Who goes there? y sus versiones más célebres

El doble siniestro, el sosias o el doppelgänger. Todos denotan la intuición, percepción o aparición de un ser muy parecido a otro, cuando no idéntico. Quizá no en absolutamente todo, pero sí lo suficiente para hacer dudar a cualquiera que el individuo en cuestión tenga alrededor. Incluso puede que a sus más allegados. Se trata de un elemento muy poderoso, que ha sido usado desde la antigüedad para expresar algunas de las mayores inquietudes del alma y la razón. Seguro que todos los lectores conocen algún texto, teatro o película que verse sobre estos fenómenos. Precisamente, el presente artículo parte de uno de esos ejemplos, universalmente conocido. Se trata de Frozen Helli, novela corta ideada por uno de los maestros de la ciencia ficción moderna, John Wood Campbell Jr. Su mente, confusa y a veces atormentada por el siniestro parecido entre su madre y su tía, conservó algunos elementos distorsionados por el tiempo que plasmó en este relato que finalmente apareció con el título de Who goes there?, en agosto de 1938. Su influencia ha traspasado las décadas y el pasado siglo que le separa del presente, siendo un producto que ha sido trasladado a diversos medios audiovisuales, siendo su expresión más famosa la película de John Carpenter de 1982, The Thing (La Cosa).

A pesar de que la adaptación de 1951 incidía de forma nada velada en el racismo (asunto que salpicó la vida de Campbell), el origen del relato que protagoniza estas líneas nace precisamente de ese sentimiento contradictorio que el autor experimentaba al ver a su madre y su tía. El libro The Mechanics of Wonder: The Creation of the Idea of Science Fiction (1998), de Gary Westfahl, incide en la incapacidad del autor para distinguir a ambas. Si ese fue o no el germen de su relato, todavía es objeto de debate.

No es John W. Campbell un desconocido para aquellos que gustan de la ciencia ficción. El natural de Newak (Nueva Jersey) fue el escogido por el célebre editor Orlan B. Tremaine para sustituirlo al frente de la inmortal revista Astounding Science Fictionii. Fue su papel de editor el que más fama le granjeó, incluso tras su muerte en 1971, a los 61 años de edad. Antes de que llegara esa designación como editor, ya había publicado diversos relatos usando su propio nombre o algún pseudónimo. Estudió en el MIT, lo que a buen seguro contribuyó a darle esa pátina cientifista a sus creaciones literarias.

Su influencia y prácticas dieron lugar a no pocas polémicas. Campbell era bastante crédulo, y sostuvo disputas con muchos contrarios a sus pensamientos y postulados, pero también con algunos de sus colaboradores más cercanos. Isaac Asimov llegó a escribir en La Edad de Oro que la superioridad que el editor atribuía a los humanos frente a otras supuestas especies galácticas no era más que un reflejo de su postura en torno a los norteamericanos y el resto del mundo, o entre los caucásicos y el resto de razas. ¿Qué es MacReady, protagonista de Who goes there?, sino su ideal humano?

[…]No obstante, daba por hecho que el estereotipo de blanco nórdico era el verdadero representante del Hombre Explorador, del Hombre Intrépido, o del Hombre Victorioso.iii

Un personaje a todas luces fascinante, precursor y quizá máximo responsable de la Edad de Oro de la ciencia ficción. Por ejemplo, los lectores de este artículo quizá recuerden la anécdota que protagonizó junto a Cleve Cartmill, que involucraba al FBI y a la investigación atómica.

El relato, sus influencias y su historia

Volviendo a Who goes there?, es de todos sabido que hubo una adaptación temprana a principios de la década de los cincuenta, dirigida por Christian Neby y Howard Hawks (que no fue acreditado en la cinta) y titulada The Thing from Another World. Esa película es bastante distinta de la de 1982, pero para muchos es superior. Cierto es que, a pesar de que se basa en el relato de Campbell, su punto de partida y el devenir del argumento la separan del texto. A pesar de tener una enorme acogida, no alcanzó el status que las últimas cuatro décadas han dado a la adaptación de John Carpenter, parte de su trilogía del Apocalipsis.iv

Who goes there? es ciencia ficción por sus temas pero es terror en su tratamiento. Su temática fue novedosa e inició una línea narrativa que había sido poco tratada desde hace mucho tiempo y que tuvo en el cine un aliado de primer nivel. Multitud de producciones de mayor o menor presupuesto desfilaron por las salas de medio mundo, adaptando obras de corte similar escritores como Wells, quizá alcanzando su punto culminante en 1979 con Alien, o en 1982 con The Thing. Tres años separan ambas cintas, pero un mismo espíritu las une.

