El ADN revela el origen de parte de los manuscritos del Mar Muerto

La colección más grande de los pergaminos, alrededor de 900, se descubrió en 11 cuevas ubicadas en Qumran, cerca del Mar Muerto, y todas se remontan al período helenístico-romano entre los siglos I y III a. C. Según ha explicado el investigador Oded Rechavi, de la Universidad de Tel Aviv en Israel, en un comunicado:

El descubrimiento de los Manuscritos del Mar Muerto de 2.000 años de antigüedad es uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes jamás realizados. Plantea dos desafíos principales: primero, la mayoría de ellos no se encontraron intactos, sino que se desintegraron en miles de fragmentos, que tuvieron que clasificarse y reconstruirse, sin conocimiento previo de cuántas piezas se perdieron para siempre, o – en el caso de composiciones no bíblicas: cómo debería leerse el texto original. Dependiendo de la clasificación de cada fragmento, la interpretación de cualquier texto podría cambiar dramáticamente.

Sobre el nuevo hallazgo sobre las diferentes ubicaciones de los textos, la investigadora Pnina Shor, quien encabeza el proyecto de la Israel Antiquities Authority (IAA) estudiando los manuscritos, ha dicho lo siguiente:

Hemos descubierto mediante el análisis de fragmentos de pergamino que algunos textos fueron escritos en la piel de vacas y ovejas, mientras que antes pensábamos que todos habían sido escritos en piel de cabra. Esto prueba que los manuscritos no provienen del desierto donde fueron encontrados.”

Para tratar de descifrar el rompecabezas del desplazamiento, un equipo internacional de investigadores recurrió a un proceso conocido como paleogenómica. Cada manuscrito está escrito en un trozo de piel de animal, lo que permitió a los investigadores extraer ADN antiguo para determinar qué tipo de animal se utilizó para hacer el pergamino, dónde estaba ubicado y cómo cada animal podría haberse relacionado con otros cuyas pieles se usaron para hacer otros manuscritos relacionados.

Los investigadores determinaron que la mayoría de los pergaminos analizados estaban hechos de ovejas. Además, también encontraron que dos piezas de pergamino que se creía que pertenecían de la misma especie en realidad provenían de dos, una oveja y una vaca, lo que sugiere que los textos probablemente no estaban relacionados.

Los resultados completos del estudio se han publicado en la revista Cell. El equipo de investigación espera aplicar los mismos métodos a otros textos escritos antiguos que contienen materiales biológicos para futuros análisis.

Es como armar partes de un rompecabezas”, ha explicado Oded Rechavi, profesor que dirigió el equipo de la Universidad de Tel Aviv. “Hay muchos fragmentos de pergaminos que no sabemos cómo conectar, y si conectamos piezas incorrectas juntas, podemos cambiar drásticamente la interpretación de cualquier manuscrito”, zanja el investigador.

https://www.cell.com/cell/fulltext/S0092-8674(20)30552-3

Acerca de Félix Ruiz

Trabajador Social de formación y apasionado de las temáticas relacionadas con el misterio desde siempre. Redactor de noticias, escritor novel, lector compulsivo y buscador incansable de preguntas que compartir con todo aquel que sea curioso y quiera saber más.

Comentarios cerrados.