Cosme y Damián: los santos gemelos milagrosos

Hoy quiero hablar con vosotros sobre una pequeña investigación que he realizado recientemente sobre un par de figuras del santoral católico. Todo surgió a raíz de una conversación con Esteban Palomo, quien me contó lo que había hallado mientras investigaba otras historias que rescatar del olvido. Me habló de dos hombres de los que ya había oído algo en otra ocasión: Cosme y Damián, dos supuestos médicos árabes que habían logrado lo imposible en el siglo III: un transplante de pierna. Si ésto no fuera ya insólito por sí solo, me sorprendí aun más cuando se aseguraba que habían recurrido a la pierna de de un hombre africano ya fallecido para colocarla en el cuerpo de un paciente blanco, y que además se logró que esta operación fuera un éxito. Es decir: que el miembro fuera funcional. Recientemente se ha tratado el tema en el programa Misterio en Red, enfocado en varios casos de transplantes a priori imposibles, como el que se quiere llevar a cabo por parte de Sergio Canavero, que pretende transplantar una cabeza de un paciente enfermo de ELA al cuerpo de un cadáver, con el consiguiente riesgo e implicaciones éticas.

 

Pero volvamos a lo que ahora nos interesa. ¿Un milagro en el silo III? ¿Además llevado a cabo por dos santos católicos que fueron martirizados? Algo más se escondía en todo este asunto, y me lancé sin dudarlo a intentar sacar algo en claro. Debo aclarar algo a los lectores: la investigación sigue, pues ha dado para mucho más de lo que esperaba. Estos párrafos son solo una pequeña introducción a la temática de los ‘santos gemelares’, como se denomina a algunas parejas de santos a los que se atribuyen verdaderos prodigios.

Los santos Cosme y Damián, de Hans von Kulmbach. Germanisches Nacionalmuseum de Núremberg.

 

¿Qué sabemos de Cosme y Damián a ciencia cierta? Pues no mucho, como deben suponer. Trataremos de resumir lo que verdaderamente hay. A ambos se les considera patronos de cirujanos, médicos, peluqueros, farmacéuticos, dentistas y trabajadores de balnearios. La profesión de galeno les daba un prestigio social importante, tal como podemos comprobar al ver sus representaciones.En ellas, aparecen vestidos con mucho lujo, y portando instrumental quirúrgico. Ofrecían sus servicios desinteresadamente – sin percibir honorarios – aunque sí sermoneaban a sus pacientes para convertirlos así a la religión de la Iglesia, lo que llevó a que el gobernador de Cilicia, de nombre Lisias, les impusiera la pena capital. ¿Cómo intentó matar a los hermanos? Arrojándolos al mar o a la hoguera, todo sin resultado. Finalmente se recurrió a un hacha, siendo la decapitación el modo más efectivo para acabar con un santo. Un poco más adelante incidiremos más en este punto.

Juan Eslava Galán nos cuenta en La madre del cordero que sus tumbas se convirtieron en centros de peregrinación y se les atribuyen curaciones incluso tras haber muerto. Su milagro más conocido es el del primer transplante de pierna. Un hombre blanco perdió la suya tras tener un accidente con la rueda de un carro, y a los hermanos no se les ocurrió otra cosa que recurrir a la pierna de un hombre negro recientemente fallecido. Cogieron una de sus extremidades y la unieron al cuerpo del accidentado, devolviéndole su miembro perdido y logrando que éste fuera funcional.

¿Cuál es la historia de los santos gemelares?

Ahora recurriré al Santoral Diabólico del sin igual Juan G. Atienza para ampliar un poco más nuestra perspectiva de todo este asunto, pues el simbolismo juega un papel caipital en la historia de estos dos personajes y de muchos otros desconocidos para buena parte del público en general. Cosme y Damián son los santos gemelares más representativos, siendo los que más veces aparecen en altares y capillas de templos. Tanto su lugar de nacimiento, como el del martirio o los escenarios de sus milagros son un auténtico misterio, ya que hay varios lugares que reclaman ese honor. Tal es así que la propia Iglesia reconoce a estos santos como ubicuos, ya que hay detalles de sus vidas sobre los que poco o nada se sabe, más allá de las habladurías y de los deseos de varias poblaciones de ser centros de peregrinación gracias a estos dos personajes.

Existen varias versiones de sus historias, pero el esquema básico sería el siguiente:

– Según San Gregorio de Tours escribió en De Gloria Martyrum, ambos eran gemelos. Médicos de profesión, sus curaciones son fruto de sus conocimientos, no de ningún milagro. Cosa distinta es su actitud ante la fe.

– En su martirio intervienen los cuatro elementos – fuego, aire, tierra y agua – y los santos sobreviven a su acción gracias a la intercesión celestial. Según Jacobo de la Vorágine en La leyenda dorada, primero «les machacaron manos y pies», privándoles del tacto. Después fueron atados con cadenas y arrojados al mar, de donde regresaron milagrosamente. Tras ésto, se les arrojó esta vez a las llamas, que ni siquiera les rozaron. El último intento previo a su muerte por decapitación consistió en dispararles saetas, que el viento desvió, hiriendo a sus verdugos.