El relato fue parte del segundo tomo de la antología The Science Fiction Hall of Fame, publicada en 1973 y cuyo contenido se eligió mediante una votación entre los miembros de la Science Fiction Writers of America. La antología buscaba reunir las historias de ciencia ficción “más importantes, influyentes y memorables que se hayan escrito jamás”. Obviamente, su inclusión ya es signo del peso que adquirió la novela de Campbell dentro de la ciencia ficción. Toca ahora hacer un breve repaso por los acontecimientos que narra. Obviamente, no se va a ahorrar en spoilers, por lo que quienes quieran disfrutar de su lectura sin saber detalles no deberían seguir leyendo. Aun así, se da por hecho que muchos seguirán adelante, pero el aviso no está de más.

Para quienes se han acercado de forma crítica a la obra es innegable el parecido razonable que existe entre esta y The Colour Out of Space (El color que cayó del espacio) de Lovecraft, publicado en septiembre de 1927 en la revista Amazing Stories, y más adelante reeditado en la colección de 1939 El extraño y otros (The Outsider and Others). También parece haberse inspirado parcialmente en el cuento de Thorp McClusky, The Crawling Horror (El horror reptante)v.

Las criaturas de Lovecraft y Campbell tienen algo en común: nadie sabe exactamente qué son, pero sí que parecen proceder del espacio. Ambos son seres extraterrestres desconocidos, no humanoides. Ambos relatos son pioneros en introducir una bioquímica extraterrestre plausible; es decir, la posibilidad de que la vida extraterrestre revista una química radicalmente distinta a la de la Tierra. De ser así, una criatura semejante sería, para nuestra perspectiva, irreconocible como una forma de vida, y menos aún como soporte para la vida inteligente.

John W. Campbell en la World Science Fiction Convention o NyCon II, celebrada entre el 31 de agosto y el 3 de septiembre de 1956. Imagen: Public Domain.

John W. Campbell Jr. no ofrece demasiada información sobre la composición bioquímica de su criatura, a pesar de que en el relato se le practique una autopsia. Lovecraft, en cambio, es mucho más descriptivo al respecto, y considera a su ser como parte de una especie alienígena o interdimensional, cuyo objetivo sería modificar nuestro planeta para volverlo habitable para los futuros invasores. La diferencia más ostensible entre ambos seres es su objetivo, aunque este no esté del todo claro. La cosa ha llegado a nuestro planeta para esparcirse entre todas las formas de vida y, en consecuencia, para quedarse. El ser cósmico de Lovecraft regresa al espacio tan súbitamente como llegó.

La novela de Campbell nos llevaba hasta la Antártida, donde un grupo de científicos que estudian el polo magnético secundario descubren una nave espacial antigua sepultada en el hielo, caída en la Tierra millones de años atrás. Cómo y por qué llegó allí es un absoluto misterio. Lógicamente, y en ese impulso a veces tan insensato de los humanos por curiosear y cuestionarse todo cuando puede, el grupo trata de recuperar la nave. Un mal cálculo da al traste con la operación y la nave es destruida, pero sin embargo, logran recuperar el cuerpo congelado de un espécimen perteneciente a una especie desconocida.

A partir de ese momento, se inicia una investigación que deriva en una trama de suspense, sospechas y muerte. El grupo intenta ponerse de acuerdo en qué hacer con el ser. Uno quieren destruirlo, mientras otros quieren estudiarlo e intentar saber más sobre su naturaleza. La discusión continúa mientras la criatura logra escapar de su cautiverio helado. Es un peligro, puesto que tiene unas características de lo más peculiares. La más definitoria, y que a la postre habría de ser explorada de la forma en que los lectores tienen en mente, es la de tomar la forma de los seres con los que contacta, aunque sea mínimamente. Su capacidad de adaptación y mimetización es total, lo que convierte a este foráneo en un parásito capaz de engañar a cualquiera.

