Un estudio publicado en 2017 reveló que, de cada 2,000 adultos que viven en España y Alemania, entre 85 y 90 por ciento no quería saber el futuro si este depara eventos negativos. En cambio, en los Estados Unidos y América en general, parece haber más interés por saber, sea cual sea el resultado.
Lo bueno es que los científicos, pensadores y actores asiduos en pro del futuro, también han sentido curiosidad por el tema. Por ello, hicieron un experimento con monos que demostró que, en efecto, todo está en el cerebro.Los investigadores le enseñaron a dos monos que algo malo podría pasarles, y luego les dieron la opción de saber si en realidad les iba a suceder. Durante el proceso, monitorearon tanto su comportamiento tanto como la actividad de su cerebro a fin de comprender su respuesta.
Descubrieron que, de manera similar a los humanos, uno de los monos estaba dispuesto a conocer el futuro negativo, mientras que otro no. En cambio, ambos monos mostraron interés por saber cuáles eran las buenas noticias que los aguardaban, básicamente, las dos corrientes que se han observado en los humanos.
Al echar un vistazo a las imágenes cerebrales, los investigadores comprendieron el porqué de las diferencias entre los monos, y en el interés por conocer las cosas buenas y las malas. Había dos regiones cerebrales involucradas en la decisión de conocer los próximos eventos negativos: la corteza cingulada anterior (ACC) y la corteza prefrontal ventrolateral (vIPFC).
En su artículo explican que la actividad de la ACC jugó un papel en la codificación de la información sobre las buenas y malas noticias; por otro lado, la actividad de la vIPFC cambió de acuerdo a la preferencia de cada mono por conocer las malas noticias.
“A diferencia del ACC, vIPFC también contiene una población de neuronas que integran actitudes hacia la información de recompensa y castigo para codificar la preferencia general por la información en un asunto bivalente”, escriben los autores. “Esta red cortical es adecuada para mediar en la búsqueda de información al integrar el deseo de resolver la incertidumbre sobre múltiples resultados motivacionales distintos”.
Suena bastante difícil de comprender pero, en resumidas cuentas, el estudio demuestra que el interés por conocer el futuro, y en especial, si este es malo, está guiado por una variedad de procesos neuronales en el cerebro. Y, al parecer, las preferencias por conocer el futuro, ya sea bueno o malo, son “distintas y separables tanto a nivel conductual como neuronal”.