A pesar de las discordancias entre ambos hallazgos, es importante destacar la evolución de las herramientas de detección de este tipo de objetos. Mediante un microlente, los científicos han podido sondear estos objetos y calcular su posible masa. Estos cálculos le han servido también para estimar cuántos de estos agujeros negros podría haber en nuestra galaxia.
La ciencia estima que debería haber entre 10 y 1000 millones de agujeros negros rondando por la Vía Láctea. Al no emitir luz, se vuelven difíciles de detectar. Pero, se hace posible gracias a la generación de rayos X alrededor del agujero negro.
El 2011, los experimentos con la lente OGLE y el microlente MOA registraron un evento denominado MOA-2011-BLG-191/OGLE-2011-BLG-0462 (abreviado como OB110462). Años después, en 2017, el telescopio espacial Hubble logró recoger más datos sobre este particular objeto. Todos ellos habían detectado una luz inusual que provenía de esa región.
Con todos los datos sobre la mesa, un grupo de científicos se dispuso a hacer su propio análisis de la situación. Los astrónomos determinaron que el culpable de esa luz era un agujero negro con 7,1 veces la masa del Sol. El objeto estaría a una distancia de 5.153 años luz. lejos.
Sin embargo, tras los nuevos datos recolectados en 2021 por el telescopio Hubble, un nuevo grupo de astrónomos decidió hacer su propio análisis. Este equipo descubrió que el objeto es algo más pequeño, entre 1,6 y 4,4 veces la masa del Sol. Esto significa que el objeto podría ser una estrella de neutrones y no un agujero negro.
Por el momento, los científicos creen que es imposible sacar una conclusión firme de OB110462. Los astrónomos esperan aprender mucho del descubrimiento y, sobre todo, encontrar más de estos objetos en el futuro.