– Tras morir comenzó su fama de milagreros, ya que se hablaba de su suerte ante la muerte. Además, comenzaron a aparecer en los sueños de diversos enfermos, que luego reportaron haberse curado milagrosamente.

Los santos Cosme y Damián en la iglesia de San Pedro (Teruel).

Símbolos ocultos

La cura mediante los sueños no era nada nuevo – como casi nada de lo que supuestamente aportó el cristianismo – y la curación mediante sueños no iba a ser una excepción. En el santuario ateniense de Asclepio – dios de la medicina – se practicaba la incubatio, mediante la cual los sacerdotes del dios provocaban el sueño a los que allí acudían. En el trance, el propio Asclepio se presentaba ante los pacientes, dictándoles los pasos a seguir para alcanzar la curación. El inmortal Galeno cuenta que su vocación le llegó tras protagonizar varios encuentros oníricos con Asclepio, quien le instruyó personalmente en las artes médicas.

Simbólicamente, los gemelos representan la armonía entre contrarios. En algunos casos, son rivales – como Osiris y Set en Egipto – mientras en otras surge amor entre ellos al ser el uno mortal y el otro inmortal – como en el caso de Cástor y Pólux –, llevándonos a la conclusión de que ambos son necesarios para completar un conocimiento. Ambos se complementan y se unen en una única realidad, representando uno la vida y el otro la muerte. Por eso los gemelos suelen poseer características curativas, porque allá donde se unen la vida y la muerte puede haber equilibrio, fisiológico y mental. Y, por ello, salud. El mismo fenómeno de los gemelos empapó al cristianismo, como por ejemplo con Dimas y Gestas – los ladrones que fueron crucificados con Jesús, siendo el uno bueno y el otro malvado, y teniendo destinos diferentes tras su muerte gracias a su actitud hacia Jesús – o con Juan Bautista y Juan Evangelista, cuyas fechas corresponden en el santoral a los solsticios de verano e invierno, cuando el Sol tiene más vida y cuando alcanza su punto más alejado, simbolizando la muerte del astro, que luego volverá a la vida paulatinamente con mayor vigor.

Culto a los santos

¿Cómo se extendió el culto a Cosme y Damián: extendido por todo Oriente y Occidente, demostrando su universalidad. Desde Cyro a Constantinopla, donde tenían dos templos dedicados a ellos en el siglo V. Justiniano ordenó levantar otro templo en Panfilia. En 457 ya eran patronos del hospital de Edesa y tenían culto en Jerusalén y toda Mesopotamia. El calendario Oxirhinco egipcio les da otro templo. También contaron pronto con lugares de culto en Cerdeña, Tesalónica, Bizona (Escitia) y Egea (Cilicia), donde se dice que nació la leyenda árabe que se recogió en la Edad Media, de la curación de la pierna del hombre blanco mediante el miembro de uno negro. Se les representa en mosaicos en Rávena desde los siglos VI y VII y en Roma tuvieron diez iglesias dedicadas, entre ellas la de Rómulo, fundador mítico de la ciudad.

En España, ya parece haber culto hacia ellos en el siglo VII, tal como se desprende del Oracional visigótico de Verona. Hay representaciones suyas de todas las épocas en nuestro territorio. Casi todas las festividades hacia ellos coinciden con el 27 de septiembre, menos en El Prat de Llobregat, que festeja también el 29 de junio, junto a con las festividades de los santos Pedro y Pablo. También se les han dedicado ferias gastronómicas en lugares como Bayona (Pontevedra, con nueces y miel como productos estrella) o en Mieres (Asturias, con avellanas o o sidra dulce) en las fiestas de los Mártires de Valdecuna.

Aun me queda ofreceros un dato curioso sobre estos santos: en las fiestas que se celebran en su recuerdo se usan gigantes y cabezudos. Como por ejemplo en Poza de la Sal (Burgos, donde hay restos de los santos, según dicen), o Arnedo (La Rioja). ¿Por qué gigantes y cabezudos? Según C.G. Jung en Símbolos de Transformación, los gemelos dióscuros y los dáctilos están relacionados en la mitología clásica, ya que ambos son representados como enanos cabezones muy parecidos a los que aparecen en las fiestas populares, repartidas por todo nuestro país con otras romerías o fiestas locales.

Documento de prensa fechado el 17/03/1968 en la hemeroteca del diario Sur (Málaga).

Como os dije al principio, este artículo solo es la punta del iceberg de una investigación mucho mayor, que sigue en curso. Quizá en otro momento ofrezca más pinceladas del mismo. Hasta entonces, espero que estas palabras hayan servido para sorprenderles al menos una pequeña parte de lo que me sorprendió a mí todo el caso.

Fuentes:

– Eslava Galán, Juan. La madre del cordero: curiosidades y secretos de la simbología cristiana, Planeta, 2016.

– García Atienza, Juan. Santoral diabólico, Ediciones Martínez Roca, 1988.

Acerca de Félix Ruiz

Trabajador Social de formación y apasionado de las temáticas relacionadas con el misterio desde siempre. Redactor de noticias, escritor novel, lector compulsivo y buscador incansable de preguntas que compartir con todo aquel que sea curioso y quiera saber más.

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