Precisamente, la primera persona que se percató de ello fue el doctor Blair, quien realizó una autopsia al ser recuperado del hielo. Su comprensión de la amenaza que suponía para todos los presentes y para el resto del mundo le llevó a padecer una crisis nerviosa que acabó con él encerrado y aislado del resto del grupo. Una jugada muy astuta por parte de Blair, que ya estaba infectado y se percató de ello desde el primer momento, saliendo de la ecuación hasta los momentos finales del relato de Campbell.

Nadie sabía en quién confiar ni quién podía ser quien realmente decía ser. El ser, a los que siempre se refieren como “la cosa”, podía camuflarse perfectamente. Había una cosa clara: algunos de los presentes eran humanos, puesto que si no era así, todos habrían atacado al único libre de infección. La paranoia juega un papel fundamental en la trama desde el momento en que el ser comienza a hacer de las suyas y acabar con Connant, físico de la estación, y con un perro. A pesar de que el resto del grupo detecta a la criatura y supuestamente acaba con ella, ésta tiene la capacidad de estar en muchas partes al mismo tiempo. No por nada, cada parte de su anatomía parece tener entidad propia. Es esa circunstancia la que les da al resto de presentes una idea para saber quién sigue sano del parásito de otro mundo. La sangre daría testimonio de este extremo. La criatura parecía aborrecer las temperaturas extremas. Sucumbió al frío en un momento indeterminado de la historia, y sucumbe al fuego, que es mortal para cada una de sus partes. El grupo toma muestras de sangre de todos los presentes y las exponen al fuego. Si esa sangre “huye”, el propietario de la misma es una copia, un doble extraterrestre. En el relato, todos los infectados desfilan ante el resto del grupo y son quemados con lanzallamas. Una vez acabada esta tarea (en la que Campbell no se recrea, por suerte), los supervivientes van a buscar a Blair, solo para constatar que él era el primer infectado por la cosa tras su liberación de su prisión helada.

Las adaptaciones cinematográficas y The Things

La adaptación de Nyby bebe mucho de la xenofobia propia del periodo posterior a la II Guerra Mundial. Los miedos de los estadounidenses se desplazaron y pasaron a ser de otra naturaleza. A pesar de que el miedo a lo preternatural o a los avances científicos peligrosos seguían presentes y volverían con fuerza a partir de los ochenta, en aquel momento el miedo se polarizó y tomó una forma más mundana. El bloque del este, el comunismo, la Guerra Fría, la guerra atómica, la invasión china… En definitiva, el miedo al otro. Sobre todo al otro extranjero. Un extranjero que podía tomar diferentes formas, siendo la del alienígena la variante más llamativa. Malvado por naturaleza, con motivos ruines y destructivos, sin justificación. Esta primera película se desmarcó del relato (no tanto en el fondo, pero sí en la forma). Pero no sería sino la primera de las formas que adaptaría el relato del ser congelado que aspiraba a asimilar y copiar al mundo entero.

La versión de Carpenter es un título de culto. En un primer momento fue muy criticada y desprestigiada, llegando incluso a afectar personalmente a Carpentervi, un director de cine de terror puntero, que ya entonces había realizado cintas clásicas como La noche de Halloween (1978). The Thing supuso un duro golpe, hasta que el tiempo la puso en su lugar. Un lanzamiento de Universal Studios que luchó contra E.T. y Blade Runner, lo que la lastró a nivel comercialvii, pero que ganó prestigio posteriormente. Carpenter hizo de esta película su primer acercamiento a lo que imaginaba como posible fin de la humanidad, de ahí lo de la trilogía del Apocalipsis. La cosa es una amenaza extrema, y el director lo plasmó con maestría. Los efectos especiales y los animatrónicos usados en la producción han pasado a la historia y han sido el objeto de las pesadillas de no pocos jóvenes. La forma indefinida del ser hace que la imaginación vuele, y veamos en las diferentes y grotescas formas que desfilan ante nuestros ojos solo una forma aproximada del verdadero horror que podría estar escondido, camuflado, en cada infectado. Rob Bottin y Stan Winston hicieron magia. Una magia visual horrorosa, pero adictiva. Ennio Morricone y su música implantaron el suspense y la duda en los espectadores, y los diferentes actores, encabezados por Kurt Russell, hicieron el resto.

