El ghjattu-volpe (gato-zorro) era hasta ahora un mito. Pero actualmente, un nuevo proyecto en curso en la isla mediterránea de Córcega podría terminar reconociendo oficialmente a la nueva especie. El análisis genético reciente del esquivo gato salvaje ha demostrado que el ghjattu-volpe podría ser una especie de gato salvaje previamente no reconocida. Un estatus que hoy sigue sin existir, pero la Oficina Nacional de Caza y Vida Silvestre (ONCFS) de Francia espera que su trabajo pueda ayudar a los esfuerzos para proteger a la especie y aumentar la conciencia sobre su situación. Según ha explicado el investigador Pierre Benedetti:
“Creemos que se trata de una especie natural salvaje conocida pero no identificada científicamente porque es un animal extremadamente discreto con hábitos nocturnos”.
En la actualidad existen dos especies de gatos silvestres poco conocidos en el mundo: el gato salvaje europeo (Felis silvestris silvestris) y el africano (F. silvestris lybica), aunque existe cierta controversia sobre su clasificación exacta. Asimismo, hay numerosas subespecies de estos gatos monteses, incluido el gato salvaje de Cerdeña (F. lybica sarda). El análisis científico del ghjattu-volpe aún no se ha concluido, pero los investigadores esperan que su genética pueda ser lo suficientemente distinta como para ser reconocida como una nueva especie. Para Benedetti:
“Al observar su ADN, podríamos distinguirlo del felino europeo, Felis silvestris silvestris. Está cerca del gato africano del bosque, Felis silvestris lybica, pero su identidad exacta aún está por determinarse”.
Esta especie de gato-zorro solo se puede encontrar en una pequeña franja del bosque de Asco en Córcega, una isla montañosa del Mediterráneo situada al sureste del continente francés. Parece poseer algunas características únicas que lo diferencian tanto de los gatos domésticos como de otros gatos monteses, como particular su larga cola anillada con una punta negra. De hecho, se le dio el nombre de “gato zorro” debido a su cuerpo delgado y su pelaje rojizo. Se cree que los felinos llegaron por primera vez a Córcega a través de los humanos durante la era neolítica, hace más de 8.000 años, probablemente como una forma de control de plagas.
Se pudieron ver por primera vez en 2008, según Benedetti. De hecho, los científicos analizaron los primeros especímenes unos ocho años más tarde, en 2016, después de que ONCFS capturara a una docena en la isla.
https://www.sciencealert.com/the-mysterious-cat-fox-of-corsica-may-be-a-newly-discovered-species