esta cabeza? Los científicos se dirigieron a los expertos de la unidad de investigación criminal del FBI para que les ayudaran a resolver el caso.
La tumba, designada tumba 10A, fue descubierta por el egiptólogo estadounidense George Andrew Reisner, líder de la expedición de 1915 enviada por la Universidad de Harvard y el Museo de Bellas Artes de Boston a la necrópolis de Deir el-Bersha, cercana a la ciudad de Minya situada en el valle del Nilo, unos 225 kilómetros al sur de El Cairo.
La cámara funeraria había sido asaltada por su oro y sus joyas en la antigüedad, pero los ladrones dejaron atrás varios ataúdes de madera de cedro finamente pintados, un cofre canópico, vasos canopos, maquetas de barcos y más de 100 modelos de madera de barcos, hombres y mujeres en actividades cotidianas, el más famoso de los cuales es conocido como la ‘procesión de Bersha’. Se compone de un sacerdote al frente de tres muchachas con ofrendas, y se encuentra entre las mejores piezas de madera halladas en Egipto. También quedó a pesar de los saqueadores un torso momificado sin cabeza y sin miembros, que había sido arrojado a un rincón, y la cabeza de la momia decapitada. ¿Por qué dejaron así este cuerpo, y a quién pertenecía su cabeza? Era un misterio de 4.000 años que los egiptólogos estaban decididos a resolver.
Uno de los ataúdes hallados en el interior de la tumba, conocido ahora como el ataúd de Bersha, es el más magnífico ataúd del Imperio Medio descubierto hasta la fecha, y está considerado una obra maestra de la pintura sobre tabla. El Museo de Bellas Artes de Boston afirma que las pinturas del interior del ataúd están “exquisitamente detalladas con espesa pintura de vivos colores. Las minuciosas pinceladas del artista y su elocuente uso del sombreado producen un nivel de realismo raramente superado en el arte egipcio.”
“El punto focal es una puerta falsa intrincadamente decorada a través de la cual el ka podía pasar entre el más allá y el mundo de los vivos,” añade el Museo. “En ordenadas columnas de pequeños jeroglíficos en cursiva están los Textos de los Sarcófagos, un compendio de rituales funerarios y hechizos destinados a proteger y guiar a los muertos en su camino hacia el más allá. Estos textos continúan en torno al interior del ataúd.”
Las inscripciones de los ataúdes revelaron que la tumba perteneció a Djehutynakht, un antiguo egipcio “Gran Soberano del Nomo de la Liebre” (nomo XV del Alto Egipto) hacia el final de la Dinastía XI o el principio de la Dinastía XII (siglos XXI a. C. – XX a. C.). Originalmente estaban enterrados en la tumba Djehutynakht y su esposa, quien también se llamaba Djehutynakht.
Live Science informa de que los científicos han debatido durante más de un siglo si los restos momificados pertenecían al propio Djehutynakht o a su esposa.
“Haciendo más profundo el misterio, la cabeza había sido alterada durante el proceso de momificación, con varios huesos retirados de la mandíbula y la mejilla en el empeño de permitir al difunto comer y beber después de la muerte,” informa Live Science.
El personal del Museo de Boston estaba decidido a averiguar si la cabeza momificada que tenían expuesta era la del Sr. Djehutynakht o la de su señora.
El New York Times informa de que el museo se dirigió a la unidad forense del FBI para que le ayudara a resolver el misterio. El objetivo de su investigación era extraer material genético de la momia de 4.000 años, esfuerzos que anteriormente habían fracasado debido a las dificultades a la hora de extraer un ADN que llevaba siglos en un ambiente cálido propicio para el deterioro del ADN.
En el año 2009, los científicos lograron perforar el núcleo de un molar y extraer 105 mg de polvo de diente. Sin embargo, durante años los científicos intentaron infructuosamente extraer ADN de este polvo de diente. Al entrar el FBI en la investigación, la Dra. Odile Loreille, científico forense del FBI que previamente había logrado extraer con éxito material genético de un oso de las cavernas de 130.000 años, disolvió el polvo de diente en un compuesto líquido diseñado para amplificar ADN existente. Y lo consiguió.
“Honestamente no esperaba que funcionara, ya que por aquel entonces existía la creencia de que no era posible obtener ADN de restos del antiguo Egipto,” señalaba la Dra. Loreille para el New York Times. “Pero en la revista Genes de marzo, la Dra. Loreille y sus colegas informaban de que habían recuperado antiguo ADN de la cabeza.”
El ADN se encontraba dañado, lo que demostraba que provenía de la antigua momia, y no de una contaminación moderna. Después de conectar los datos a un programa informático para analizar la proporción de cromosomas presentes en la muestra, los resultados revelaron que el ADN provenía de un varón biológico. La cabeza pertenecía al gobernador Djehutynakht, y no a su esposa. Así pues, el FBI no solo ha resuelto un misterio de hace 4.000 años, también ha ayudado a confirmar que se puede extraer ADN de antiguas momias, sentando las bases para numerosas investigaciones en el futuro.
https://www.nytimes.com/2018/04/02/science/mummy-head-fbi-dna.html?smid=tw-nytimesscience&smtyp=cur
https://www.livescience.com/62194-decapitated-mummy-ancient-dna.html