En cuanto al final de la película, y tras la batalla por sobrevivir, solo dos personajes permanecen en pie en el último momento: MacReady y Childs (Keith David). Si eran humanos o no, o si lograron salir de allí con vida, son cuestiones que quedan en el aire. Al menos, en la películas del 82, que introdujo elementos que no estaban presentes en la novela de Campbell pero que fueron pilares fundamentales para expandir la mitología iniciada por él. Precisamente, la siguiente adaptación del relato partiría de esas novedades del film para construir una precuela casi tres décadas después, trasladando la acción a un espacio temporal muy cercano al presentado por Carpenter. Esta precuela de 2011viii rellenaba los huecos dejados por aquella. ¿Qué pasó en la estación de investigación noruega que es investigada por el grupo norteamericano y que estaba llena de cadáveres monstruosos? Según nos cuenta, fueron estos noruegos quienes dieron con el ser atrapado en el hielo. Hubo una ingeniería inversa muy clara en cuanto al primer film, que llegó a aclarar casi cada detalle observado por MacReady y los suyosix. En este segundo equipo estaba la doctora Kate Lloyd, interpretada por Mary Elizabeth Winstead. Esta paleontóloga sería reclutada para una expedición por el doctor Sander Halvorson (Ulrich Thomsen) y finalmente daría con la criatura, que fue datada en unos 100.000 años, aproximadamente. A partir del hallazgo, los acontecimientos narrados por esta precuela estarían totalmente basados en las observaciones que el equipo de McReady pudo hacer en la cinta de 1982, haciendo que ambas fueran perfectamente coherentes entre sí.

Hubo una excavación para liberar la nave. Luego se muestra el gran bloque de hielo que contenía al espécimen extraterrestre. Bloque que se rompió cuando este se liberó y que dejó un hueco idéntico al que se mostró en cines veintinueve años antes. Los cadáveres y sus restos eran similares a los ya mostrados, y su disposición era perfectamente fiel al material anterior. Obviamente, es más una precuela de Carpenter que una adaptación de Campbell. Incluso hubo licencias a la hora de detectar a posibles impostores. Según estipuló esta otra cinta, el ser no podía imitar el material no orgánico presente en los cuerpos de sus potenciales huéspedes. Pendientes, empastes dentales o clavos quirúrgicos, por ejemplo.

Portada del número de enero de 2010 de la revista Clarkesworld, donde se publicó The Things. Imagen: https://clarkesworldmagazine.com/watts_01_10/

El final de esta precuela también es abierto e inconcluso. Kate sobrevive, pero su final es muy parecido al de MacReady. Un tributo o una copia, según se mire. De todas formas, su contribución a la mitología del ser está fuera de toda duda. Antes, no había detalles de cómo o por qué el extraterrestre vino a la Tierra. Pero aquí se trató de dar respuestas. Una escena no incluida en el metraje mostró al piloto de la nave, que no estaría infectado por el ser del espacio, al contrario que el resto de su tripulación. El trasfondo del piloto era algo vagamente parecido a lo que veríamos con Prometheus, la precuela de la saga Alien dirigida por Ridley Scott. Sería parte de un especie que se dedicaba a recoger muestras biológicas a través del Universo, siendo la cosa una de ellas. Este ser de origen desconocido habría escapado de su contenedor de contención y habría atacado a la tripulación. La colisión en la Tierra habría provocado que el parásito, ahora de apariencia insectoide, hibernara hasta poder ser rescatado posteriormente.

