El Servicio Geológico de Estados Unidos ha registrado un total de 11 pequeños temblores en el área al oeste de Yellowstone. El más potente ha alcanzado una magnitud de 3,1, y el menor de 1,6. Todos ellos han tenido lugar a una profundidad de unos 4,8km y se suman a los 34 temblores del pasado mes.
Los temblores de este tipo no son nada fuera de lo común en Yellowstone. De hecho es normal también que este tipo de movimientos sísmicos se produzcan en racimos. Según la página de Yellowstone, cada año se registran entre 700 y 3.000 de estos temblores.
El hecho de que la tierra tiemble en las inmediaciones del supervolcán de Yellowstone siempre es un poco más inquietante, pero a priori no hay nada de lo que preocuparse. Los geólogos estiman que la probabilidad de que Yellowstone entre en erupción es de una entre 730.000 (el 0,00014%). No obstante, esta cifra es un cálculo realizado a partir del intervalo de tiempo que pasó entre las dos últimas erupciones en esta zona. Yellowstone ha experimentado tres grandes erupciones en los últimos 2,1 millones de años que han dado lugar a las tres calderas de magma actuales. La última erupción tuvo lugar hace 174.000 años.
¿Qué pasaría si, pese a todo, entrara en erupción? Pues que los problemas actuales con el coronavirus y las protestas en Estados Unidos nos parecerían una broma. Se calcula que el área de destrucción directa causada por la onda expansiva de la erupción sería de aproximadamente 60 kilómetros de radio alrededor del parque. Sin embargo, el mayor problema serían los millones de toneladas de cenizas que el volcán lanzaría al aire. Estas cenizas aumentarían primero la temperatura del planeta como un invernadero, para enfriarla después en el equivalente a un invierno nuclear.
Si algo así estuviera a punto de suceder, los geólogos recibirían muchas más señales que 11 temblores. Esa es la buena noticia. La mala es que no podríamos hacer nada para evitarlo.