En el terreno literario, también ha habido continuaciones y reinterpretaciones de la historia de Campbell. En enero de 2010, en el número 40 de la revista Clarkesworld, se publicó el cuento The Things, del autor canadiense Peter Watts. En ella, el autor revisita la historia original, pero narrada desde el punto de vista de la criatura. Es una suerte de complemento de la versión de Campbell, pero también de la cinta de Carpenter. La historia estuvo nominada a los premios Hugo, BSFA y Theodore Sturgeon Memorial como mejor cuento, y ganó el Shirley Jackson en esa misma categoría.x

Watts decidió dar una vuelta de tuerca al material original, y narrar todo en primera persona, desde la perspectiva del ser alienígena. Este fan fiction logra pulir alguna cosa que su escritor consideraba inconsistente en la película del 82, y además muestra la perspectiva del parásito ante todo lo que ocurre. Según esta versión, la sensación de peligro y amenaza puede ser compartida por ambas partes (humanos y ser). Darle una motivación y una psicología a la criatura no era algo novedoso, y puede que ni tan siquiera fuese necesario. Pero es una curiosidad que puede gustar a los fans de los relatos fantásticos en general y a los de esta saga en particular.

The Thing, el videojuego

También ha habido una incursión de este universo en la industria de los videojuegos. Fue en 2002, de manos de Computer Artworks. The Thing, el videojuego, fue publicado por Vivendi Universal Games y Konami para Windows, Xbox y PlayStation 2. En este caso, sí que es una secuela en toda regla del relato original y de la película de 1982, que además se atrevió a dar un paso más a la hora de ofrecer respuestas a algunos de los interrogantes que quedaron en el aire tras sus precursores. Es cierto que cae en clichés del género del survival horror que tanto éxito trajo en los noventa (los afamados laboratorios llenos de armas orgánicas de Resident Evil, por ejemplo), pero no deja de ser un producto bastante entretenido, que ha de ser tenido en cuenta por los amantes del género y de la saga, a pesar de haber pasado bastante desapercibido en su momentoxi.

Habiendo jugado al mismo, es justo decir que contenía algunas mecánicas llamativas, que recuerdan a las sensaciones que transmiten tanto el relato original como las películas. La Inteligencia Artificial de los PNJ o NPC está determinado principalmente por el “sistema de miedo/confianza”. El sistema de confianza determina si los NPC seguirán las órdenes del jugador y se unirán a él en el combate. Para ganarse la confianza de los NPC, el jugador puede probar a darles armas y municiones, curarlos, protegerlos o usar un kit de análisis de sangre para demostrar que no es una Cosa. Aunque también existe el riesgo de que ese NPC sea una Cosa y no se sepa hasta que ataque. Hay tres niveles de miedo presente en los NPC: normal, asustado y “Crack-up”. Cuando uno de estos personajes entra en el modo “Crack-up”, el jugador tiene una cantidad de tiempo limitada para reducir su nivel de miedo. En caso de no lograrlo, el NPC se suicidará, atacará al jugador y a otros personajes, causará estragos a sus alrededores o morirá de un ataque al corazón. La desconfianza y la paranoia son claves, como en el material en el que se basa el videojuego.

Portada de la versión de Playstation 2 del videojuego The Thing. Imagen: https://rpgarchive.net/ps2-isos/the-thing-ps2-iso/

Igualmente, los desarrolladores incluyeron un sistema de infección, que determina si un NPC está o no infectado por la Cosa. Cualquiera de ellos puede infectarse en cualquier momento antes que le toque, según el guion del juego. La posibilidad de infección se basa en un sistema de probabilidad por el cual cualquier compañero de equipo que entra en contacto directo con un enemigo puede estar infectado. Y aquí ocurre algo muy en línea con lo que ya conocemos de la saga, pues no parece haber cambios evidentes e instantáneos en los infectados, pero luego el parásito convertirá a sus huéspedes en criaturas horribles.xii

En cuanto al argumento del juego, y como ya se ha indicado, se trata de una continuación que se sitúa muy poco después del fin de la película de 1982. Dos equipos de las Fuerzas Especiales de los EE.UU. son enviados a investigar los campamentos estadounidense y noruego ya conocidos. El Capitán JF Blake es el líder del equipo Beta, que está investigando el campamento estadounidense, mientras que el equipo Alfa, bajo el mando del Capitán Pierce, investiga el campamento noruego. Ambos equipos están bajo el mando del general Coronel Whitley. El equipo Beta pronto descubrirá la pequeña nave espacial fabricada por la Cosa-Blair y una grabadora con un mensaje de RJ MacReady, que describe cómo ya nadie confía en nadie (algo que se vio en la película de Carpenter). Luego encuentran información que detalla cómo la base ha sido invadida e infestada por una forma de vida extraterrestre que es capaz de imitar la apariencia física y las características de cualquier organismo vivo que asimila. Luego encuentran el cuerpo de Childs, uno de los dos supervivientes al final de la película, que murió de hipotermia (o eso parece, pues no termina de quedar claro. Quizá mejor pensar eso antes que en un asesinato de manos de MacReady). Bajo las órdenes de Whitley, que en un primer momento ofrece apoyo mediante radio, el equipo Beta instala explosivos C-4 en toda la instalación, los cuales son detonados remotamente, destruyendo el puesto de avanzada.

Blake se dirige al campamento noruego para localizar al equipo Alpha, con quien se ha perdido el contacto. Fueron atacados y algunos supervivientes se escondieron en distintos lugares. Finalmente Blake encuentra a Pierce. Sin embargo, se ha vuelto paranoico, creyendo que todos estarían infectados. Pierce exige que Blake se haga un análisis de sangre para demostrar que todavía es humano. Blake lo hace, y él y Pierce se disponen a encontrar la manera de restablecer la comunicación con Whitley.

Pierce está infectado, y antes de convertirse en una Cosa se dispara en la cabeza. Blake llega a la sub-instalación “Pyron” debajo de la base noruega, un laboratorio dirigido por una compañía llamada Gen-Inc. (la Umbrella de este juego), que ha instalado un equipo de investigación bajo el mando del doctor Sean Faraday (con la voz y un parecido bastante evidente al mismísimo John Carpenter, que colaboró en el desarrollo del juego y dio su visto bueno al mismo). Gen-Inc. había estado realizando experimentos biológicos sobre la criatura hasta que su equipo se infectó casi en su totalidad, contando ahora con unos pocos supervivientes que permanecen dentro de las instalaciones. Whitley acude e impide el rescate del doctor y revela a Faraday que se ha infectado con el “gen Thing”, producto de las investigaciones del laboratorio, que tenía como objetivo convertir al parásito en una suerte de arma biológica. Whitley mata a Faraday, pues pretende quedarse el patógeno para intentar convertirlo en una cura para el cáncer, además de usarlo como arma biológica y extender la infección al resto del mundo.

Blake despierta tras el ataque de Whitley en la instalación de investigación “Strata”, ahora abandonada, y descubre que sus células tienen una resistencia única a la infección por el “virus Thing”. Al saber que Whitley planea distribuir el “virus Thing” por todo el mundo utilizando una flota de aviones, se lanza a destruirlos antes de despegar, acabando de camino con multitud de soldados y mercenarios al servicio de Whitley. Finalmente Blake se enfrenta al propio Whitley, ya transformado en un ser grotesco y gigantesco, con la ayuda de un piloto de helicóptero, que resulta ser nada más y nada menos que RJ MacReady.

Las historias de Dark Horse Comics

A principios de los noventa se comenzaron a lanzar una serie de historias que continuaban con la historia planteada por John Carpenter en los ochenta, continuando con las andanzas de MacReady y Childs. Lógicamente, el material de base para expandir la historia mediante las viñetas debió ser consultado para intentar que las futuras historias fueran coherentes, al menos al principio de esta nueva andadura. De hecho, el tratamiento que se tuvo con MacReady es bastante acorde a lo que se vio en la película, con un Kurt Russell que se mostraba paranoico y dubitativo respecto a prácticamente todos sus compañeros, llegando incluso a asesinar a Clark, que a la postre no estaba infectado, tal como se probó tras exponer su sangre al calor justo después de morirxiii.

The Thing from Another World contaba cómo ambos personajes llegaban a la costa antártica. Childs trató de regresar al puesto de avanzada, mientras que MacReady fue encontrado y recogido por la tripulación del barco ballenero japonés Misaki Maru. Una vez se asegura de no estar infectado (pues duda incluso de sí mismo), MacReady roba el helicóptero de la nave y vuela de regreso a los restos campamento, agotando el escaso suministro de combustible con el que contaba. Sabiendo que las explosiones probablemente no destruyeron todo en el campamento, MacReady se pone manos a la obra para acabar con el trabajo y está a punto de destruir los restos de otra Cosa, pero antes de que pueda hacerlo es detenido por una unidad militar estadounidense, que rápidamente llega ala conclusión de que MacReady se volvió loco, destruyó el puesto de avanzada y mató a todos los que estaban allí. Sin embargo, antes de dejar los restos del puesto de avanzada, uno de los marines toca los restos de la Cosa que MacReady estaba a punto de destruir.

Poco después, el equipo y MacReady están a punto de ser recogidos, cuando el soldado que tocó los restos se transforma repentinamente, mata a la mayor parte de la unidad y destruye el helicóptero, antes de que MacReady y el líder del escuadrón, Erskine, puedan destruir al ser con una granada. Ambos ayudan a los otros dos supervivientes y tratan de llevarlos a una base argentina cercana. MacReady y Erskine se pierden por culpa del primero Sin embargo, son rescatados por un equipo de la base argentina, con Childs entre ellos.

En el siguiente número, los rescatados y Childs son aislados y sometidos a pruebas. Uno de los supervivientes estaba infectado y escapa. Posteriormente, descubren que Erskine no se sometió a la prueba y estaba igualmente infectado. Además, se disponía a huir tras haber avisado por radio a un submarino norteamericano. Tras acabar con la tripulación, esta última Cosa ataca al dúo protagonista hasta que Childs aparentemente se sacrifica para hundir el submarino con el ser dentro, permitiendo a MacReady escapar, quedando de todas formas gravemente herido.

The Thing from Another World: Climate of Fear (1992) continuaba la historia justo donde lo dejó la serie anterior. Sus cuatro números siguieron contando con MacReady y más supervivientes argentinos. Childs regresa para en un primer momento ayudar a los personajes, pero finalmente revelarse como la Cosa.

Portada del primer número de The Thing from Another World. Imagen: darkhorse.com

The Thing from Another World: Eternal Vows (1993-1994) dio un cambio de rumbo a la historia a través de otros cuatro números. La acción se trasladó a la localidad de Wallace Harbour, Nueva Zelanda. Hasta allí llegó un infectado a bordo de un barco pesquero, y este comienza a extender la infección rápidamente. Una vez más, MacReady llega al lugar para intentar detener este nuevo brote. Más allá de esta breve reseña, la historia de esta tercera serie fue duramente criticada ya que se alejaba mucho de las pautas establecidas tanto por sus antecesoras como por la película de Carpenter. Estirar el chicle no fue buena idea.

Asimismo, en 1993 apareció The Thing from Another World: Questionable Research, una suerte de reboot de las anteriores series (escrito por Eduardo Martín III) que se presentó como una continuación directa de los eventos de la película. Aquí no se cuenta con los supervivientes del film de Carpenter, pero sí que se hacen multitud de referencias a los trabajos del doctor Blair. El buque científico Donachek es el escenario de un nuevo brote que de nuevo acaba con un único y agonizante superviviente y una sospecha de que el ser ha sobrevivido gracias a la asimilación de un animal, como se vio en la precuela de 2011. Esta última película tuvo a la vez su propia precuela en formato cómic, The Thing: The Northman Nightmare (2011), que tiene lugar cientos de años antes de los eventos ya conocidos y cuenta la historia de origen de unos nórdicos que descubren una criatura que cambia de forma y que se esconde en una aldea desolada con pocos supervivientes humanos.

¿Es este el final de las adaptaciones del relato de John Wood Campbell Jr.? Ni mucho menos. En los últimos dos años se habla de un reboot/remake que será producido por Jason Blum y que podría contar con la colaboración del mismísimo John Carpenter. Quizá la pandemia haya frenado un poco el desarrollo de esta nueva versión, pero seguro que antes o después habrá nuevas criaturas en las pantallas de cine. Esperemos que haga honor a su creador y a la película del realizador neoyorquino, que cumple cuatro décadas el próximo junio.

Notas:

iHace unos años, el escritor Alec Nevala-Lee descubrió que Who Goes There? empezó siendo una novela más larga que Campbell terminó y tituló Frozen Hell. Tuvo que acortarla para publicarla en Astounding Science Fiction en formato de cuento largo. Inicialmente solo se encontraron referencias y notas sobre la novela completa. Pero Nevala-Lee llegó a la conclusión de que Campbell había enviado la novela completa a la Universidad de Harvard, donde todavía se conservaba en su archivo. Nevala-Lee publicó sus conclusiones en Astounding: John W. Campbell, Isaac Asimov, Robert A. Heinlein, L. Ron Hubbard, and the Golden Age of Science Fiction. Dey Street, 2018.

iiQue a día de hoy sigue publicándose como Analog Science Fiction and Fact.

iiiAsimov, Isaac: La Edad de Oro II, Colección Jet 136/8, Plaza y Janés editores, 1987.

ivLa saga se compone de tres trabajos cinematográficos, aparentemente inconexos. La Cosa es la primera de ellas, seguida por Prince of Darkness (El Príncipe de las Tinieblas, 1987) e In The Mouth of Madness (Al borde de la locura, 1995).

vThe Crawling Horror fue publicado originalmente en la edición de noviembre de 1936 de la revista Weird Tales, y luego reeditado por Donald A. Wollheim en la antología de 1959 The Macabre Reader(El lector macabro). McClusky ambientó su relato en una granja rural, hogar de Hans Brubaker y, por un breve tiempo, de su esposa Hilda. Los extraños incidentes que se suceden, compartidos por Hans con el doctor Kurt, narrador de la historia, comienzan cuando escucha el sonido de algo atacando a las ratas en las paredes. Una vez que todas las ratas han desaparecido, algo extraño le sucede al gato de la casa, y luego a los perros. Hans finalmente ve a la criatura, una especie de sustancia viscosa, transparente, cuando intenta absorber a uno de sus perros. Aunque inicialmente es capaz de repeler a esta “cosa” — McClusky la etiqueta como tal —, pronto acaba con sus perros y luego absorbe a sus vecinos, acabando por fusionarse con Hilda. Podéis encontrar el relato traducido en El Espejo Gótico mediante el siguiente enlace web: http://elespejogotico.blogspot.com/2021/02/el-horror-reptante-thorp-mcclusky.html

viMe tomo siempre a la tremenda cualquier fracaso. Pero el que me afectó más fue el de ‘La cosa’. Mi carrera habría sido muy diferente si la película hubiera sido un gran éxito…pero fue odiada. Incluso por los fans de la ciencia-ficción. Pensaron que había traicionado alguna clase de confianza y los envites fueron demenciales. Hasta el director de la cinta original, Christian Nyby, se aprestó a humillarme.” Crítica de La Cosa, por Sergio Benítez para Espinof https://www.espinof.com/criticas/ciencia-ficcion-la-cosa-de-john-carpenter

viiLa película contó con un presupuesto aproximado de 15 millones de dólares, logrando recaudar algo menos de 20 millones en Estados Unidos. No fue un éxito comercial, pero tampoco un batacazo.

viiiLa cinta estuvo dirigida por Matthijs van Heijningen y tuvo un guion de Eric Heisserer. Costando unos 37 millones de dólares, recaudó unos 79. Números discretos, pero tampoco desastrosos.

ixEric Heisserer Talks ‘The Thing’ Prequel/Remake https://bloody-disgusting.com/news/17011/

xSe puede visitar la web de la revista y leer el relato completo en el siguiente enlace https://clarkesworldmagazine.com/watts_01_10/

xiHa llegado a vender más de un millón de unidades. Cifra que hoy es bastante discreta, pero que en su momento se consideró un éxito. Hubo un conato de secuela, pero Computer Artworks entró en suspensión de pagos en octubre de 2003, lo que dio al traste con esa posibilidad. https://www.gamesindustry.biz/articles/computer-artworks-goes-into-receivership

xiiBrotherson, Corey: The Thing Q&A. Games Domain. Se puede consultar en Internet en https://web.archive.org/web/20040205082917/http://www.gamesdomain.com/articles/1319.html

xiiiToda la información sobre estas series ha sido extraída de thething.fandom.com

Acerca de Félix Ruiz

Trabajador Social de formación y apasionado de las temáticas relacionadas con el misterio desde siempre. Redactor de noticias, escritor novel, lector compulsivo y buscador incansable de preguntas que compartir con todo aquel que sea curioso y quiera saber más.

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